Imagen de archivo del hospital Can Misses. | Archivo

La preocupante situación de muchos usuarios de la sanidad pública ibicenca sigue siendo una triste constante y son numerosas las historias de pacientes que continúan saltando a la palestra y que evidencian el problema sanitario actual.

María -nombre ficticio de esta paciente- sufre desde hace meses un problema que le impide llevar una vida normal. Los dolores en su pierna comenzaron a finales de marzo y, desde entonces, asegura poder caminar un poco «porque el tratamiento me lo estoy pagando yo». Según explica esta mujer de 45 años, nunca antes había sufrido un problema de salud de estas características.

Aunque al principio le aseguraron que se trataba de una ciática, lo cierto es que en Can Misses no le realizaron ninguna prueba. Por su cuenta, acudió a un fisioterapeuta que le recomendó una resonancia magnética para poder determinar qué le estaba sucediendo.

«Me diagnosticaron ciática sin hacerme ninguna prueba. Eso fue en abril y yo cada vez me sentía peor y, aunque iba al médico, éste se limitaba a decirme que tuviera paciencia y que tomara ibuprofeno, pero ni la paciencia ni ese medicamento me estaban sentando bien», lamenta.

María ha tenido que esperar meses para que el médico le pidiera la resonancia: «Me propuso una radiografía y yo justo me había hecho una. Además, me habían dicho que la radiografía, en este caso, no me servía».

Tras visitar al médico en varias ocasiones durante el pasado mes de abril, el 7 de mayo María se quedó «completamente enganchada», sin poder mover la pierna, «como si ésta fuera un tronco y con dolores internos muy fuertes».

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Por el momento, sólo puede permanecer tumbada puesto que si está sentada se le duermen los pies y siente mucho dolor. Tampoco puede trabajar y desde el 9 de mayo está de baja en el centro escolar en el que desempeña su labor profesional.

«Desde hace meses yo me estoy medicando y no sé lo qué tengo. Estoy tumbada en cama y tres veces al día intento levantarme para caminar un poco y que no se me atrofien los músculos. Tengo calambres en los pies y no puedo dormir sobre ningún lado. ¿Y si no es una hernia, como me han dicho?», manifiesta.

Como en otros casos similares, en Can Misses le recetaron también diazepam, un potentísimo relajante. En varias ocasiones, le han pinchado cortisona.

De su propio bolsillo, esta mujer se ha pagado hasta el momento un estudio podológico -tal como le recomendaron al principio-, varias sesiones de fisioterapia y hasta un moderno tratamiento para intentar paliar los dolores. Este martes, ella misma abonará el coste de la resonancia magnética puesto que en la sanidad pública, en el mejor de los casos, deberá esperar entre cuatro y seis meses para que le den cita. Según le han advertido ya, la visita con el traumatólogo podrá demorarse después hasta un año. En su caso, el fisioterapeuta de la sanidad pública que iba a tratarla todavía no la ha llamado. «¿Qué hago, estoy en la cama todo ese tiempo?», se pregunta.

Con dos hijos pequeños, María lamenta cómo esta situación le está dificultando cuidar de ellos.
Harta de la situación, esta vecina de Ibiza ha compartido su caso en redes sociales, asegurando que hasta ahora era una «máxima seguidora de la Seguridad Social». Ahora, según afirma, la ve «peligrosa por la falta de atención y por las demoras interminables».

Para María, lo que sucede es «una gran responsabilidad» puesto que la gente acude al médico para ser curada, no para ser enviada de nuevo a casa sin ninguna solución, esperando a que el problema vaya empeorando. «El tiempo en la salud juega en contra», puntualiza también. «Me produce mucha angustia ir al médico y volver igual. Una semana, se aguanta, pero llevo ya mucho tiempo. He ido al médico y he vuelto igual. Me han recomendado un diazepam por la mañana y yo no quiero eso» concluye.