De izquierda a derecha, la supervisora de enfermería de la Unidad de Hospitalización de Cirugía, Eva García Hornero, los pacientes ostomizados, Pepita Torres y Julio Pérez, y la enfermera responsable de la consulta de ostomías, Marta Bombardó. | Daniel Espinosa

Julio Pérez y Josefa Torres fueron ayer las dos caras visibles de la ostomía, un procedimiento quirúrgico que se emplea para tratar enfermedades que afectan al aparato digestivo o al aparato urinario. Ambos pacientes, que llegaron con pocos minutos de diferencia, entraron con mucha fuerza en el Hospital Can Misses para formar parte de la exposición itinerante 'Héroes y heroínas'. Se trata de un homenaje a los pacientes ostomizados, que son aquellos usuarios portadores de un estoma, o nuevo orificio, por donde salen sustancias del organismo recogidas a través de bolsas colectoras.

Enseguida se mostraron positivos y señalaron que es posible vivir la ostomía con absoluta normalidad. Su objetivo durante la jornada de ayer era romper el estigma y el silencio que rodea este diagnóstico y visibilizar la ostomía gracias a sus experiencias personales. Y, así, como auténticos paladines compartieron sus vivencias desde que empezaron a sentir los síntomas de sus enfermedades hasta ahora. Josefa relató que en 2008 tuvo una colitis ulcerativa que le causó inflamación y úlceras en la membrana que recubre el recto y el colon, pero no acudió a su médico de cabecera enseguida sino que esperó hasta seis meses porque pensaba que el sangrado era consecuencia de las hemorroides.

La exposición Héroes y heroínas de fotografías de pacientes ostomizados y sus historias, , que forma parte del proyecto GESTO del Grupo Hollister, no solo sirve para visibilizar a las personas ostomizadas, sino que también es una herramienta terapéutica para aquellos que se encuentren en esa misma situación.
Fotos: Daniel Espinosa.

Además, según esta mujer, sus padres estaban enfermos y Josefa cuidaba de ellos diariamente, desatendiendo inconscientemente hasta sus propias necesidades. Ahora desde la distancia se arrepiente de no haber ido al médico e indica que la previsión es esencial, también aconseja buscar asistencia médica de inmediato ante cualquier sangrado rectal. No obstante, como ella señaló, supo adaptarse a los cambios en su cuerpo provocados por la ostomía y reconoció ayer que lleva una vida feliz y normal.

«Me cortaron un metro de colon, pero mi vida no cambió. Sigo haciendo las mismas actividades», señaló la ibicenca Josefa Torres a Periódico de Ibiza y Formentera. Lo único que eliminó de su rutina en verano fueron las visitas a la playa y la piscina, puesto que la bolsa de ostomía se puede mojar y causar molestias. También señaló que esta cirugía le salvó la vida porque antes del diagnóstico, además de los sangrados, vomitaba continuamente y esto le provocó una gran anemia, incluso llegó a perder 25 kilos. En el caso de Josefa fue un procedimiento de ileostomía permanente porque la enfermedad le afectó al extremo terminal del tubo digestivo.

«Tras los meses de tratamiento me operaron, el 24 de junio que es el cumple de mi hija, y estuve seis días en la UCI. Unos días después ya me fui a casa con mi familia», subrayó rememorando aquella época. Fue en 2008 y Josefa explicó ayer que hace 15 años desconocía totalmente este procedimiento quirúrgico e incluso llegó a pensar que apenas había pacientes en la isla con ostomías. Sin ir más lejos, un año antes en 2007 fue cuando nació la unidad de enfermería de ostomías en Can Misses. Ahora después de 15 años trabajan en esta consulta más de una docena de enfermeras estomaterapeutas que prestan cuidados asistenciales, apoyo y acompañamiento a los pacientes y a sus familias.

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Otro de estos héroes es Julio Pérez. Un hombre de León que lleva más de 50 años afincado en Ibiza con su mujer. Este vecino, que ha sido maître toda su vida en la isla, llegó ayer a Can Misses desbordando alegría y buen humor. En su caso, tuvo un cáncer de vejiga que requirió en 2020 la extirpación de su vejiga, dando lugar a una urostomía de derivación urinaria. Julio es consciente que convivir con una bolsa adosada al cuerpo supone un gran trabajo de aceptación y adaptación, convirtiendo al estomaterapeuta en una figura «esencial» durante todo el proceso.

La asociación

Es por eso que Julio, al ser una persona «positiva» y «empática», quiere ayudar al resto de pacientes con ostomías de la isla, cerca de 500 usuarios, para trasladarles la forma que él tiene de afrontar esta situación. «Ojalá existiera alguna plataforma para que todos pudiésemos compartir nuestras dudas y soluciones», apuntó. De momento, Ibiza no tiene ninguna Asociación de Ostomizados pero, según una de las enfermeras responsables de ostomías del Área de Salud de Ibiza y Formentera, Marta Bombardó, desde la entidad de Palma están intentando dar el paso para crear una sede en Ibiza.

En este sentido, Julio Pérez indicó que este proyecto serviría de ayuda y apoyo al paciente ostomizado. Este risueño leonés destacó que esta condición es algo que debemos normalizar porque hay muchas personas en esta misma situación y no hay que tener ningún tipo de complejo por ello. De esta manera, Julio Pérez mostró a este medio su bolsa de urostomía con total normalidad con el objetivo de visibilizar esta cirugía. «Al final es lo que nos mantiene vivos», explicó mientras mostraba su apertura en la parte inferior del abdomen y la bolsa de urostomía pegada a la piel alrededor del estoma.

«He sido muy feliz y sigo igual de feliz. No me ha cambiado nada la vida», explicó este paciente haciendo hincapié en que su familia, su «gran amor» y sus dos hijos, han sido siempre un apoyo para él. Al preguntarle por los inconvenientes de portar siempre este dispositivo, señaló que no existe ninguno, puesto que él es de «secano» y la playa no le gusta, haciendo referencia a las declaraciones de Josefa. Sin duda, ambos vecinos intentaron normalizar su situación desde el principio al igual que su nueva rutina diaria. Josefa describió ayer cómo era cada paso del proceso.

"Me ducho cada día. Cada cuatro o cinco días me cambio la placa con mucha higiene. También me pongo dos veces al día una bolsa, una por la mañana más pequeña limpiando bien el estoma y otra por la noche más grande porque con los gases nocturnos se infla más. Es cierto que con las pequeñas a veces tenía pérdidas y fugas, pero lo más importante es tener mucha higiene. Yo con mi edad me apaño bien, pero hay gente mayor que necesita ayuda", lamentó esta heroína en Can Misses. Por su parte, Julio Pérez indicó que él también tiene una autonomía plena en sus cuidados y que, al ser diagnosticado con 67 años, la perspectiva fue muy diferente porque desde el principio se lo tomó con positividad. Este paciente recordó ayer la situación que hizo saltar las alarmas en 2020.

"Fui al baño y presencié sangre en la orina. Tras unos días, sentí de nuevo dolor porque tenía coágulos sanguíneos en la orina y, después de hacerme una endoscopia y analizar las muestras, ya vieron que era cáncer", destacó este paciente mientras resaltaba el gran apoyo de su mujer, con la lleva más de 50 años. Josefa y Julio, dos historias diferentes, dos rostros visibles de la ostomía que representan con positividad a los diferentes relatos de pacientes que ayer se expusieron en la muestra Héroes y heroínas de Can Misses.