El acusado en una de las jornadas del juicio. | ALEX SEPULVEDA

«Eso no fue un simple golpe». La víctima -Harry J.K.- presentaba cuatro contusiones graves por golpes que tuvieron que ser cometidos «con una fuerza importante». Son parte de las conclusiones apuntadas por la forense que hizo la autopsia al joven fallecido tras ser golpeado en una vivienda de Sant Antoni, en julio de 2018, por el joven británico que se enfrenta a una petición fiscal de 18 años de prisión por un delito de asesinato. Los forenses han declarado este miércoles en la tercera sesión de la vista celebrada en la Audiencia Provincial de Palma.

Los dos forenses de Ibiza que han comparecido ante el tribunal han explicado en que dos puñetazos pudieron provocar las lesiones que le ocasionaron la muerte y han descartado que el origen pudiera ser un golpe con algún mueble o con el suelo. Esta versión coincidiría con la aportada por el acusado el lunes, en el primera sesión del juicio que se prolongará hasta mañana.

Durante su testifical han explicado que las cuatro contusiones que presentaba la víctima causaron una hemorragia interna y un incremento brusco de la presión «que comprimió a nivel cerebral, afectó a funciones vitales y produjo el fallecimiento», ha detallado la forense.

Los expertos han incidido en que, para sufrir determinadas lesiones, se necesita una fuerza que venza los materiales como huesos, piel y vasos. «Un simple golpe, incluso un puñetazo, con poca fuerza, da una contusiones o un hematoma, pero para llegar a producir las lesiones que observamos, con fractura de huesos profundos y afectación de los vasos, eso no es un simple golpe, ha tenido que aplicar una fuerza importante, para llegar a afectar a esas zonas», relató la médico forense.

Por las zonas lesionadas, los forenses concluyeron que los golpes que se produjeron con una mayor fuerza de impacto fueron uno a nivel frontal y otros laterales. Han destacado que sufrió una fractura del hueso profundo del cráneo.

La hipótesis de los forenses apunta a que la víctima recibió golpes «frente a frente, con la mano derecha del agresor sobre el lado izquierdo del agredido».

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Respecto a los efectos que pudo tener para la víctima que hubiera consumido alcohol y cocaína, como revelaron los análisis, los forenses han indicado que eso pudo afectar a su capacidad de reacción, pero no al resultado. «Con las lesiones que observamos, afectar poco», ha explicado la forense al jurado.

Posteriormente han declarado los policías que actuaron la mañana de aquel 18 de julio de 2018.

Varios de los policías locales que intervinieron han relatado que aquella madrugada acudieron al aviso dado por una mujer de que había una persona herida y ensangrentada en una vivienda de Sant Antoni.

Una de las patrullas se encontró por el camino con un motorista que circulaba en dirección contraria y que les contó que iba siguiendo a un chico al que había visto saltar de un balcón desde un segundo piso, donde se oían gritos de pelea y no lo había perdido de vista.

Mientras unos agentes se entrevistaban con el motorista, otros interceptaron al joven que había saltado por el balcón, que iba caminando tranquilamente, con aspecto desaliñado, y olía a alcohol. «Lo detuvo el oficial porque ya sabía que posiblemente había matado a otra persona», ha contado uno de los agentes.

En la vivienda, otros agentes ayudaron a los sanitarios con las maniobras de reanimación del herido. El joven, que estaba inconsciente, tenía erosiones en la cara y un hilo de sangre en la nariz.

Los otros jóvenes que estaban en el piso contaron a los agentes que había habido una pelea, que el agresor había dado dos puñetazos en la cara a la víctima y que el finado había intentado mediar para que la disputa no se produjera.