Varios pasajeros del vuelo de Madrid, saliendo de la terminal ibicenca. | IRENE ARANGO

Ibiza vive actualmente enmarcada en una restricciones de movilidad severas con un toque de queda a las 22.00 horas, pero en el aeropuerto se respira una cierta movilidad. Ayer no parecía que en los vuelos de la mañana los pasajeros viniesen a un lugar con una situación epidemiológica complicada. Tampoco había mucha concienciación con las palabras de las autoridades sanitarias que piden que la movilidad se mantenga al mínimo, y que avisaron de que el virus había entrado en Ibiza por los propios habitantes de la isla que residen en otras ciudades y que volvieron en verano por vacaciones. El espacio aéreo está abierto para Baleares y aunque algunas comunidades se hayan cerrado perimetralmente, las normativas permiten volar por trabajo y para volver al lugar en el que estás empadronado.

Muchos de los ibicencos que trabajan o estudian en las grandes ciudades de la Península llegaron ayer a la isla para pasar el puente con sus familias. Así ocurre con Juan y María García, dos universitarios que volaron desde Madrid para desconectar un poco de los estudios y pasar unos días en su casa.

También hay historias de amor, como la de Elena. Que fue otra de las llegó en el vuelo de Madrid, donde trabaja, para ver a su novio. «Las cosas están complicadas con todo esto del coronavirus y si nos confinan no sé cuánto tiempo pasaría hasta que nos pudiéramos volver a ver», explicó.

En una línea parecida a los anteriores se manifestó José Rodríguez, que aterrizó en Ibiza donde está empadronado para pasar los próximos días antes de volver a Madrid.

Otros, como Cristina, estaban de vuelta a la isla tras viajar a Madrid para resolver unos trámites personales. También los había que volvían para trabajar después de haber estado unos días en Madrid o quienes tienen negocios en las dos ciudades. Por contra, y es normal con la situación que vive Ibiza, turistas pocos se dejaron ver.