Vista de la ciudad de Ibiza desde Dalt Vila. | Daniel Espinosa

Desasosiego. Esa es la sensación que seguramente sienten muchos de los centenares de trabajadores que en estos momentos buscan piso en Ibiza para poder hacer la temporada. Por no hablar de los que, estando ya en la isla o desde fuera de ella, necesitan vivienda para todo el año. Los precios de los alquileres se han disparado a niveles inasumibles para sueldos medios. Quienes cobren por debajo de estos, lo tienen prácticamente imposible.

La búsqueda de vivienda en Ibiza se lleva a cabo por diferentes canales. Los portales inmobiliarios en internet son el más habitual si lo que se desea es alquilar un piso o casa para todo el año. Ahora mismo, es prácticamente imposible encontrar alguna vivienda de tres habitaciones, lo que suele requerir una familia media, por debajo de los 2.000 euros mensuales. Y se encuentran ofertas tan sorprendentes como la de un piso de 65 metros cuadrados, dos dormitorios y un baño en el controvertido edificio de Juan XXIII, construido por el Ayuntamiento de Ibiza, a través de ITUSA, para los expropiados de Santa Margarita. El propietario pide 3.000 euros mensuales si el alquiler es para todo el año pero también ofrece arrendarlo en temporada por 4.000 euros al mes. Los interesados deben aportar para poder entrar en esta vivienda tres mensualidades, es decir, 9.000 euros.

En portales como Idealista las ofertas están también disparadas y algunas son, incluso, disparatadas. Por ejemplo, en Sant Antoni es posible alquilar un estudio de 25 metros cuadrados por 1.250 euros mensuales. Pero la propiedad solo quiere «nómadas digitales y teletrabajadores». El responsable del anuncio aclara que no se trata de un alquiler «a corto plazo para turistas» porque «la ley local no permite» este tipo de operaciones. Y advierte al futuro inquilino de que «deberá firmar un contrato de alquiler legal de acuerdo con la ley española, es decir, Código Civil (sección 1554) o Ley de Arrendamientos Urbanos ya que no es un alquiler vacacional».

Son numerosos los trabajadores de temporada que, con el contrato de trabajo asegurado, buscan desesperados residencia en Ibiza para los próximos meses.

Buena parte de la oferta que puede consultarse en este portal está formada por pisos que se alquilan únicamente en temporada. Algunos de ellos parecen más bien dirigidos a turistas. Es el caso del estudio que se alquila por 1.800 euros al mes en una casa de Santa Eulària. El propietario lo arrienda a una sola persona «muy tranquila» y que «quiera pasar el verano en un entorno muy pacífico y en contacto con la naturaleza». El inquilino disfrutará de «largos días al sol entre olivos y árboles frutales», así como de «un bañito en la piscina y consumiendo productos de la tierra sanos y naturales». Todo ello alejado de «coches y bullicio de la ciudad» y con la única banda sonora del «sonido de los pájaros y la rica brisa con olor a pino».

Habitaciones por 1.000 euros

Las redes sociales son, por otro lado, territorio para la búsqueda de habitaciones en alquiler. Si antes era Facebook el lugar ideal para este propósito, ahora es Telegram el que se lleva la palma. Y, sobre todo, el canal Living in Ibiza. En este espacio se ofrecen habitaciones en alquiler por toda la isla a precios que van de los 350 euros a los más de 1.000 euros. La oferta más barata es la de una cama en una litera por 350 euros y solo para mujeres. Entre las más caras destaca el alquiler de una furgoneta camperizada para dos personas y totalmente equipada por 1.350 euros mensuales.

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En entornos históricos como el de Vara de Rey es posible alquilar una cama por 500 euros. Se trata de un piso en el que, según el anuncio, se alquilan seis camas distribuidas en dos habitaciones, una solo para hombres y otra para mujeres. En este mismo piso se alquila también una habitación individual por 550 euros mensuales.

Muchos de los anuncios publicados en este canal de Telegram ofrecen habitaciones ubicadas en el puerto de Ibiza y solo para los meses de marzo, abril y mayo. En este caso, se piden alquileres de hasta 1.000 euros mensuales por una habitación, con una fianza de 750 euros más. También en Vila, una pareja ofrece habitaciones en alquiler en el centro de la ciudad entre los meses de abril y octubre. Piden por habitación 900 euros mensuales más los gastos. Además, deben abonarse 1.000 euros de fianza y la misma cantidad para la inmobiliaria.

Fuera de Vila, es posible encontrar habitaciones también a precios disparatados. Es el caso de Ses Païsses, donde se oferta una habitación por 950 euros mensuales para parejas y 650 en el caso de que sea una sola persona. Pero la oferta es solo hasta mayo y el autor del anuncio muestra su supuesta bondad explicando que no pide fianza porque, de este modo, los inquilinos podrán dedicar el dinero «para seguir buscando» casa. En Sa Carroca es posible alquilar habitaciones en una casa de campo por 650 euros al mes si se trata de una estancia para todo el año. Eso sí, se pide que el inquilino tenga más de 30 años y que no lleve a sus mascotas porque en la casa ya tienen las suyas.

Abstenerse «locas»

En general, la mayor parte de estos anuncios exigen que los arrendatarios tengan contrato de trabajo y solvencia demostrable. Tampoco permiten que los inquilinos tengan a sus propias mascotas o que sean visitados en las habitaciones. Y alguno va más allá al pedir que se abstengan de presentar su solicitud «locas, irresponsables o personas que no les gusten las escobas».

En Facebook, finalmente, son numerosos los trabajadores de temporada que, con el contrato de trabajo asegurado, buscan desesperados residencia en Ibiza para los próximos meses. Casi nadie responde a sus anuncios y, cuando alguien lo hace, suele ser para recomendarles que desistan de su objetivo. En algunos de estos posts, se llevan a cabo debates sobre la realidad del mercado del alquiler en la isla. Y es ahí donde se puede comprobar la lejanía que existe entre el ciudadano y el político que, en teoría, debería dar solución a esta situación. Algunos usuarios plantean situaciones utópicas como la de que no vengan más trabajadores de fuera a la isla. Otros son más realistas o prácticos y aseguran que no aceptan trabajos en los que no se les ofrezca, además del sueldo, una vivienda.