Un árbol cae sobre un coche en Sant Antoni. | DANIEL ESPINOSA

Mar cálido, otra DANA, una gota fría en niveles atmosféricos altos y una borrasca en superficie. En Baleares se ha servido esta semana el cóctel perfecto para que se formen caps de fibló como el de ayer de Sant Antoni. «Se está dando el ambiente propicio para este tipo de fenómenos», había explicado esta semana la delegada de la Aemet, María José Guerrero, a una semana del primer aniversario del cap de fibló más célebre de la historia reciente de Baleares, el que cruzó Menorca de sur a norte y se llevó por delante las dos líneas eléctricas de alta tensión dejando sin luz a 39.000 abonados hasta 56 horas.

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Aquella manga marina fue excepcional, por el tiempo que pasó sobre tierra y por la trayectoria que dibujó sobre el territorio menorquín, pero Guerrero aclara que son cosas que «de vez en cuando ocurren, no es el primero de Menorca ni de Balears, cada otoño hay alguno que provoca caída de árboles».

Añadió que se da una circunstancia que puede hacer todavía «más impactante» la entrada de un nuevo cap de fibló en tierra, la lluvia que está cayendo y que lo seguirá haciendo.