Dos vendedores ambulantes, entre decenas de turistas y residentes, recorren la playa de ses Salines cargados de ropa y bebida fría. | Daniel Espinosa

A estas alturas de la temporada se podría decir que, como todos los veranos, la venta ambulante está haciendo su particular ‘agosto’ en la playa de ses Salines. Los trabajadores de los chiringuitos, ubicados en esta zona del Parque Natural, volvieron ayer a denunciar el crecimiento anual de esta práctica ilegal que estas personas desarrollan a cinco metros de distancia de los establecimientos.

«Cada día aparecen nuevos vendedores. Hoy hemos contabilizado medio centenar de comerciantes recorriendo la playa. Cada vez están más horas, desde primera hora de la mañana hasta la noche», subrayó Fernando, uno de los trabajadores del Jockey Club Salinas mientras señalaba el momento exacto de la venta indebida de un cóctelde frutas.

«Sin temor»

«Lo hacen con total libertad y sin ningún temor. La ausencia de vigilancia policial en los arenales propicia esta actividad», señaló el compañero de Fernando durante las horas clave para la masiva llegada de turistas a la playa. En este sentido, este empleado señaló que la venta ambulante en ses Salines es muy habitual porque es uno de los litorales más frecuentados por visitantes y residentes debido, entre otros motivos, por su arenal rodeado de dunas de más de cuatro kilómetros de longitud y su cercanía a Ibiza.

Asimismo, el encargado subrayó que estas personas aprovechan la gran cantidad de bosques de pinos y matorrales que alberga este Parque Natural para esconder todas sus mercancías cada vez que observan la presencia de algún agente de seguridad.

Mientras estos dos trabajadores denunciaban los hechos, tres vendedores se concentraron frente a este local, y en primera línea de playa, ofreciendo toda clase de frutas y bebidas que acarreaban con pequeñas carretillas. «Así todo el día. Y te aseguro que no solo venden comida o ropa. Muchas veces venden drogas como la marihuana, el hachís o la cocaína» puntualizó Fernando a Periódico de Ibiza y Formentera.

Este hombre, que lleva trabajando más de 15 en el local Jockey Club Salinas, subrayó que los propietarios han denunciado decenas de veces esta situación, pero subrayó, con tono de resignación, que es una actividad demasiado arraigada en Ibiza.

Multas de 600 euros

«He visto de todo durante estos años. La Policía Local les requisa sus mercancías y les aplica una sanción de 600 euros. No les importa, siempre vuelven», apuntó.

En este sentido, aseguró que no existe un marco legal con el que poder atajar la venta ambulante no autorizada por encontrarse en el limbo legal. «Estamos indefensos», explicó bajo las altas temperaturas registradas ayer.   

Se hicieron las 12.00 horas y varios vendedores, muchos de ellos procedentes de Senegal, se aproximaron a los turistas tumbados sobre las camas balinesas de estos chiringuitos con el objetivo de abastecer de bebidas a los usuarios.

«Es injusto que estos vendedores, que carecen de licencia así como de ningún tipo de medidas de seguridad e higiene, se lucren. Esto nos lleva afectando mucho tiempo. Si les compran a ellos, no nos compran a nosotros», subrayó Cristofer Ragasa, otro de los trabajadores que ayer también denunció esta práctica ilegal.

Este hombre, empleado de Café Lavazza, se mostró indignado por la situación. «Es cierto que el Ayuntamiento de Sant Josep habilitó un dispositivo de control en la entrada, pero no ha erradicado esta práctica», apuntó. Por su parte, el empleado José Antonio Eugenio subrayó que pese a que esta práctica existe en ses Salines, él puede convivir con dichos vendedores y que cada uno tiene sus clientes.

Mayor dispositivo

Desde el Ayuntamiento de Sant Josep señalaron a este medio que se desplegó hace dos veranos un operativo contra la venta ambulante para erradicar la presencia de estos vendedores ilegales.

«Hemos intensificado este dispositivo con el objetivo de interceptar esta ilegalidad antes de que suceda con un control policial en la rotonda de acceso a la playa de ses Salines», confirmaron.

En este sentido, indicaron que el trabajo también se ha intensificado para conseguir detectar las mercancías guardadas en los diversos «zulos». Además, según fuentes municipales, se ha activado un    dispositivo especial de policías locales de paisano en las playas más concurridas de Sant Josep. «El Ayuntamiento puede implementar las medidas que quiera, esta situación es totalmente endémica», puntualizó un trabajador.