Los reyes saludan a la multitud congregada en el Passeig de ses Fonts. | Toni P.

Varios miles de personas se congregaron ayer en las calles de Sant Antoni de Portmany para presenciar la visita que hicieron los reyes, Felipe VI y Letizia a la localidad ibicenca.

A su llegada junto a s’Arenal fueron recibidos por el alcalde Sant Antoni, Marcos Serra, quien hizo de anfitrión durante la visita. Muchos de los bañistas que estaban en la playa, que quizás ni siquiera sabían de la visita real, se levantaron a curiosear por el revuelo de cámaras y los vítores al rey y la reina que se escucharon desde su llegada.

El recorrido por el pueblo de Portmany les llevó primero a los puestos de artesanía instalados en el Passeig de ses Fonts. Allí, distribuidos en cinco puestos había siete artesanos de Sant Antoni con muestras de instrumentos musicales ibicencos, espardenyes, elementos de la vestimenta tradicional de fiesta de las payesas, cestos de mimbre y senallons de esparto.

La reina Letizia mostró especial interés por el puesto de espardenyes, donde le preguntó a la artesana tanto sobre la confección de la estructura de hilo que rodea el pie como la forma de hacer la suela de esparto. También estuvieron unos minutos curioseando en el puesto de instrumentos musicales, donde les pareció curioso el tamaño de las castanyoles y el alcalde de Sant Antoni les invitó a acercárselo a la mascarilla y sentir el intenso olor a enebro «que llegaba a traspasar la tela», según Serra.

Los monarcas pararon en cada uno de los puestos y mostraron su interés por los oficios tradicionales, bromeando también con los artesanos.
Subieron por la calle Bisbe Torres hasta la plaza de la iglesia, donde les esperaba el párroco, Francesc Xavier Torres Peters. El sacerdote e historiador les explicó brevemente cada uno de los elementos visibles desde la fachada de la iglesia-fortaleza de Sant Antoni y un poco de su historia.

Tras un posado de las autoridades junto al sacerdote frente al patio de la iglesia fue el turno de la exhibición de ball pagès que corrió a cargo de la colla Brisa de Portmany. Finalmente, se autorizó que se hiciera la muestra de baile, que en un principio se había dudado si se debía realizar debido a las restricciones sanitarias.

Al son de la flaüta, el tambor y las castanyoles salieron los miembros de la colla desde uno de los soportales del patio de la iglesia. Tanto la Reina Letizia, junto a Marcos Serra, como el rey, junto a Torres Peters, hacían continuamente preguntas sobre los diferentes movimientos de los balladors que interpretaron el baile tradicional de las bodas payesas, primero con el baile lento de los novios para dar posteriormente paso a un ritmo más alegre en el que partcipan otras parejas.

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Allí mismo, tras la exhibición de baile, las autoridades hicieron entrega de los regalos que habían preparado el Consell d’Eivissa y el Ayuntamiento de Sant Antoni como recuerdo de su visita a la isla.

El alcalde de Sant Antoni le pidió permiso al Rey, en tono de broma, para entregarle a Letizia un anillo de prometida de oro de estilo tradicional ibicenco con un corazón y una llave. «Tradicionalmente, el significado es que la llave es la de la casa del prometido y su corazón. Yo le he dicho a la Reina que le entregábamos la llave del pueblo y el corazón de los portmanyins», explicó Serra. Al Rey Felipe VI le entregaron un alfiler con un botón del traje tradicional de payés. Por su parte, el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, les dio a los Reyes un obsequio para sus hijas, dos vestidos del diseñador ibicenco Tony Bonet y dos cestos de Dolors Miró Ibiza.

Poco a poco, saludando a las personas que abarrotaban las calles de Sant Antoni, la comitiva bajó por la calle Sant Mateu. Antes de alcanzar el muelle de pescadores se acercaron a conversar con algunos de los ciudadanos que se habían acercado a verles.

Junto al muelle de pescadores les esperaba toda la corporación municipal de Sant Antoni y los alcaldes de Sant Josep, Josep Marí Ribas Agustinet; de Sant Joan, Antoni Marí Carraca; y la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer. Los concejales iba todos con la misma mascarilla blanca y el lema visit ‘Sant Antoni’ en color azul.

No podía concluir la visita sin dar cuenta de los oficios del mar. Cuatro embarcaciones, llaüts de pesca, esperaban amarrados tras sus propietarios a la llegada de los reyes. Se trataba del Querida Lolita, el Bohemio, el Montse y el Eos. Cuatro embarcaciones tradicionales que todavía salen a faenar.

El concejal de Economía, Xicu Cardona, miembro de la cofradía de pescadores de Sant Antoni, les explicó a continuación las diferentes artes de pesca que se utilizan en la cofradía, desde las redes para la pesca del gerret a las trampas de madera para atrapar a las preciadas langostas rojas. Se encargó de ayudarle en las explicaciones Toni Bonet, de 89 años, el artífice de las trampas de artes tradicionales de pesca.

Tras tomarse varias fotografías de recuerdo con los pescadores y los miembros de las instituciones, los reyes subieron al vehículo oficial. Eran las 19.15 horas, un cuarto de hora antes de lo previsto.