Los 16 viajeros, a la llegada a la recepción del hotel. | Marcelo Sastre

Corría el 12 de marzo de 2020 y en el hotel La Cala ya tuvieron un atisbo de lo que venía. Los dos vuelos del Imserso previstos para ese día fueron cancelados. Llevaban abiertos desde el 2 de febrero pero el arranque de la temporada ese año se vería truncado al mes y medio. Ese mismo día la directora del hotel informó de que ya no habría más entradas y todo serían salidas. Lo que pasó después del 14 de marzo ya es historia. El día 21 de marzo los empleados del hotel despedían a los últimos huéspedes del programa de viajes del Instituto de Mayores y Servicios Sociales.

Nadie pensaba que pasarían dos años hasta la próxima bienvenida. El hotel La Cala recibió el martes a sus primeros 34 huéspedes de este año, provenientes de Madrid y Barcelona. Mañana se sumará a ellos una nueva remesa de viajeros de Palencia que, junto a nuevas llegadas de las capitales madrileña y catalana, acumularán más de 150 huéspedes el fin de semana.

Vuelve el Imserso a Ibiza y, con él, el inicio temprano de la temporada para muchos trabajadores que han vivido dos años de incertidumbre. Eso sí, de momento sin noche de baile, al menos hasta la revisión de restricciones el 28 de febrero.

Más meses de trabajo

El vuelo de Iberia IB3808 aterrizó el martes en Ibiza a las 12:38, dos minutos antes de la hora prevista. Entre su pasaje contaba con los primeros 16 viajeros del Imserso que llegan a Ibiza este año. Mientras ellos recogían las maletas, en el hotel La Cala hormigueaba la plantilla ultimando detalles a la espera de los primeros huéspedes.

«No sé si te comentaron, al ser la primera llegada prepararemos esta mesa con unas bebidas y unos montaditos con sobrasada a modo de bienvenida». Paquita escucha atenta al chef, contesta que vale, que ahora prepara la mesa con algo de decoración. Para Paquita Patiño fue una «alegría enorme» recibir la llamada de la directora del hotel para empezar a trabajar. «No sólo por el tema económico, que desde luego es importante, también el retomar la rutina, la dinámica de trabajo», explica.

Entre la covid y un accidente de tráfico que sufrió el año pasado, Paquita llevaba casi dos años sin trabajar.

Asegura que le gusta mucho atender a este perfil de cliente. El cambio es drástico cuando empieza la temporada estival y llega la clientela, sobre todo británica, que aloja el hotel. Es un arranque más tranquilo, todo sigue un orden.

Para el jefe de comedor y bar, Juan Francisco Cruz, la preparación del hotel empezó el 26 de enero. Su mujer dice que todavía se sorprende al verle nervioso para el primer día. «Es que me gusta tenerlo todo perfecto», asegura. Así ha sido durante los 40 años que lleva en la empresa.

Después de dos años «raros», no puede evitar expresar su satisfacción. Asegura que el Imserso le permite empezar fuerte cuando llega la temporada alta. «Lo que no va bien es cuando ya llevamos un ritmo de trabajo y tenemos una bajada».

En la recepción el jefe de departamento, Eduardo Barea, lo tiene ya todo en orden. Consulta el ordenador para informar de las próximas llegadas de viajeros. Este año el hotel se llenará menos de lo que era habitual. Esta semana llegarán a los 160 huéspedes y a partir de la semana que viene rondarán los dos centenares.

Noticias relacionadas

Más jóvenes y activos

Paquita explica que el viajero del Imserso ha cambiado mucho en los últimos años. «Ahora hay mucho prejubilado que es hasta más joven que yo», dice riendo y recuerda su primer año en el hotel, cuando pusieron a todo el personal en recepción para recibir a la clientela y venía gente que tenía más de 80 años.

El jefe de recepción coincide en esta percepción. «Hace 20 años eran más de autobús, de ir todos juntos, 50 para arriba, 50 para abajo. Ahora son de alquilar coche y moverse por toda la isla, comer en restaurantes… nosotros les damos la información y ellos van encantadísimos».

La llegada del Imserso supone un estímulo de la actividad económica para muchos pequeños negocios del entorno de los hoteles.

En el bar Tape-Arte, Juan Francisco atiende a su parroquia. El local está concurrido a la hora del aperitivo, pero asegura que la llegada del Imserso le dará un empuje en estos meses de invierno y primavera. «Es un extra muy interesante. Yo antes trabajaba en el bar San Remo y la verdad que el Imserso traía bastante movimiento».

Nieves también asegura que agradecerá mucho la llegada del programa de turismo para mayores. En la Pastelería Planells, donde ella trabaja, sobre todo lo notan los días de la vuelta a casa. Los turistas del Imserso van allí en busca de los postres típicos, sobre todo el flaó, la ensaimada y las magdalenas ibicencas.

Los viajeros

El autobús llega a las 14:00 horas a la calle Sant Jaume. Los 16 viajeros del Imserso van bajando con sus maletas. Pasan por recepción a registrar su estancia de una semana.

Para Elena y Antonio es el primer gran viaje en dos años. Una visita a Benidorm ha sido de lo poco que han disfrutado desde marzo de 2020. Es su primer viaje con el Imserso y el segundo para Ana y Alonso. Las dos hermanas y sus respectivos maridos vienen a «desconectar del tema covid», dice Elena.

Para Ana también es un viaje de desconexión, aunque la pandemia no les ha frenado tanto su afición a viajar. Canarias, Galicia o Zaragoza se cuentan entre sus últimas escapadas. «Hay gente que se engancha al alcochol o al tabaco. Lo mío son los viajes, en cuanto hemos podido hemos salido.

Para Maricarmen y Miguel Ángel es el segundo viaje a Ibiza. Miguel Ángel dice que el invierno y la primavera es el mejor momento para visitar la isla, sobre todo por sus colores. «Ahora la isla es muy verde y es espectacular en la época de las floraciones».

Como la última vez, alquilarán coche «y a aprovechar, que es lo que toca».