Control policial la madrugada del pasado domingo en Figueretes.

Las nuevas restricciones anunciadas el lunes y aprobadas ayer por el Govern han supuesto un duro golpe para la hostelería ibicenca. Los principales actores se vuelven a sentir como los principales señalados y no creen que estas medidas vayan a frenar la expansión del virus. De hecho señalan hacia los botellones y las fiestas ilegales y piden más recursos y policía para poder controlar estas actividades.

Cabe recordar la nueva normativa restará una hora a la hostelería, ya que el cierre se adelanta a la una de la madrugada. Además, también se reduce el número de personas por mesa. El interior queda reservado a cuatro comensales, mientras que en espacios exteriores este número será de ocho.

Desde Pimeef Restauración mostraron ayer su tristeza por estas nuevas restricciones. «Me da pena que tengamos que estar otra vez así. Teníamos la esperanza puesta en la desescalada que fue muy lenta y prudente. Pensábamos que no tendríamos que dar pasos atrás...», lamentó Verónica Juan.

La presidenta de la patronal remarcó que los bares y los restaurantes no son el foco de contagio: «Sabemos que el problema son las fiestas ilegales y los botellones que está protagonizando el sector más joven de la sociedad, que todavía no está vacunado del todo». En esa línea se mostró más favorable a que se mejore «el control de acceso a las islas con cribados masivos que detecten a los contagiadores» y agilizar el ritmo de vacunación, que «es lo que puede marcar la diferencia con el año pasado». Además, pidió a las autoridades que se tenga más en cuenta la presión hospitalaria que la incidencia acumulada, ya que con la vacuna la mayoría de los casos son asintomáticos.

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Pocos efectivos
Por último, aunque se mostró favorable al aumento de las sanciones a los botellones y las fiestas ilegales, cree que el efecto disuasorio «será mínimo porque no hay efectivos para controlar todo esto». Además, Juan consideró que muchos turistas «ni se enterarán de estas normas». En ese sentido, sentenció: «Consideramos que el cierre de una hora y la limitación de mesas, tendrá poca incidencia en la propagación de virus y mucha en la gestión de un restaurante. Cerrarás el restaurante y la gente se quedará en la calle. No estamos bien a nivel sanitario y vemos perplejos como el tema de las fiestas ilegales se está convirtiendo en un arma arrojadiza entre instituciones, cuando deberíamos estar trabajando todos juntos en busca de una solución».

En una línea muy similar se manifestó Juan Olmos de la Asociación de Bares y Restaurantes de Ibiza (ABRE). «Todos hemos visto como están las calles a partir de las dos de la mañana que es cuando cierra la hostelería, con macrobotellones, concentraciones enormes de gente en el puerto, en las playas, en parkings… O ponen medios policiales para cortar estas aglomeraciones o no se solucionará este problema», aseguró.

Olmos fue contundente y aseguró: «Obviamente no terminamos de entender estas medidas, creemos que no van a solucionar nada. Es verdad que hay muchos contagios, pero nos parece incongruente en las declaraciones del Govern y del Consell que ellos mismo llevan meses anunciando que la mayoría de los contagios están entre personas de entre 13 y 25 años. Esta franja de edad son personas que no acuden a la hostelería por motivos económicos». «Entendemos que la hostelería no es el culpable. No es la base del problema. Atajando la hostelería, no vas a atajar el problema», insistió.

«Al final, la hostelería somos los que creamos trabajo, pagamos nuestros impuestos, respetamos las normas sanitarias. Los contagios son en los otros sitios y seguirán ocurriendo. Al cerrar a la una, se juntará más gente en la calle. Somos una vez más la cabeza de turco. Se limita la hostelería porque es lo más fácil, pero no es lo más efectivo», concluyó.