Los pequeños y pequeñas acudieron con sus cascos para mostrar su preocupación y la de sus progenitores por las pesadas ventanas. | Daniel Espinosa

Con los brazos extendidos verticalmente hacia arriba y sosteniendo con una mano los cascos en alto como si de guerreros se tratase. Así aparecieron este viernes decenas de alumnos del CEIP Can Raspalls de Sant Josep a su llegada al centro educativo. Cascos de bicicleta, de patinete o de motocicleta, daba igual, lo importante este viernes era llevar la cabeza cubierta y protegida en señal de protesta por la falta de seguridad en el colegio debido al estado de los ventanales y de las medidas provisionales que se han llevado a cabo en las aulas.

Es por eso que, junto a los libros, mochilas y el resto de material escolar, los estudiantes se presentaron este viernes provistos de cascos deportivos que algunos alumnos también utilizaron en el interior del centro mientras correteaban en el patio. Una conducta que desde la Asociación de Padres y Madres (Apyma) no descartan que se repita si no se lleva a cabo las medidas provisionales adoptadas por el Ayuntamiento de Sant Josep para asegurar todos los ventanales.

«Han fijado las vidrieras que se salieron de la guía hace una semana, pero queremos que este proceso se aplique con todas las ventanas correderas del centro mientras Conselleria balear de Educación autoriza el proyecto final de sustitución», destacó a Periódico de Ibiza y Formentera la presidenta de la Apima de Can Raspalls, Erika Bosch. Apuntó que, cuando todo este fijado provisionalmente, quieren un certificado oficial de seguridad. "Esperamos una pronta respuesta del Consistorio, a ver qué nos dicen tras la reivindicación. Si no hacen nada, nos reuniremos y no descartamos más medidas", lamentó. Por su parte, desde el Ayuntamiento de Sant Josep indicaron que están a la espera de las indicaciones técnicas de prevención de la Conselleria para actuar en todas estas instalaciones.

Apoyo a la protesta

Desde el centro educativo apoyan totalmente esta protesta, impulsada por la Apyma, puesto que entienden que el mal estado de las cristaleras y otros elementos de aluminio ponen en riesgo la seguridad y el bienestar tanto de los alumnos como del resto de usuarios y docentes.

Suena el timbre para entrar a clase y los pequeños, conscientes de la importancia de esta reivindicación, cogen su casco con fuerza. Una protección que no es más que un mensaje simbólico utilizado para visibilizar una situación que necesita soluciones urgentes. «Los padres y madres también nos sumamos a la protesta. Es importante hacer mucho ruido para visibilizar este grave problema», subrayó Cristina Bustamente, madre del alumno de Primaria Gabriel Natera.

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Mientras tanto el director del centro, Òscar Prat, recibía a los alumnos en la puerta principal mientras saludaba a los progenitores satisfecho con el desarrollo de la protesta. Al preguntarle por la situación actual de las cristaleras, Prat señaló que existen «buenas noticias» sobre el proyecto de sustitución de ventanas. «Desde Educación se han comprometido a intervenir de manera urgente. Este lunes vino al centro un arquitecto técnico y dos personas encargadas de gestionar y dirigir las obras de infraestructuras educativas», puntualizó.

En esta línea, indicó que ha sido informado de que los técnicos se han puesto a trabajar para redactar el proyecto y que es posible que las obras de sustitución comiencen en torno a los cuatro meses. Un periodo que para los familiares se puede hacer eterno. «Es mucho tiempo. Esta labor se la asignas a cuatro operarios sin trabajo y te reparan las ventanas en cuatro días», apuntó Beatriz García, abuela de dos pequeños, haciendo hincapié en que no hay derecho a que tengan que llevar a los niños al centro con esta preocupación.

240 kilos de peso

Según el director, el trabajo consistirá en el recambio de todos los ajustes de aluminio del centro, puesto que estos cerramientos se desajustan debido al grosor y peso de las ventanas. Sin ir más lejos, Prat señaló que el informe técnico del arquitecto desarrollado el año pasado, que fue cuando la primera ventana se salió del riel y provocó un gran susto en el aula, evidencia que los perfiles tienen medidas insuficientes y que estas instalaciones están «sobredimensionadas».

«Son ventanas que tienen unos vidrios que pesan 240 kilogramos. Este peso ocasiona que se salgan de las guías», apuntó Prat con tono de preocupación. «La comunidad educativa está inquieta, puesto que la sustitución es necesaria para las ventanas de educación infantil y primaria», explicó Prat. Asimismo, indicó que la parte sur del centro, creado en 2006, alberga ventanales corredizos, pero la banda norte también.

La respuesta

Por su parte, desde la Conselleria balear de Educación se mostraron desconocedores de los plazos de ejecución y señalaron a este medio que no pueden anticiparse al resultado del nuevo informe técnico sobre la situación de estas instalaciones. «Todo depende del resultado del informe. Cuando tengamos una resolución, sabremos si se sustituirán todas las ventanas o solo una parte», apuntaron. Además, explicaron que están en conversaciones con el Ayuntamiento de Sant Josep para asegurar provisionalmente todas las ventanas con otros procedimientos para que se puedan utilizar sin peligro.