Toneladas de donaciones, procedentes de todas partes de la isla, amontonadas en la sala del Club Parroquial de Santa Eulària . | Marcelo Sastre

Alimentos, medicinas y fardos de ropa: los vecinos de Ibiza llevan movilizándose días para ayudar al pueblo ucraniano. Toneladas y toneladas de amparo, para socorrer a las víctimas de una guerra atroz, que se están categorizando y empaquetando en cajas para enviarlas lo antes posible a la frontera entre Polonia y Ucrania.

«Estamos recibiendo ocho camiones diarios de provisiones de todas partes de Ibiza», aseguró emocionado Vasyl Tkachuk uno de los encargados de clasificar y cargar las donaciones en los contenedores. «Todavía no me creo todo lo que estamos recibiendo, la solidaridad de la gente no tiene límites», explicó Vasyl Tkachuk mientras señalaba las grandes cantidades de enseres que colmaban el Club Parroquial de Santa Eulària.

Decenas y decenas de provisiones –la mayoría ya clasificadas– que se enviarán en contenedores el martes por la mañana, permanecían amontonadas en orden a lo largo y ancho de la sala de la parroquia.

«Los enseres viajarán de Ibiza al puerto de Valencia y, desde esta ciudad, se trasladarán a la frontera entre Polonia y Ucrania para que los voluntarios puedan repartirlas y cargarlas en autobuses ucranianos», destacó Dmytro Kyiashko, cura de la Iglesia ucraniana grecocatólica de Ibiza.

Refugiados

Este sacerdote señaló, muy agradecido que, de momento, han llegado 10 ucranianos a la isla, que son familiares de algunos residentes, pero que esperan la llegado de más refugiados en las próximas semanas.

En este sentido, adelantó al Periódico de Ibiza y Formentera que este martes se reunirán las diferentes entidades humanitarias de la isla como Cáritas Diocesana de Ibiza y Cruz Roja con representantes del Consell d'Eivissa y ayuntamientos para organizar y gestionar la «previsible» arribada de más ucranianos.

«Primero hay que habilitar un posible espacio que pueda acoger una posible llegada. Más tarde, nos centraremos en los permisos de residencia o trabajo en calidad de Refugiado o cualquier otra opción», puntualizó Dmytro Kyiashko.

Cabe recordar que la familia de este párroco, que estuvo días escondida en un sótano desde que comenzó la invasión rusa, se encuentra en su vivienda de Santa Eulària tras una odisea de tres días. Mientras él cargaba camiones en la plaza del Ayuntamiento, que luego se trasladaban al Club Parroquial, varios puestos de comida colmaban la avenida principal con el objetivo de recibir ayuda humanitaria para Ucrania. Entre los vendedores, los ucranianos Illya Lukynyuk o Alexandria Amigoba que, visiblemente emocionados, ofrecían diferentes productos, algunos típicos del país, a los vecinos que asistieron ayer a Santa Eulària.

«Mucha gente aporta el doble de lo que cuestan estos alimentos. Este dinero se enviará a una asociación ucraniana que tiene la sede en Barcelona», explicaba Illya Lukynyuk mientras atendía a la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer.

En este sentido, la alcaldesa se mostró muy emocionada al ver la gran respuesta positiva de los vecinos. «La cadena de solidaridad que estamos viviendo es maravillosa», puntualizó Carmen Ferrer mientras hablaba con uno de los residentes ucranianos de la localidad.