EL acusado (derecha9. durante la segunda jornada de jucio en Palma. | ALEX SEPULVEDA

«Si hubiese sabido lo que iba a pasar, jamás habría ido a ese apartamento. Desde lo más profundo de mi corazón, estoy profundamente arrepentido por todo lo que ha pasado». Son palabras de Mitchell Andrew Loveridge, acusado del asesinato de Harry J.K., durante el turno de última palabra con el que se cerró ayer la vista oral a la espera del veredicto del jurado. El joven de 25 años expresó su «profundo arrepentimiento y cerró su intervención dirigiéndose a los padres y hermanos de la víctima: «He rezado por ellos, por cada uno de ellos, y me gustaría hablar con ellos por si pudiera ayudarles. Yo también me siento completamente desconcertado por la situación».

Previamente, la sala y el tribunal del jurado habían escuchado las conclusiones de las partes. La Fiscalía mantiene la petición de 18 años de cárcel para el acusado por un delito de asesinato. El crimen juzgado ocurrió el 18 de julio de 2018 en Sant Antoni. Tras cuatro jornadas de juicio, la fiscal considera probado los hechos y que Mitchell lo asesinó con alevosía porque no hubo «igualdad de partes». «No hubo posibilidad de defensa de la víctima», remarcó durante su exposición.

Fiscalía

En su relato, la fiscal subrayó que el encausado no negó, durante su declaración, que ese día hubiese una pelea «aunque trate de dar una versión diferente de los hechos».

Además de recalcar ante el jurado popular que el acusado no está obligado a decir la verdad y por lo tanto puede mentir para así ver rebajada la pena, la fiscal ve probados los hechos en base a las declaraciones de una de las testigos, los agentes policiales, la empleada del Ayuntamiento de Sant Antoni y los médicos forenses.

En relación a la testigo, indicó que su testimonio, según lo calificaron los agentes, fue «coherente, válido y sin fisuras». Cabe recordar que la magistrada titular en el juicio avanzó el miércoles a la testigo que se iniciará un procedimiento penal por falso testimonio. Así lo anunció después de que la chica, que declaró por videoconferencia desde Irlanda asistida por una intérprete, rehusara responder excusándose en que no recordaba nada. Por este motivo, el Ministerio Fiscal pidió la reproducción en vídeo de la declaración íntegra que la joven hizo días después de los hechos juzgados.

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A continuación se refirió a las declaraciones de los médicos forenses y recordó la causa de la muerte ofrecida: «Fueron múltiples golpes en la cabeza los que acabaron con la vida de la víctima. Hicieron referencia a cuatro zonas con contusiones». Asimismo, abundó en que los doctores descartaron que el fallecimiento se hubiese producido por las lesiones derivadas de darse contra una mesa.

El Ministerio Fiscal calificó los hechos como asesinato porque el encausado «no se limitó a empujar a la víctima, sino que lo hizo violentamente y cuando estaba mal, lo golpeó sin apiadarse». Así, concluyó que sí hubo intención de matar: «Quien golpea una y otra vez a una persona herida sabe que la muerte es la consecuencia necesaria de su acción. En ningún momento lo hizo en legítima defensa». La fiscal cerró su exposición lanzado una reflexión a los miembros del jurado: «El acusado no es la víctima de este proceso. Sólo ha habido una y fue quién vio truncada su vida, el único que si pudiera pediría que hubiese justicia».

El abogado de la acusación particular, que representa a los padres de la víctima, secundó las conclusiones de la Fiscalía, confirmó que no mantendrá el delito de omisión del deber de socorro y solicitó que la responsabilidad civil indicada por el Ministerio Fiscal se aumente en un 50 por ciento.

Defensa

Por su parte, el abogado de la defensa resaltó en sus conclusiones que al joven (Mitchell Andrew) se le está acusando de un delito de asesinato con alevosía, «el más grave tipificado en el código penal». «Sigo sin ver dónde está la alevosía», afirmó, para después añadir: «Los médicos forenses no dijeron que un puñetazo viniese por la espalda. No hubo alevosía. No hubo intención de acabar con la vida de este joven. Fue un homicidio imprudente».

El letrado añadió que su defendido no sabía que la víctima había fallecido porque, basándose en las declaraciones de los agentes, no hubo resistencia durante su detención. «La reacción igual fue excesiva, pero fue una defensa a un ataque previo de la víctima», sostuvo.

Tras la sesión de ayer, el tribunal del jurado se retiró para deliberar el objeto del veredicto. Cuatro años después, el crimen de la de la Plaça s’Era d’en Manyà de Sant Antoni espera sentencia.