Un momento del 'ball pagès' que se realizó este sábado en Jesús. | Irene Arango

Jesús recibió este sábado, en la plaza principal, a decenas de vecinos del pueblo y venidos de otras partes de la isla a participar en la celebración de la fiesta del solsticio de invierno, organizada por la asociación de vecinos Jesús en transició.

[Las mejores imágenes de la fiesta del solsticio de invierno en Jesús.]

Este año hubo, por supuesto, taller de ball pagès y las típicas espardenyes, con el que los ciudadanos se lo pasaron en grande. Pudo verse, también, al icónico grupo de tejedoras, que en el pasado ya se juntaron en este lugar durante 12 sábados para animar a la gente a practicar. Según recordó el presidente de la asociación de vecinos Jesús en transició, Xavier Durán, en su momento «llegó a ser un éxito» que los «desbordó», hasta el punto de que, para entretener a los niños que acompañaban a los adultos, se optó por hacer un cuentacuentos con Encarna de las Heras, presente este sábado por la misma razón.

Igualmente, uno se podía acercar por la mesa de intercambio, un nombre que puede sonar «pomposo» –reconoció Durán–, pues «no es intercambio en realidad». Lo que hace este taller es ayudar a reutilizar objetos, hasta el punto de que, incluso, si uno no tiene nada que dejar y le apetece llevarse algo, puede hacerlo sin problemas.

Por último, Joan Costa estaba al frente de los talleres de mapas. En la actualidad, este antropólogo se encuentra elaborando un atlas de las fincas y caminos de Jesús en el marco de la asociación.

Como no podía ser de otra manera, a los presentes se les proporcionó comida y bebida para ayudar a rebajar tanta emoción. Así, por un lado, se cocinó una gran paella y, por el otro, se ofreció cerveza artesana. «Estas cosas no pueden faltar en un encuentro de solsticio», afirmó Costa.

«¿Qué es la Navidad?»

«¿Qué es la Navidad, al fin y al cabo, sino celebrar el solsticio de invierno?», se preguntó el presidente de la asociación de vecinos Jesús en transició, quien, sin embargo, quiso dejar claro que, a pesar de encontrarse junto a la iglesia, no se trató de un encuentro religioso, sino más bien social. «Intentamos juntarnos gente de por aquí y, si alguien quiere unirse, genial», subrayó Costa.

La fiesta, que comenzó a las 11.00 horas y en la que colaboró el Ayuntamiento de Santa Eulària con la cesión del espacio y del mobiliario urbano, se prolongó hasta después de comer, con muy buen ambiente.