Imagen de archivo de la llegada de una caja de vacunas contra la COVID-19.

El descontrol del coronavirus en las Pitiusas puso patas arriba la estrategia de vacunación. Lo que en un principio eran unos grupos definidos que esperaban su turno, terminó siendo un abanico mucho más amplio en el que los profesionales sanitarios eran los que demandaban la vacuna.

El delegado del sindicato médico Simebal, David Fernández, en el programa de la TEF Bona Nit Pitiüses, aseguró que se habían vacunado «decenas» de personas antes que algunos profesionales de primera línea. Habló de un «error de diseño» en la estrategia, ya que hubo «profesionales de otros servicios que han pasado a ejercer como primera línea como psiquiatría o el servicio de rehabilitación, y se vacunó a administrativos, liberados sindicales o otros profesionales antes que a estos».

Desde el Área de Salud de Ibiza y Formentera señalaron ayer que «no todo es perfecto y seguro que se podría haber hecho mejor, pero es un proceso complejo en el que surgieron dificultades». Explicaron que existía una estrategia de vacunación que se fue cumpliendo en la que se diferenciaba a los profesionales de primera línea, del resto.

Dentro de la primera línea se encuentran trabajadores que están en contacto directo con pacientes del virus en las plantillas de Can Misses, Formentera, los centros de salud, los trabajadores de las concesionarias y la sanidad privada. En estos dos últimos grupos son ellos mismos los que se encargan de recoger sus necesidades y pasar los listados con las personas que deben ser vacunadas al Área de Salud.

Así pues, una vez que existían estas listas, se crearon dos frentes de vacunación. El primero en Can Misses, llevado por las enfermeras del servicio de salud laboral, que se reforzó con cuatro enfermeras más. Aquí son citados los profesionales de Can Misses, sanidad privada y concesionarias.

Noticias relacionadas

En paralelo, está el dispositivo creado por Atención Primaria que va vacunando en los centros de salud. Este dispositivo también se desplazó a Formentera. En este desplazamiento se aprovechó la logística para vacunar a los trabajadores y usuarios del centro día. Además del hospital y el centro de salud.

Descontrol de casos
Desde el Área de Salud explicaron que cuando se estaba llevando a cabo esta estrategia llegó la explosión de contagios tras las fechas navideñas que cambió todo el paisaje médico. Muchos profesionales de primera línea quedaron de baja y para gestionar la situación se ampliaron las unidades covid con personal que en principio no era de atención directa al covid, pero que sí terminó siendo de primera línea.

Cabe recordar que el hospital para hacer frente a los numerosos ingresos habilitó, además de las zonas ya existentes de Ca na Majora, Unidad F de Medicina Interna y UCI, la Unidad G, Traumatología, Cirugía y, en paralelo, se amplió la UCI fuera de su espacio natural hacia la URPA y CMA, haciendo que facultativos de otros servicios pasasen a atender paciente covid.

Con esta presión asistencial, el gran número de bajas y una situación de descontrol epidemiológico, la estrategia inicial se vio superada. Desapareció la barrera imaginaria que separa al personal de primera línea del resto de los profesionales y cambia el modus operandi. Inicialmente, el sistema había sido citar vía telefónica y vía email, pero, en esta situación, se creó un teléfono para que fuesen los propios profesionales los que solicitasen la cita para vacunarse.

Desde el Área de Salud defendieron que en esta nueva estrategia la prioridad siguió siendo los profesionales de primera línea. Además, se comenzó a vacunar a profesionales que no eran de primera línea, pero ahora sí estaban en contacto con el virus. Por último, reconocieron que también hubo dosis para algunos profesionales que pese a no estar en contacto con el virus solicitaron la vacuna.