Imagen de archivo de camiones desembarcando en el puerto de Ibiza.

La falta de profesionales en Ibiza va camino de convertirse en un problema endémico. Afecta a prácticamente todos los sectores pero, en algunos de ellos, la situación se presenta como especialmente preocupante. Es el caso del transporte de mercancías y discrecional de pasajeros. En ambos sectores, tienen serias dificultades en estos momentos para poder encontrar conductores, a pesar de que los sueldos oscilan entre los 1.800 y los 2.000 euros mensuales. La falta de vivienda y la competencia de otros sectores son algunas de las explicaciones a esta situación.

Óscar Casanova, miembro de la junta directiva de la Asociación de Transportistas de la Pimeef, explica que la falta de personal en el sector del transporte de mercancías «se da realmente durante todo el año». Pero es en la temporada alta cuando la situación se agudiza. «Tenemos conductores que en verano prefieren irse a trabajar al sector del taxi o al del autobús», explica Casanova, «sobre todo al taxi. Les permite ganar más dinero, tienen otros horarios, no hay tacógrafo… Hacen la temporada y luego regresan».

No compensa

Casanova tiene claro que entre los factores que más propicia la escasez de profesionales se encuentra el grave problema de vivienda que sufre la isla. «No hay vivienda y el coste de la vida aquí es muy alto», apunta. Y a la pregunta de si los empresarios no deberían subir los sueldos responde: «Ahora mismo la gente piensa que es un trabajo que está mal pagado porque el coste de la vida en Ibiza es demasiado alto. Tú puedes subir el sueldo un 15% pero a los conductores no les compensa trasladarse a Ibiza cuando ven que no hay vivienda o que tienen que pagar un alquiler de 1.200 o 1.300 euros. No les sale a cuenta. Tampoco quieren compartir piso».

En opinión de Casanova, por mucho que el sector mejore las condiciones laborales de los trabajadores, esto no servirá de nada mientras no haya vivienda a precio asequible. «El tema del alquiler», denuncia, «nos mata». Es consciente de que en estos momentos «es muy difícil regular este problema». Pero también considera que, ante esta situación, la Administración está obligada a «potenciar el alquiler social para jóvenes o para trabajadores que vengan a hacer la temporada». «Aquí no es posible encontrar vivienda», concluye, «y esto es algo que tiene que plantearse en serio los políticos porque es un problema que afecta tanto a los empresarios como a los trabajadores».

Noticias relacionadas

Los autobuses

De forma similar opina el presidente de la Asociación de Transporte Discrecional, Emilio Díaz. «Hay trabajadores, tenemos currículums, pero la gente no viene porque ni hay vivienda ni se la espera», asegura, «y menos a precios razonables». Díaz explica lo que todos los ciudadanos de Ibiza tienen claro: «El coste de la vida se ha disparado aquí y es muy complicado. En el mejor de los casos, un trabajador que venga a hacer la temporada tendrá una habitación en un piso compartido. Pero también hay tres trabajadores en una sola habitación o viviendo en un coche».

Díaz tiene claro que estos abusos no pueden normalizarse. Y ello a pesar de que el problema de la vivienda se arrastra en Ibiza «desde hace más de 30 años». El hecho de que buena parte del mercado del alquiler se esté destinando a turistas ha agravado la situación y las consecuencias «las sufren todos los sectores».

El responsable de la patronal del transporte discrecional de pasajeros pone sobre la mesa cifras sobre las que está claro que hay que reflexionar: «En 1993 llegaron a Ibiza 2,3 millones de turistas y en 2023 se espera que vengan 9,5 millones. Pero la planta hotelera desde 1993 hasta hoy ha bajado en 2.000 plazas. Algo no cuadra. Y, si hablamos de la población estable, nos encontramos con que en 1993 había 40.000 personas censadas y en 2022 eran 160.000. ¿Qué ciudad ha multiplicado por cuatro sus residentes en tan poco tiempo?».

«Futuro complicado»

Emilio Díaz, por otro lado, explica que la falta de profesionales del sector en Ibiza tiene también que ver con problemas como que los posibles conductores no puedan serlo hasta los 21 años. Pero también, concluye, con una imagen del sector que no se corresponde aún con la realidad: «Muchos se creen hoy que los autobuses se van a conducir solos. Y puede que eso sí suceda con los turismos. Pero el autobús es mucho más complejo que un turismo. Vivimos un momento complicado y que se complicará aún más de cara al futuro», reflexiona.