Valentín Sainz-Pardo Uros

Valentín Sainz-Pardo conserva muchas anécdotas de su extensa trayectoria profesional en Ibiza desde que empezó a trabajar en el Área de Salud, en el antiguo S’Ambulatori, y después inauguró dos hospitales. Su trabajo está ligado a tareas económicas, montó el servicio de facturación, pero sin embargo reconoce que no le hubiera importado estudiar Medicina. Cuestión de genética.

¿Cómo empezó a trabajar en el Área de Salud?
—Estaba trabajando ayudando a un cuñado en una asesoría y me ofrecieron la posibilidad de venir a trabajar en el hospital. Una hermana ya trabajaba aquí y en ese momento se iba una chica, que llevaba la parte de facturación y admisión, y me ofrecieron el trabajo. En Can Misses empecé en admisión y posteriormente pasé a contabilidad.

Con un padre médico no se dedica a la medicina, pero trabaja en el sector sanitario.
—Éramos nueve hermanos, fallecieron dos, y ninguno hemos sido médico. Era mal estudiante. Mi hermana mayor empezó Medicina y lo dejó. No creo que hubiera ningún antecedente familiar a mi padre en la medicina. Mi hijo ha estudiado gestión de empresas deportivas y ninguno de mis sobrinos se ha decantado.

Gestiona los gastos e ingresos del Área de Salud. ¿No le miran mal cuando hay recortes?
—Te miran mal siempre. Contabilidad es muy ingrata, somos los malos de la película los que pagamos, pero no hemos tenido problemas con ningún proveedor. Sí que hemos pasado dificultades, ha habido épocas en las que se tardaba mucho en pagar. Ha habido gente de empresas pequeñas que te llamaba y daba pena. Recuerdo una empresa de Madrid que me llamo llorando porque cerraba, no le debíamos mucho dinero en Ibiza, pero vendían en toda España y en una situación de crisis había dificultades de pago y no tenían la capacidad suficiente. Eso sí me afectaba. Trabajar con la administración era muy goloso porque sabían que se iba a cobrar pero el problema es cuando se retrasaban y ellos tenían que afrontar sus pagos mensuales.

¿Cómo recuerda sus comienzos en el Área de Salud?
—Fue divertido. La gente ya lo conocía, mucha por mi padre. Recuerdo que me pusieron a archivar historias clínicas. Era divertido porque veías pasar gente de todo tipo. Era muy familiar, era un hospital pequeñito, S’Ambulatori. En aquel entonces yo tenía que ir a comprobar si los pacientes que ingresaban estaban dados de alta en la Seguridad Social e iba habitación por habitación. Me fastidiaba mucho ir a la zona de ginecología por pudor. Era donde lo llevaba peor. Conocía a todo el mundo y me facilitaron la incorporación y el trabajo.

No le ha ido mal porque ahora es jefe de Contabilidad.
—Sí, los comienzos fueron muy curiosos. Veías de todo, desde un señor persiguiendo con un cuchillo a un ingresado, a ver a gente que venía de Formentera a buscar un número para una consulta y el que los repartía contestarle que viniera el día siguiente.

Eso es impensable hoy en día.
—Imagine cómo reaccionaba la gente. Había otros que te querían pagar por hacer tu trabajo. Los comienzos eran muy divertidos. Recuerdo que en junio de 1984 se hicieron los Juegos Olímpicos en Los Ángeles, nos juntamos todos a ver los partidos de baloncesto y hacíamos también nuestro trabajo.

¿Cuál ha sido su mejor experiencia?
—He tenido muchas. Implanté el primer programa de contabilidad y de gestión de almacenes a comienzos de los años 90, me lo reconocieron y me lo gratificaron. El plus era lo menos pero sí que se tuviera en cuenta el trabajo bien hecho.

¿El peor momento?
—La primera vez que tuve que ir a a una reunión de cierre de ejercicio a Servicios Centrales a Palma. Era nuevo y desconocía el sistema, lo pasé muy mal. El interventor se cebó conmigo y salí bastante mal, pero después me llevé bien en el terreno personal.

¿Con los gerentes del Área de Salud cómo se ha llevado?
—Me he llevado bien con todo el mundo. Nunca he tenido ningún problema. Los gerentes firman los gastos, pero me relaciono más con los directores de Gestión y con ellos tampoco he tenido problemas. Hay gente con la que te ha dejado más iniciativa y otros que querían hacerlo ellos, pero no me he llevado mal.

¿No se ha planteado hacer estudios superiores?
—Me matriculé en Económicas, pero coincidió con el nacimiento de mi hijo y no seguí.

Su experiencia, no obstante, es un grado.
—Son muchos años, pero es más el trato con la gente que conlleva el puesto y de los que dependen de ti. En Contabilidad hay cinco personas. Me gusta mucho delegar y hay gente de plena confianza, que facilita mucho la labor. Igual en Facturación, que también hay cinco personas. Nos han reconocido el trabajo últimamente porque año tras año superamos las expectativas de ingresos que nos consignan desde Servicios Centrales.

¿No le da rabia que con lo que se ingresa en facturación no llegue a Ibiza todo lo que genera Ibiza?
—Claro que da rabia que no llegue todo a Can Misses. El sistema está montado así y es verdad que lo que revierte es en la comunidad.

¿Qué le dijo su padre cuando le comentó que iba trabajar en el Área de Salud?
—Mi padre no entraba en eso. Bastante tenía con manejar una familia de nueve hijos y desarrollar su trabajo. De hecho, los traía al hospital todos los días a los dos, a mi padre y a mi hermana, nos tomábamos un café y nos íbamos cada cual a lo suyo.

¿Hay otro trabajo que le hubiera gustado desempeñar en su vida?
—Me gustaba mucho el tema social, algo que tuviera relación con la gente pero no me había decantado por nada. Con la perspectiva del tiempo, hubiera estudiado Medicina. Me gustaba mucho el tema de accidentes. Me acuerdo que cuando era pequeño ayudaba a mi padre a coser a algún enfermo o a mis hermanos que siempre llevábamos alguna herida. Recuerdo de pequeño, vivíamos en Albacete, ir a la consulta de mi padre que estaba cosiendo a un agricultor una herida en el cuello que se había hecho con una hoz y a mí no me impresionaba. Dentro de la Medicina, la Cirugía o la Traumatología me gustan. Pero en aquellos momentos no me llamaba mucho la atención. De hecho, a veces me arrepiento de no haber estudiado, pero no me puedo quejar de mi vida ni de mi trayectoria. No he tenido problema con nadie y si llevo más de 30 años será por algún motivo. Monté el servicio de Facturación en él Área de Salud, antes no existía, se hacía manualmente. No me quejo de lo conseguido y ha sido hasta divertido.

¿Qué le ha aportado el trabajo en su vida?
—Un poco de todo, tranquilidad, satisfacción y llegar hasta una situación que ni me lo planteaba cuando comencé sin tener conocimientos de la administración pública. Me ha aportado muchas amistades, he conocido gente muy válida.