Algunos de los principales protagonistas de esta crisis, Balboa, Busquets, Campomar, Ensenyat y Gallardo, en la reunión de la asamblea del pasado 20 de junio en la que se ratificó el acuerdo de gobernabilidad con el PSIB y Podemos. El acuerdo no gustó a muchos militantes. El resultado fue de 81 votos a favor, 54 en contra y 16 abstenciones. | Miguel Ángel Cañellas

Més celebra está tarde una decisiva asamblea que marcará su futuro de forma irrevocable: tendrá que resolver qué dirigentes de la formación forman parte de las principales instituciones de las Islas y, sobre todo, si la actual ejecutiva debe seguir al frente de la formación hasta el congreso que debe celebrarse en marzo o si se adelanta la renovación de la cúpula, como piden muchos de sus dirigentes.

Lo que sí se sabe es que algunos militantes tienen previsto pedir la dimisión de toda la dirección para forzar de esta manera la celebración de un congreso extraordinario. Entre las bases no se entiende la exclusión de Miquel Ensenyat, Fina Santiago y Vicenç Vidal ara que ocupen cargos institucionales por lo que pedirán responsabilidades a sus dirigentes.

Dura y complicada

La asamblea se prevé dura y complicada porque hay otro sector que entiende que se ha llegado tarde y se ha negociado un mal acuerdo con el PSIB. Creen que es preciso reforzar el perfil del partido con el nombramiento de consellers que marquen carácter frente al PSIB. También creen que la elección ‘espontánea’ de Santiago, Ensenyat y Vicenç fue un error porque debe acometerse la necesaria renovación en el partido.

El malestar entre las bases es notorio ya que la mayor parte de la militancia, que daba por hechos los nombramientos de los tres cargos, se enteraron por la prensa de la drástica decisión de la ejecutiva. El malestar es general ya que las bases no entienden los métodos utilizados por la ejecutiva para apartar a quienes hasta entonces eran los candidatos seguros para ocupar cargos en el Govern de Francina Armengol y en el Senado.

Qué puede pasar

Todo está abierto, en estos momentos, a pesar de que los responsables de la ejecutiva han mantenido contactos durante todo el fin de semana para tratar de llegar a una solución de consenso. En cualquier caso, una vez alcanzado este acuerdo de mínimos tampoco se descarta que el resultado de la votación sea contrario a la tesis de la dirección, lo que provocaría una crisis de consecuencias imprevisibles.

El malestar se extiende a las dos patas de Més, el PSM e Iniciativa-Verds, por diversas razones. Los primeros están especialmente molestos por la maniobra contra Vicenç Vidal, de quien destacan su gestión durante todos estos años, y no se entiende el descabezamiento de Ensenyat. Para Iniciativa, el veto a uno de sus cargos más destacados, Fina Santiago, se ha considerado como una declaración de guerra.