Karina Danchú Zeff transforma en arte la geometría sagrada.

El restaurante Es Caliu, en el kilómetro 10 de la carretera de Sant Joan, acoge desde el pasado domingo una exposición de la artista ibicenca Karina Danchú Zeff (Ibiza, 1986).

Según ha explicado a Periódico de Ibiza y Formentera esta artista que tras estudiar Bellas Artes en Chipre y en Estados Unidos regresó hace 15 años a la isla para poner en marcha el proyecto Ibiza Vertical donde se compagina la escalada, el alpinismo, el arte y la protección del medio ambiente para el desarrollo integral de las personas, la muestra está compuesta por 29 obras de distintos tamaños distribuidas en las dos salas del restaurante.

DMT en la 3ra Guerra Mundial. El pájaro del amor.
DMT en la 3ra Guerra Mundial. El pájaro del amor.

Corresponden a distintos períodos de su faceta creativa, los más pequeños más antiguos y los más grandes más recientes y donde se puede comprobar cierta evolución, y todas ellas han sido pintadas al óleo y carboncillo en soporte de madera salvo una sobre papel.

Como es habitual en su trayectoria, el punto de partida es la geometría sagrada con un estilo muy particular y fácilmente reconocible que ella misma define como «surrealista con reminiscencias psicodélicas» y que otros han resumido en los últimos tiempos como «arte visionario».

En torno a la flor de la vida

La mayoría de sus obras están creadas desde la base de la flor de la vida y sus 64 círculos aunque siempre con su particular punto de vista «con el que pretende relacionar lo invisible y los sutil como una manera de percibir el mundo». Además, en ellas cobra especial importancia «la figura del dios egipcio Toth, considerado como el promotor de la vida y que aparece en muchos templos de distintas culturas» y los ojos «como puerta del alma y como elemento para dejar que la conciencia fluya conscientemente».

Pollo psicodélico y en ella el pollo dice "si estás perdido sigue al sol»
Pollo psicodélico en la que el pollo dice «si estás perdido sigue al sol»

En este sentido, Danchú asegura que cuando comienza a pintar no suele tener un plan establecido sino que deja que todo vaya surgiendo hasta que cuando están terminadas todas alcanzan un sentido. «Dejo que todo vaya fluyendo de forma libre y cuando ya las he acabado todas me lanzan un mensaje o me cuentan una historia como ha sucedido, por ejemplo, con De abajo para arriba en la que se ve una flor de la vida naciendo de la esfera y que acaba abriendo los ojos para mirarse a sí misma y ser consciente de su propia existencia para florecer, reflejado en la mariposa».