Isaac Pérez Riera el viernes por la tarde en el Museu d’Art Contemporani d’Eivissa. | Marcelo Sastre

El joven violinista ibicenco Isaac Pérez (Ibiza, 1995) tiene un fin de semana intenso musicalmente hablando junto a su compañero, el pianista mallorquín Albert Colomar. Este sábado, a partir de las 21.00 horas, protagonizarán el segundo concierto del Festival Internacional de Teatro que se celebra en el Centre Cultural de Sant Carles con un repertorio que incluye Sonata para violín y piano número 2 Op, 82 Española, compuesta en 1934 por Joaquín Turina; Elegía para violín y piano del vasco Jesús Guridi; Seis sonetos para violín y piano, creada en 1921 por Eduard Toldrà; la Sonata para violín y piano que creó en 1971 Enrique Granados y la pieza Danza Española que forma parte de la ópera La vida breve, escrita por Manuel de Falla en 1904. Además, este domingo, repetirá en el Museu d’Art Contemporani a las 12.00 horas con otro concierto en el que el repertorio será muy parecido.

* Festival Internacional de Música de Ibiza. Sábado 21 de agosto a las 21.00 horas en el Centro Cultural de Sant Carles. Entrada 5 euros.

* Concierto en el Museu d’Art Contemporani d’Eivissa. Domingo 22 de agosto a las 12.00 horas. Museu d’Art Contemporani d’Eivissa (Dalt Vila). Gratis. Entradas en mace@eivissa.es

A su corta edad, Pérez está considerado como uno de los violinistas de España con mayor proyección habiéndose especializado en piezas de música española de compositores de los siglos XIX y XX, algo que no es muy frecuente. Tras comenzar a estudiar violín a los 7 años en el Conservatorio Profesional de Música y Danza Catalina Bufí de Ibiza, cuando terminó el grado profesional con mención de honor, en 2014 se mudó a Mallorca para continuar su formación en el Conservatorio Superior de Música de las Islas Baleares. Allí, conoce de primera mano la música de cámara y de orquesta, que le conquista y le permite tocar con la Orquesta del Conservatorio Superior, la Orquestra Simfònica de les Illes Balears y en el Festival Internacional de Música de Deià.

Cuatro años más tarde, en 2018, es aceptado en el Conservatorio de Música de Utrecht de los Países Bajos, para cursar el Máster de interpretación de violín con Clara Leurs, alumna del prestigioso Itzhak Perlman, conociendo al que es ahora su compañero sobre los escenarios, el pianista mallorquín Albert Colomar Rodríguez (Palma, 1993).

La estancia en los Países Bajos fue muy fructífera para Isaac Pérez. En junio de 2020 realizó su recital de fin de máster con excelentes críticas a su sonido, musicalidad y energía, llegando a formar junto a compañeros del Conservatorio de Utrecht el cuarteto de cuerda Alban Kwartet, especializado en música de la Primera y la Segunda Escuela de Viena.

También ha formado parte de orquestas nacionales e internacionales como la Neue Philarmonie München, la Jove Orquestra Nacional de Catalunya, la Orquesta Filarmonía de Granada, la Orquestra Simfònica de les Illes Balears y en 2019 recibió el Premio Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo de Madrid.

—Después de un año muy duro marcado por el coronavirus y de estar estudiando en Países Bajos, regresa para actuar este fin de semana en Ibiza. ¿Cómo se siente por actuar en su tierra?

—Estamos los dos con mucha ilusión y con muchas ganas de que venga la gente después de que el coronavirus restringiera tanto las actividades de carácter cultural. Además, es la primera vez que tocamos juntos en Ibiza lo que hace que la ilusión sea aún mucho mayor.

—Este sábado actúa en el marco del Festival Internacional de Piano de Ibiza. Por el prestigio del festival, ¿qué supone esto para su carrera?

—Un gran empujón al dúo que formo junto a Albert Colomar. Lo cierto es que nuestra participación se dio un poco por casualidad. Yo me enteré de que existía el concurso y sabiendo que tiene tanto prestigio me puse en contacto con ellos en mayo proponiendo a la organización un programa de piano y violín. Rápidamente me dijeron que sí, aceptaron y lo cierto es que han sido muy amables y nos han dado muchas facilidades.

—Ustedes son dos músicos jóvenes con gran proyección, uno de Ibiza y el otro de Palma. ¿En Baleares hay cantera en la música clásica?

