La demostración del Ala 49 del Ejército del Aire recreó un rescate con el lanzamiento de un bote salvavidas en la zona marcada previamente. | Marcelo Sastre

«El jefe de operaciones del barco nos dijo que no podíamos operar en aquellas condiciones, pero yo pensé en los náufragos. Había navegado ya bastante, había dado la vuelta al mundo, sabía lo que eran esas olas, la mar en esas condiciones y le dije: o lo hacemos ahora o va a morir todo el mundo porque el límite de superviviencia humano lo van a superar con mucho y es imposible». Así recordaba ayer Cristóbal Colón de Carvajal los instantes previos a la toma de una decisión arriesgada, que incluso excedía algunas «normas sagradas» en la Armada, pero que acabó siendo vital para ocho tripulantes del buque polaco ‘Kudowa Zdroj’, que naufragó el 20 de enero de 1983 a siete millas de la costa de Santa Eulària.

Colón de Carvajal, descendiente directo de Cristóbal Colón, era por aquel entonces jefe de navío y de la escuadrilla que finalmente obtuvo el visto bueno del comandante del portaaeronaves Dédalo. Junto a Colón de Carvajal, en el helicóptero ‘Sea King’ operaban el alférez Guillermo Díaz, y los cabos Corres, Aniorte y Gómez Prados. Ellos conformaban la heroica tripulación de una aeronave que escribió una de las páginas más destacadas en la historia del arma aérea de la Armada Española.
Ayer, 36 años después, Santa Eulària reconoció a los nombres propios de aquel rescate en un homenaje organizado por el Ayuntamiento y la Maestranza de Caballería de Castilla.
«No he olvidado nada de aquel día. Hay cosas en la vida que se quedan grabadas profundamente y esta es una de ellas. El impacto es brutal. Cuando sales de una actuación como aquella, esa escena se repite en sueños constantemente como una pesadilla, porque fue una pesadilla con un final feliz, pero solo en parte. Queda la tristeza de no haber podido salvar a más personas», señaló ayer Colón de Carvajal ante el auditorio del Teatro España que asistió al merecido reconocimiento.

El alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, presidió un acto al que asistieron mandos de la Armada y el ministro consejero de la Embajada de Polonia en España, Piotr Dolata.
La madrugada de aquel 20 de enero de 1983 fueron rescatadas con vida ocho de los 27 tripulantes del ‘Kudowa Zdroj’. «El comandante conocía a todos los pilotos y me preguntó: ¿sois capaces de hacerlo? y le dije que sí con un margen de riesgo que no era excesivo; lo podemos hacer perfectamente y nos dijo adelante», rememoró Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosábel, quien hizo hincapié en las extremas condiciones adversas que tuvieron que superar. «Cuando desplegamos las palas habían rachas de viento de 100 kilómetros por hora. Nos dirigimos al lugar marcado en nuestro navegador como el punto de hundimiento. Llegamos a la zona con las primeras luces del amanecer de un día horrible, cubierto de nubes, sin rayos de sol, la mar con todas las crestas de agua e iniciamos una búsqueda expansiva siguiendo unas trazas de aceite en el agua hasta dar con los náufragos (...) recogimos a un primer náufrago que estaba solo pero la operación se complicó. Estaban muy débiles. Entonces decidimos lanzar nuestro nadador de rescate. Un hombre que había en un bote saltó a la mar, pero estaba tan débil que murió allí. Al poco apareció el avión de rescate con base en Mallorca y nos repartimos el trabajo con una colaboración eficaz y maravillosa», relató el jefe del helicóptero que salvó siete vidas de una muerte segura. Otro aparato del Dédalo rescató a un octavo superviviente.

Tras el acto en el Teatro España, el homenaje se trasladó al Paseo Marítimo, escenario de una recreación y demostración aérea del rescate «más duro y complejo» realizado por el arma aérea de la Armada en sus cien años de historia.