Imagen de archivo de una niña estudiando de forma telemática desde casa.

«Atípico», «extraño», «raro», «diferente», «complicado»... son solo algunos de los adjetivos usados por los profesores para definir el final de este curso escolar marcado por el coronavirus.

Joan Amorós, que además de presidente de l’Associació Profesional de Docents d´Ibiza es director y maestro en el CEIP Can Misses de Vila explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que en su centro «todo ha sido muy extraño» por cómo se ha desarrollado todo y lamentó por ejemplo «la despedida de los alumnos de 6º sin poder hacer siquiera viaje de fin de curso».

Además, los profesores se han tenido que adaptar para hacer sus clases invirtiendo muchas más horas de las normales. «Cuando se pasó a la educación telemática muchos profesores casi no desconectaban nunca atendiendo mensajes y llamadas y adaptándose para que los estudiantes pudieran concluir el curso de la mejor manera posible», aseguró Amorós.

Una adaptación que según el director del CEIP Can Misses ha supuesto un gran esfuerzo para todos. «Cuando hay una relación directa todo es más eficaz pero cuando se corrige cada comentario de manera personalizada y luego subirlo a una red o preparar vídeos para cada clase todo se alarga y demuestra que la educación presencial nunca se podrá sustituir por el valor educativo y emocional que tiene para los alumnos», concluyó.

«De la noche a la mañana»
Algo en lo que también coincide Chus, profesora en el IES Sa Blanca Dona. «Con los alumnos de 2º de Bachillerato ha sido muy duro porque de la noche a la mañana y sin previo aviso tuve que aprender a hacer vídeos, editarlos y colgarlos y usar nuevas aplicaciones para dar una clase, tardando en hacer un vídeo de 10 minutos más de dos horas». En su caso, además, ha tenido un contacto de 24 horas por whatsapp «haciendo de profesora, secretaria y tutora».

Afortunadamente, Chus contó con la ayuda de sus alumnos y con los consejos de la Comisión de Tecnología para el Aprendizaje y el Conocimiento del instituto. «Ha sido básico porque me han enseñado cómo comunicarnos y cómo se usaban las herramientas de las que he dispuesto y porque hemos tenido que pasar de 1 a 100 en un par de días».

Sus clases fundamentalmente han sido por Google Meet, un servicio de videotelefonía de Google, para «tener mayor contacto con los alumnos a las horas que debíamos tenerlas en el instituto». Para ello, Chus ponía tareas para hacer estando conectados y así solventar dudas, y después colgaba los ejercicios en Google Classroom, una plataforma de intercambio de material y de comunicación con todos ellos.

En el día ha día se ha encontrado de todo. «Ha habido alumnos que no han hecho nada durante la cuarentena pensando que solo contaría la primera y segunda evaluación y con familias pendientes de sus hijos, con otras que no y con otras que no sabían muy bien cómo acceder a las clases telemáticas». En este caso, Chus ha envíado semanalmente información a los tutores sobre cada alumno y ha intentado contactar con las familias «obteniendo en algunas respuesta y en otras no».

Finalmente, «para minimizar la picaresca» hizo en grupos de 2 o 3 alumnos, prácticamente orales, comprobando que «desgraciadamente las horas de estudio no han sido suficientes». En las evaluaciones «la consigna ha sido la de no suspender y además las materias suspendidas no se utilizaban para decidir si el alumno promocionaba o no».

Además, la profesora del IES Sa Blanca Dona lamentó que si un alumno «no había hecho nada desde marzo no se podía utilizar para bajar nota, siendo claramente injusto para los que se han esforzado todo el año».

Por su parte, Lola, profesora de inglés en Sant Antoni, también confirma a Periódico de Ibiza y Formentera que fue difícil adaptarse «porque no todos disponíamos de conexiones buenas a Internet, nadie nos facilitó un ordenador para no compartirlo con nuestros hijos y porque era casi imposible encontrar una web cam en condiciones en el marcado».

Al igual que Chus, Lola optó por dar clases a través del Google Classroom aunque «controlar que el trabajo lo hacía el propio alumno era muy difícil y nunca sabías si recibían ayuda o lo copiaban». Por ello cree que también se han desarrollado entre los alumnos valores «como la responsabilidad, la honestidad, la autonomía, la organización de tareas y tiempo o la disciplina».

También ha tenido que destinar muchas horas de su día a día. «El trabajo se ha multiplicado porque he tenido que atender a alumnos que requerían una explicación y contestar a los innumerables mails de alumnos y padres».

La evaluación también es motivo de crítica para Lola. «Desde Consellería se nos dijo que para aprobar curso contaría la nota de la 2ª evaluación y se el trabajo de la tercera serviría para subir nota y eso ha hecho que los que ya la tenían aprobada no se molestaran mucho, y además, los exámenes online para superar curso no ofrecían muchas garantías».

Profesores de E.Física
Mención aparte merecen profesores como Samuel, que imparte Educación Física en el CC Can Bonet. «No he parado de documentarme para hacer vídeos cada semana en casa sin el espacio y el material que hay en el colegio y buscando la manera de que los niños lo pudieran hacer sin que les supusiera demasiado problema».

Además, en su caso, elaboraba vídeos distintos para cada uno de sus cursos llegando a trabajar algunos días desde las 09.00 hasta las 23.00 horas sin tiempo apenas para comer. «No puedo hacer lo mismo para un niño de cinco años que para uno de diez, porque su cuerpo y su energía no es la misma». E, incluso, todo se complicó cuando «tenía que corregir los ejercicios sobre fotos o sobre vídeos que le enviaban».