Pescaderías y carnicerías acaparaban ayer buena parte de la clientela en el Mercat Nou, que guardó colas para que no falten esta noche los mejores productos del mar y la tierra. | Arguiñe Escandón

Mercat Nou de Ibiza. 12 horas. Víspera de Nochebuena y Navidad. La escena podría ser calcada a la de las Navidades del 19, como si nada hubiera ocurrido, excepto que los clientes llevan mascarillas y deben frotarse las manos con gel a la entrada. La gente se arremolina por los pasillos y guarda cola en pescaderías y carnicerías, sobre todo.

Las distancias se mantienen de aquella manera en este ir y venir de puesto en puesto. Se diría que la pandemia no ha podido con la tradición de llevar a casa marisco y productos delicatesen en estas fechas. Tampoco han cambiado apenas las tendencias ni los precios, o al menos han subido poco, según coinciden vendedores y compradores. La gamba roja ibicenca llega hasta los 110 euros el kilo y la almeja grande está a 32, pero las pescaderías aseguran que las ventas van bien y que estos días se está notando en la caja, su agosto particular de un par de semanas que les anima a seguir adelante, porque ya han visto cómo algunos puestos han tenido que cerrar o han cambiado de propietarios.

Más almejas, menos mero
El mercado permanecerá abierto hoy hasta última hora, y se espera asimismo una jornada muy ajetreada porque todavía buena parte de los clientes deja las compras para el último momento. Siempre falta algo o se añade «un detalle de marisco» para la cena de hoy o la comida de mañana.

Carmen Moya vende percebes, mejillones o camarón como el año pasado, aunque ha bajado notablemente la demanda de mero al corte, a 38,50 euros, que antes se consumía mucho más. La rotja de costa se acerca a los 50 euros el kilo, y también tiene tirón estos días para el bullit de peix, aunque lo que más salida tiene es el rape, las almejas o las gambas, cuyo precio oscila en función del puesto, explica María Rosa, «y la lubina grande también», añade a toda prisa sin dejar de atender a una señora mayor. Estela, de la pescadería Chorat, reafirma que el negocio está yendo bien estos días, por las fiestas, y que se está vendiendo «de todo y prácticamente con el mismo volumen que el año pasado; apenas lo hemos notado». El rape, la almeja gallega, las cigalas y la morralla para el caldo es lo más solicitado.

Jamón italiano y paletilla
Alessandro, del puesto ‘gourmet’ de productos italianos Mencanta, también está contento. Es de los nuevos en la plaza. Su producto estrella es el San Daniele, un jamón más crudo y dulce que el español. También está vendiendo mucho queso con trufas, el parmesano selecto o el wagyu bresaola premium, una verdadera delicia.

Para los clásicos, Jaume despacha en su carnicería, una detrás de otra, paletilla de cordero a 13,99 el kilo o pollo relleno a 12,50, así como el pavo, a 4,70, nada que ver con los precios de la cigala ibicenca, que llegan hasta los 98 euros el kilo. El capón, la pularda o el faisán, solo por encargo, pero en Ibiza no se estilan. El negocio le va bien en su primer año en el ‘mercat’. Asegura que los precios se han mantenido y que el Ayuntamiento y el Consell “están ayudando lo que pueden” para afrontar la crisis económica.

Para Dania, de la frutería y verdulería ‘Fruita i camp’, también es su primera Navidad con el puesto y asegura que la caja va bien estos días y se mantienen todo el año. También tienen cola a estas horas, y lo que más le piden es la verdura para preparar un buen caldo.

En la pastelería Montiel, sin embargo, la cosa va más floja, «mucho más floja que el año pasado», explica Berni, que se esmera en la atención a los clientes que se interesan por los surtidos navideños de polvorones, mazapanes o mantecados de La Estepa. «Lo que no vendamos en esta semana lo tendremos que tirar», lamenta.

Los precios
Juan y Luisa llevan 200 euros de presupuesto para comprar todo para la cena de hoy (para dos jóvenes parejas), «y si sobra, para mañana». No saben si han subido o bajado los precios porque no son habituales del ‘mercat’, aunque andan haciendo cuentas «porque luego falta el vino». Al final, se inclinan por las paletillas de cordero, todo un clásico en Navidad, antecedidas por unos meritos a compartir y dos kilos de mejillones: «Esto es lo típico, no?».

Carmen solo ha venido a comprar castañas. Guarda cola en un puesto que debe ser de los pocos que las tienen. Compró un gallo de San Pedro hace dos semanas para congelar y esa será su cena de Nochebuena. Tampoco ha notado que hayan aumentado los precios especialmente.

María Jesús hace las compras sin reparar en el presupuesto. Guarda cola-covid para comprar marisco. Es habitual del mercado. Ya tiene el corderito lechal y ahora le faltan unas nécoras, «que han subido el doble».

Hipólito cenará, como tiene por costumbre, merluza y codornices. Tampoco nota la diferencia de precios, aunque una señora que está a su lado indica que sí que han subido estos días. «Bueno, pasa todos los años», dice, como las aglomeraciones el 23 y el 24 de diciembre en el Mercat Nou, que, a pesar del virus, anticipan una Nochebuena y una Navidad tradicionales en la mesa, con restricciones, eso sí, pero que permiten a los puestos trabajar a tope durante estos días grandes de verdad para los mercados. De momento, esta tradición sigue igual (pero con mascarilla).