Los tres Magos de Oriente salieron del puerto y recorrieron las calles de Vila, en las que recibieron el afecto de los ibicencos. | DANIEL ESPINOSA

Faltaba un cuarto de hora para su llegada a puerto y centenares de personas ya se agolpaban en la plaza de es Martell. Los bailarines de la Davinia Van Praag Dance Academy amenizaban la espera bailando a ritmos orientales una de las canciones de la película Aladín. Terminaban aplaudiendo hacia una embarcación que se divisaba junto al dique del puerto. Sus majestades, los Reyes Magos de Oriente, llegaban al puerto de Vila a la hora prevista, sobre un ferry iluminado con una gran estrella.

Tras saludar a las autoridades presentes, todo el equipo de gobierno del municipio, saludaron con paciencia y cordialidad a los niños y niñas que acudieron con sus padres a recibirles. Con algunos, incluso, tuvieron tiempo para reconfirmar los deseos escritos en sus cartas. «Estoy casi seguro de que lo guardé yo para llevártelo esta noche», le decía Baltasar a uno de los pequeños antes de ir a saludar a otro. Tras los Reyes Magos y sus pajes se agolpaban los fotógrafos y cámaras para retratar el evento.

Melchor fue el primero en subir a su carroza, un castillo anaranjado con torres de aspecto oriental. De color marrón era la de Gaspar y verde la de Baltasar. Los Reyes Magos cerraron la comitiva que recorrió ayer las calles de Ibiza, que estuvo encabezada por tres carrozas con motivos patrimoniales y una cuarta con el cartero real.

El portal de ses Taules y la Catedral en la primera carroza, acompañada de bailarinas con trajes de aspecto medieval. Dos balladors eran la parte frontal de la segunda, sobre la que estaba una enorme payesa. A la tercera carroza, con motivos patrimoniales, la acompañaba una comitiva de representantes del club de gimnasia rítmica Tánit con una fluida coreografía que simulaba las olas del mar, meciendo la posidonia. Al cartero real le acompañaban miembros de la Escuela Municipal de Disciplinas Acrobáticas con dos zancudos.

Las academias de danza Passion Dance y Davinia van Praag acompañaron con coreografías y trajes orientales a sus majestades.

Las calles estaban abarrotadas. Los caramelos volaban desde las carrozas. Algunos de sus ocupantes más jóvenes los lanzaban con tal ímpetu que el público agradecía que fueran caramelos blandos. Tras unos 20 minutos concluía el paso de la comitiva que cerraban los servicios de limpieza.

Muchos iniciaban entonces su ruta hacia Vara de Rey, donde Sus Majestades de Oriente fueron recibidos cerca de las 21.00 por el alcalde de la ciudad. Todavía les quedaba una larga noche de reparto de presentes para conmemorar aquella visita, hará dos milenios, a un portal en Belén.