La falta de actividad ha supuesto pérdidas de millones de euros en todos los sectores. | Marcelo Sastre

El bache que pasará este año la industria turística en Ibiza podría encontrar un amortiguador en el turismo residencial. Siempre desde la perspectiva de una temporada complicada y con la incertidumbre de cuándo se abrirá el tráfico aéreo con las islas (el Govern ya avanzó que esta será una de las últimas medidas que se tomen), desde el sector de las viviendas turísticas valoran que las virtudes de esta clase de alojamientos podrían «ayudar mucho a facilitar la apertura de la isla al turismo».

«Un turista que visite la isla puede percibir ese tipo de alojamientos como un entorno más privado y más seguro para ellos y sus familias que otros alojamientos con más afluencia. Además presentan una mayor flexibilidad a la hora de poder abrir o cerrar que un hotel u otro establecimiento de esta clase», apunta el presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas Vacacionales de Ibiza y Formentera (AVAT), José Antonio Llano.

Gasto
Los turistas que se alojaron en viviendas vacacionales aportaron el año pasado a la economía de la isla 264,7 millones de euros entre julio y noviembre, que es la fracción de la temporada que el sector espera salvar.

Una cifra que está muy lejos de los 1523 millones de euros que aportaron a la economía ibicenca los turistas que se alojaron en hoteles de la isla en el mismo período. Sin embargo este sector observa con más pesimismo esta temporada.

Frente a estos datos también debe tenerse en cuenta que el gasto medio individual de los turistas que se alojan en viviendas vacacionales es mayor que el que hacen los que vienen a hoteles. «El cliente que se aloja en nuestras viviendas acude más a la oferta complementaria. Hace uso del supermercado que tiene cerca de casa, alquila coches, alquila barcos, visita restaurantes...es un cliente que realiza un gasto importante en la isla», explica Llano.

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Un dato que avala el Estudio de Gasto Turístico (Egatur), que recoge que el gasto por persona fue en general entre un 25% y un 30% superior entre los usuarios de viviendas turísticas que entre los usuarios de hoteles.

Por indicar las cifras de dos meses, en agosto el gasto individual fue de 1.320 euros del turista alojado en vivienda frente a 1.081 euros del que se alojó en una habitación de hotel y en septiembre fueron 1.286 euros frente a 1.066 euros respectivamente.

Según una estimación reciente de AVAT, las pérdidas que ha producirá el cierre entre abril y junio de sus alojamientos provocará unas pérdidas de 35 millones de euros.

Reservas en julio y agosto
Siempre desde la cautela, Llano espera que la actividad pueda recuperarse en este sector en el mes de julio. Explica que en general se han cancelado todas las reservas previstas para mayo y junio, pero en julio y agosto los clientes parecen estar a la expectativa y las cancelaciones han sido muchas menos.

Espera por ello que el Govern elabore una serie de medidas que ayuden a acelerar el paso de este estancamiento de la economía que provoca la crisis sanitarias, «llámense test masivos o mejores protocolos sanitarios». En ese sentido espera que el hecho de ser un archipiélago favorezca el control de la enfermedad y, al poder controlar mejor la entrada de viajeros que únicamente pueden hacerlo por puertos y aeropuertos, se diseñe algún medio para ir permitiendo la entrada de viajeros cuando se considere posible. «Urge el salir de esta situación, porque sino llegaremos a un colapso total de la economía», señala Llano.

Apunta también el esfuerzo que se quiere hacer desde este sector para mantener abiertos los alojamientos el máximo de meses posibles a final de año para intentar paliar, en la medida que se pueda, las pérdidas que, de momento, se seguirán produciendo.