Joan Tur dirige su empresa Solsulet en Ibiza y, al igual que otros sectores, desde hace meses está sufriendo las consecuencias de la crisis mundial de suministros y subida de precios. Su negocio está dedicado a la energía solar fotovoltaica, una de las especialidades más afectadas puesto que prácticamente todo el material que utilizan procede de lugares como China.

Según explica, el precio de materiales que pueden contener silicio o aluminio «están subiendo día a día y no podemos hoy asegurar un precio porque mañana habrá cambiado». Otro problema añadido es la escasez que están detectando en algunos artículos.

Para no tener que estar variando continuamente los precios de venta, Tur asegura que realizan todos los cálculos posibles, buscando fórmulas para abaratar costes y asegurarse el material.

Al igual que en otros sectores, el empresario reconoce que en marzo comenzaron a notar esta problemática, «aunque ahora sí que se está sufriendo de verdad con contenedores que no llegan y todo que ha subido de precio».

Según reconoce, esta situación llega en un momento en el que la gente de Ibiza está «más animada que antes» y muestra más interés por las energías renovables. El cambio estaría motivado por el temor al «gran apagón» y el encarecimiento de la electricidad.

«Hay más ánimos que antes, principalmente por la alarma social. Es el efecto que provoca y ya se habían agotado los hornillos o linternas y hay más interés por la energía solar», destaca Tur. «Sube el interés, pero sufrimos una contrariedad como la falta de material», reitera.

Para hacerse con sus compras, los clientes pueden aguardar esperas de un mes y medio aproximadamente, cuando antes se hacían con ellas «de un día para otro», dice Tur.

Desde la Asociación de Empresarios de Montajes e Instalaciones Eléctricas de Ibiza y Formentera, el presidente Juan Manuel Díaz también asegura que la crisis mundial les está afectando «bastante, muchísimo diría yo, y ya se están notando retrasos en muchas cosas».

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Esperas de cinco meses
Entre sus más de 70 asociados, según afirma Díaz, empresas relacionadas con el sector de la domótica o la electrónica pueden tardar unos cinco meses en entregar el material a sus clientes.

«Hay que tener en cuenta que se deben terminar obras y, con estos retrasos, no sé lo qué va a pasar. Toda la iluminación de un hotel, por ejemplo, lleva componentes electrónicos y hay que mirar muy bien los plazos», explica Díaz.

El presidente coincide con Tur y asegura que uno de los sectores más afectados por esta crisis de suministros son las empresas dedicadas a las placas fotovoltaicas. El motivo es que son artículos fabricados en China, en su gran mayoría, por lo que los stocks también se están viendo afectados. «Hay que adaptarse a lo que hay», insiste.

Según Díaz, además se debe tener en cuenta que el cobre ha subido el precio sobre un 20 por ciento y el aluminio, hasta un 40: «Después de la pandemia, automáticamente los precios subieron sobre un cinco por ciento. A partir de ahí, ha habido incremento tras incremento y los materiales eléctricos han registrado subidas de entre un 20 y un 40 por ciento».

Desde la patronal recuerdan que los presupuestos suelen cerrarse durante el verano, para comenzar en otoño las obras previstas. Ahora, los clientes se encuentran con un aumento de precios, lo que podrá provocar que se rompan contratos, entre otras consecuencias.

«Si alguien tiene un contrato en marcha, tendrá que negociar para reducir pérdidas, que las va a haber», lamenta también el presidente.

La crisis de los chips semiconductores ha afectado prácticamente a todos los sectores empresariales. De hecho, uno de los primeros en expresarlo fue el automovilístico, que explicó hace algunas semanas cómo esta situación había trastocado las previsiones de ventas de los concesionarios de coches en Ibiza. Los clientes pueden tener que esperar meses para recibir su nuevo vehículo, hasta doce dependiendo del modelo.

Y lo mismo sucede con la náutica pitiusa puesto que las empresas ya reconocieron temer un año 2022 prácticamente «en blanco», sin poder facturar debido a la falta de stock. En este caso, las entregas de algunos barcos adquiridos ahora se retrasan a julio de 2023.

Incluso, desde el Govern balear, el portavoz Iago Negueruela aconsejó a los ciudadanos que, ante la crisis mundial de suministros y la alarma generada, no hagan acopio de productos puesto que no existe una situación de desabastecimiento significativa.