Daniel Tur regenta la cafetería del Eroski de Ses Païses desde hace 20 años. Como buena parte de su sector, está teniendo que adaptarse a estos tiempos con imaginación, al igual que la mayoría de sus colegas de gremio. En su caso, los cambios que está adoptando no solo van enfocados a la supervivencia de su negocio sino que también mira para quienes más lo necesitan.

Daniel es consciente de que la dificultad del momento salpica a todos en distinta medida y, por eso, ha adaptado los precios de sus productos a los precios más bajos posibles, «lo justo para cubrir los gastos», afirma Tur. La solidaridad que ofrece Daniel, que a la hora de calcular el precio de sus productos ni siquiera ha añadido el coste del sueldo de su empleada, o la luz y el alquiler del local, es el reflejo de la solidaridad y ayuda que él también está recibiendo, al menos desde de la dirección de Eroski. Por parte del director de esta cadena, Antonio Moya, sólo ha recibido facilidades tanto a la hora de pagar el alquiler por el local, como a la hora de facilitarle entre tres y cuatro plazas de parking del recinto para poder montar una terraza el día que eso sea posible. Allí podrá intentar reponerse del revés que le está suponiendo la pandemia con la posibilidad de montar hasta seis mesas.

Ayudas

De esta manera, las únicas ayudas que ha recibido han sido por parte de la cadena que aloja su negocio. Por parte del Gobierno, Daniel sólo ha podido aprovechar la medida del ERTE al tener que prescindir de una de sus trabajadoras. Ahora trabaja él con Isabel, su cocinera. Las complicaciones a la hora de cumplir las condiciones necesarias para presentar las solicitudes, sumadas a la incertidumbre a la hora de tener que devolverlas, ha echado atrás las intenciones de Daniel a la hora de aferrarse a las ayudas institucionales disponibles.

Ofertas solidarias

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Hasta la llegada de la pandemia, la oferta de esta cafetería era la habitual en este tipo de negocio: cafés, desayunos y también pollo al ast para llevar. Tras la llegada de las restricciones, las ventas han caído hasta un 70%, por lo que han tenido que adaptar la oferta habitual. Frita de polp y croquetas caseras son dos de sus nuevos platos estrella derivados de la pandemia. Han bajado los precios hasta un nivel casi de subsistencia: hasta un 50% menos. «La gente está muy mal, ves que te pagan con monedas cada vez más pequeñas y pregunta por el precio de todo, así que nosotros también ponemos de nuestra parte para echar una mano a quienes lo necesitan», argumenta Daniel.

De esta manera, se podría decir que las ofertas de esta casa no son ofertas por su supervivencia sino que serían ofertas por solidaridad. Plato del día por cuatro euros, desayunos de café y bollería por dos euros, croquetas caseras y tapas a precios irrisorios o pollo con una barra de pan y una bandeja de patatas «mucho más abundante de lo habitual» por 11 euros. Daniel intenta hablarnos de una oferta respecto al pollo que vende para llevar. No acaba de quedar claro en qué consiste la oferta hasta que explica que muchas veces le llegan clientes «en una situación económica dramática, que en otras ocasiones se llevaban un pollo entero pero ves que te piden medio porque no tienen para más, entonces le sirvo el pollo entero y le doy una barra de pan. Es nuestra manera de ayudar en estos tiempos».

Lamenta que, según su opinión, se esté culpando injustamente a la hostelería de ser un foco de contagios. Además, en su línea solidaria, no solo pone a su sector como víctima de estas medidas «equivocadas», según Daniel, pone el foco también a la cantidad de proveedores que también se están viendo perjudicados por el cierre de la hostelería. Propone que se pongan normas coherentes y firmes pero que se deje trabajar a este sector, en caso contrario, las ayudas que se ofrecen deben ser más sencillas y ágiles a la hora de tramitarlas y más justas a la hora de ofrecerlas.

Ofertas solidarias

También reconoce que que está perdiendo dinero mes a mes, que está tirando de sus propios ahorros y que éstos tienen un límite. Ha tenido que reducir el horario, ahora de 08.30 horas a 15.00 horas, y la caja también se ha visto sustancialmente reducida: «En un buen día podemos hacer 100 euros, pero otros como el lunes pasado, hacemos 40», se lamenta Daniel. Espera que este verano se pueda trabajar con relativa normalidad y que mejore el panorama y así poder empezar a cubrir las deudas que está generando esta dura temporada. «Pero si este verano no mejora sí que habrá que ir pensando en buscar otra cosa», se pone como límite Daniel, antes de hacer una pausa para coger aire y con lágrimas contenidas reconocer lo dura que está siendo esta etapa: «Mentalmente es agotador; cuando estás con gente aguantas la sonrisa y el buen humor, pero cuando te quedas solo… buff», explica y hace una nueva pausa para contener las lágrimas.