La reunión celebrada ayer en el Consell para coordinar las líneas de actuación en la transición energética de Ibiza, sirvió también para abordar el tema de la implantación en la Isla de parques fotovoltaicos en un futuro.

El presidente del Consell, Vicent Marí, manifestó estar «abierto a marcar sobre los planos del PTI las zonas que son habilitables para la implantación de parques fotovoltaicos», si bien recordó que la línea de actuación deseada es «en primer lugar agotar todo el terreno urbano, especialmente los polígonos industriales que son superficies muy amplias y en las que la instalación de placas fotovoltaicas no supone ningún tipo de impacto paisajístico».

Recordó que «la transición energética no acaba el 2026», por lo que se hará necesario mantener las políticas de fomento e inversión en energías renovables una vez concluya el plan de ayudas europeas Next Generation EU. En este sentido resaltó que lo importante es mantener el rumbo y que «Ibiza llegue a ser autosuficiente en cuanto a generación de energía».

Un camino en el que sugirió que será necesaria la implantación en la isla de nuevos parques fotovoltaicos al indicar que el PTI deberá «prever qué zonas de la isla son susceptibles de la implantación de estos parques fotovoltaicos con un impacto paisajístico mínimo o que no sea importante»

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Dos parques

Las instituciones ibicencas han mostrado en los últimos años un rechazo de plano a la implantación de parques fotovoltaicos en la isla. Las declaraciones del presidente del Consell de ayer suponen una apertura a la posibilidad de crear nuevas instalaciones de este tipo, si bien con unos límites muy marcados.

En la isla de Ibiza existen actualmente dos parques fotovoltaicos, ambos puestos en marcha este año. Uno de ellos es el de Can Mariano Lluqui, que entró en funcionamiento en septiembre y genera 2,4 Mw de potencia a través de las placas instaladas en una superficie de 3 hectáreas. El segundo es el de Bosc d’en Lleó, que entró en funcionamiento esta misma semana, puede generar 3,6 Mw de potencia y ocupa una superficie de 3,65 hectáreas.

En ambos casos la evaluación de impacto ambiental exigió trabajas para minimizar el impacto paisajístico y permitir la restitución del terreno una vez que se retiren las placas en el futuro. Es por ello que se obligó a la empresa promotora de ambos parques a plantar pantallas de vegetación en torno al parque, a respetar las feixes y las paredes de pedra seca y colocar los pies que soportan las placas sin ninguna cimentación directamente en el suelo.

El Govern balear aprobó en el mes de junio, en la Ley 2/2022 de medidas urgentes referidas a la actividad administrativa, una serie de modificaciones a la ley de cambio climático para facilitar la implantación de nuevos parques fotovoltaicos. En la norma se establece que «las instalaciones de producción de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovables que se declaren de utilidad pública ubicadas en suelo rústico no computan urbanísticamente en cuanto al parámetro de ocupación».