El ministro Marlaska, en su visita a Ibiza el pasado mes de abril. | Daniel Espinosa

En el último concurso general de méritos convocado por el Cuerpo Nacional de Policía han quedado desiertas un total de 286 plazas en Baleares. Cerca de 50 de estas corresponden a Ibiza. El Ministerio de Interior tendrá que asignarlas ahora de forma forzosa a los agentes que acaban de aprobar la oposición para acceder al Cuerpo Nacional de Policía. Jóvenes que cuando lleguen a Ibiza se toparán con la realidad de una isla en la que resulta prácticamente imposible acceder a una vivienda en condiciones, a pesar de que salen de la academia con un sueldo mensual que ronda los 2.000 euros.

Ante esta situación, el sindicato policial Jupol ha puesto en marcha una campaña con la que pretende concienciar a los propietarios de viviendas de la isla para «poder llegar a acuerdos en el alquiler» de estas «a precios asequibles y acordes a los ingresos de los agentes de la Policía Nacional». Si no es posible llegar a este acuerdo, ha recordado Jupol en un comunicado, los policías «se verán obligados, como ya les ocurre a muchos otros miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado destinados en estas islas, a buscar formas alternativas de vivienda y a malvivir en condiciones incompatibles con el trabajo policial».

Extrema gravedad

El secretario general de Jupol, Chechu Enrique, ha calificado de «extrema gravedad» el problema de la vivienda en Baleares para los policías nacionales. Y ha anunciado la habilitación de una cuenta de correo electrónico (baleares@jupol.es) para que los propietarios interesados en colaborar con la Policía Nacional puedan contactar con el sindicato con el fin de «alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes en relación con el alquiler de la vivienda a un precio asequible».

Jupol pretende así poder evitar «que se repitan situaciones como las producidas en los últimos años, en las que los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se han visto obligados a vivir en sus vehículos o han tenido que afrontar el pago de cantidades desorbitadas por el alquiler de la vivienda», según ha explicado Enrique en el comunicado.

Situaciones que ha confirmado el delegado de Jupol en Ibiza, Emilio Campo. «Hemos normalizado lo de compartir vivienda cuando no es normal», lamenta, «y se ha llegado al extremo de que necesitamos forzar a la gente a venir a trabajar a la isla porque nadie quiere hacerlo de forma voluntaria». «Junto con Cataluña, Ibiza es el último destino que quieren los agentes», asegura, «y es por el problema de la vivienda». La situación es tan extrema que nada menos que 38 policías nacionales han pedido ya el traslado a otros destinos en la Península. Traslados que se materializarán a lo largo del próximo verano. La plantilla en Ibiza debería ser de unos 270 agentes pero nunca se llega a completar. A las 48 plazas que han quedado desiertas deben sumarse las 38 que quedarán libres cuando los policías sean trasladados. «Hay agentes que, incluso, teniendo plaza en Ibiza, piden trabajar con unidades especializadas para así poder salir de aquí. Y los que vienen forzados, que están obligados a permanecer dos años en la isla, en cuanto pasa ese tiempo, piden el traslado», explica el delegado de Jupol en Ibiza, «ahora mismo hacen falta unos 80 agentes que, si llegaran de golpe, tampoco sabríamos dónde podrían vivir».

El alto precio de la vivienda no es el único factor que provoca esta situación. También hay que tener en cuenta, según el delegado de Jupol, «la incertidumbre»: «Muchos propietarios están esperando a que acaben los contratos de alquiler para echar a los policías y así poder subir el precio. Otros alquilan habitaciones y te puedes encontrar que donde viven habitualmente tres, de repente, tienen a otro compañero en la casa. Y luego tienes a los que piden que pagues un año por adelantado. Muchos agentes se ven en la calle cuando llega el verano y, antes de llegar a esa situación, piden el traslado porque así no se puede vivir».

Campo denuncia que «por muy bien que te sientas en la isla, es imposible estar aquí en esas condiciones». Y es que, asegura, «nadie puede sentirse pleno cuando tienes estos problemas y por eso no merece la pena». Y más cuando en otros destinos turísticos como pueden ser Valencia o Málaga «el precio de la vivienda y de la vida en general es mucho más bajo». La situación de muchos agentes es tan extrema que «prefieren irse a Algeciras, que es un destino al que es fácil ser trasladado». «Aunque no estén cerca de sus casas», añade Campo, «les merece la pena solo por el tema de la vivienda».