Sant Antoni celebró ayer su VIII Consurso Mundial de Arròs de Matances con altas temperaturas para ser uno de febrero. | IRENE ARANGO

Sant Antoni celebró ayer uno de los días grandes de sus fiestas patronales con la VIII edición del Concurso Mundial de Arròs de Matances, que logró su récord de participación con 84 equipos, y en el que el conjunto de Aires d’es Pla de Corona se acabó alzando con la victoria.

A pesar de que el calendario marcaba uno de febrero, la jornada de ayer bien podría haber confundido con la de un día de primavera o inicios del verano, ya que el sol calentaba con fuerza y a más de uno le sobraban las capas de ropa.

Los había más madrugadores como los de la Associació Gastronòmica es Forn. «Nosotros somos de Formentera y hemos venido a Ibiza en el primer barco que salía a las ocho de la mañana, así que a las diez ya estábamos aquí montando el chiringuito», comentó Antoni Mayans, que estaba a los fogones de este equipo.

Pero la mañana es muy larga y para almorzar estos expertos culinarios prepararon una ensalada payesa con patata, corteza de bescuit, tomate, pimiento rojo, cebolla y peix sec, y una frita de pulpo.

Calles de bote en bote

Pepe Roselló, miembro del jurado, se tenía que abrir paso entre la el gentío que abarrotaba las calles para llegar hasta los diferentes puestos, y así poder verificar los procedimientos que seguía cada equipo en la elaboración del de su propuesta.

En su opinión, el arroz ganador debía estar en un punto intermedio entre que no «esté pasado y aguado, que tenga buen color, que esté entero, un poco meloso y más claro que el ‘rissoto’ que hacen los italianos», algo que debió de lograr el equipo de Santa Agnès.

Los destronados fueron Can Barri y Familia. Ángeles era su cocinera y, según afirmó, este año no variaron nada con respecto a 2019, por lo que esperaba que les «saliera igual bueno» para mantener la corona. Otra vez será.

Uno de los que lleva participando desde el principio era Joan Nicolau, chef de 4 generacions. El nombre de su grupo se debe a que en los primeros concursos Nicolau participaba con su abuela, su madre y sus sobrinas, y pese a que ahora se han dispersado sigue manteniéndolo el nombre.

Mantener las tradiciones

Otra de las tradiciones que mantiene es la manera en que prepara el arròs de matances, porque este cocinero optó por salirse de la norma y preparó el plato en una olla de barro en lugar de la paellera honda metálica, como lo hacía la mayoría.

«Una de las diferencias es que esta olla se calienta más que una olla de hierro, por lo que a la hora de cocerse el arroz se hace en menos tiempo, porque la olla retiene más el calor y ella misma ya lo cuece», relató.