—Diría que sí, pero no solo en Baleares sino también en España e, incluso, en Europa. Hay muy buen nivel en general y hay muchas orquestas jóvenes en las que se pueden conseguir oportunidades si te lo trabajas. Además, los jóvenes españoles no tenemos miedo a salir fuera de nuestro país para seguir formándonos y conseguir nuestro sueño.

—¿Hay muchos músicos jóvenes en el extranjero?

—No lo sabes tú bien. En la cantina del máster de Países Bajos solo escuchabas español. Y no es el único lugar. Somos muchos españoles (Risas).

—¿Cómo recuerda sus inicios?

—Muy bonitos. Yo empecé en el conservatorio de Ibiza con siete años porque era algo que me gustaba mucho. Después, como en otros ámbitos de la vida, tuve mis altibajos hasta que según iba creciendo le fui cogiendo cariño al violín y decidí terminar los estudios.

—¿Y por qué se marcho a Mallorca?

—Fue una decisión que había que tomar si quería seguir dedicándome a este mundo y ser profesional. Al final, con el tiempo, creo que fue la correcta porque allí mejoré, seguí creciendo como músico, conocí mucha gente e, incluso, formé un cuarteto de música de cuerda y un trío con piano y chelo. Además, empecé a tocar en orquestas y poco a poco, a base de esfuerzo, todo acabó yendo rodado. Y hasta hoy, a punto de dar dos conciertos junto a Albert, al que conocí en Países Bajos.

—Es usted aún muy joven, ¿pero tiene algún compositor que le haya marcado?

—Pues aunque suene un poco aburrido te diré que no tengo un compositor favorito por encima de los demás. Es cierto que me gusta mucho el compositor y pianista soviético Dmitri Shostakóvich. Sobre todo sus conciertos de cuerda. Pero también me encanta la parte de violín del alemán del romanticismo Johannes Brahms o del finlandés Jean Sibelius. No te sabría decir porque lo cierto es que me gusta escuchar a muchos, sin centrarme especialmente en ninguno.

—Seguro que se lo habrán preguntado muchas veces, ¿pero escucha otro tipo de música que no sea la clásica?

—(Risas) Por supuesto. También me gusta el rock, el pop o el blues. De hecho, en Ibiza, cuando tenía 15 o 16 años formé parte de una banda llamada Diferentes en la que yo tocaba la guitarra eléctrica con un repertorio muy completo. Sin embargo, luego al irnos a estudiar fuera no seguimos con el proyecto aunque seguimos en contacto porque somos buenos amigos.

—¿No cree que desgraciadamente la música clásica no acaba de llegar a los jóvenes?

—Es cierto. Solo tienes que ver el público que acude a los conciertos como los que daremos el sábado y el domingo. La media de edad es casi de cincuenta años para arriba. Es una pena que la gente joven no se anime a venir, lo vea como algo aburrido y no se atreva, porque estoy seguro que cuando descubran la música de cámara encontrarán un mundo maravilloso y más animado que lo que parece en un principio.

—¿Cuál creen entonces que es el problema?

—Es un tema complicado que no se entiende mucho porque en los conservatorios, tanto de España como de fuera, hay mucha gente joven con mucho talento y muchas ganas, y además hay muchas orquestas jóvenes con un gran nivel.

—¿Tal vez ayudaría que músicos jóvenes como ustedes dos fueran a los colegios y a los institutos para explicar su experiencia y normalizar la música clásica?

—Podría ser. Tal vez ayudaría a sembrar una pequeña semilla de curiosidad en muchos de ellos para luego empezar a investigar y a venir a los conciertos. Sin embargo solo seria una parte. El resto también depende de los profesores ya que a todos nos engancha una asignatura o un tema por lo bien que nos lo hayan explicado.

—¿El boca a boca funciona?

—Sin duda. No hay mejor promoción que alguien, tenga la edad que tenga, hable a otro bien de ti.

—Después de estos dos conciertos en Ibiza, ¿cuáles son sus proyectos juntos como dúo de violín y piano?

—Fundamentalmente queremos seguir trabajando juntos a pesar de que yo me mudaré a Barcelona y Albert esté en Palma. Nos llevamos muy bien y estamos seguros que esto no será un problema para seguir dando conciertos en los que podamos explorar un repertorio mucho más amplio. Además, en mi caso yo seguiré tocando siempre que me dejen con mi cuarteto.