En pleno centro de Vila, la calle Abel Matutes Juan supone un refugio ante el frenesí del tráfico de la ciudad y, en estas fechas veraniegas, del azote del calor en sus calles. Su condición de calle peatonal y la presencia de árboles y una buena parte ajardinada son las razones por las que esta calle ejerce de oasis. Un oasis que desemboca directamente en la plaza de Antoni Abert y Nieto tras 175 metros de recorrido desde el cruce de la calle Vicent Serra y Extremadura.
Con un buen número de locales comerciales, muchos de ellos en desuso, los relacionados con la hostelería suponen uno de los reclamos de una calle cuya cuarta parte está flanqueada por el colegio Sa Graduada.
Su cercanía con el plaza Antoni Albert i Nieto y su condición de calle peatonal supone un buen reclamo para los vecinos que tienen mascotas. Uno de ellos es Rubén, que pasea a su perra Uma habitualmente por la zona. «Si la comparas con las demás calles de Ibiza está limpia», considera Rubén, que celebra el hecho de que esta calle esté privada al tráfico: «Con tantos coches, y tan potentes, como hay en Ibiza, se agradece que haya calles peatonales para estar un poco a salvo de los accidentes. Cuantas más zonas peatonales y más badenes, mejor», zanja el vecino de Vila.

Limpieza

En cuanto a la limpieza, Carolina no acaba de estar de acuerdo con su vecino. «Yo lo veo muy asqueroso, la gente es muy maleducada y tira toda la porquería al suelo. Mira», advierte la vecina de Vila apuntando a los bancos. «En uno de ellos han vomitado y ni siquiera tienen la vergüenza de echarle un agua para quitarlo», señala. En el lado positivo de la valoración de esta calle, Carolina pone en valor «la sombra y las fuentes que hay para que uno se pueda refrescar con este calor que hace, sobre todo la gente que no tiene donde ir». La opinión de María Dolores, vecina de la misma calle, va en paralelo a la de Carolina: «¡De limpieza nada! Mira cómo están los bancos, ¿tú te crees que hay derecho?».

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Sin dejar de agradecer la sombra que ofrecen los árboles de la zona, María Dolores apunta que «las farolas están tapadas por las ramas de los árboles y, por las noches, está bastante oscuro». También reconoce que está mejor iluminada que las de aquí al lado. «El otro día por la noche me tuvieron que acompañar mis amigas de tan oscuro que estaba», indica. Sin embargo, admite que «estoy muy bien viviendo aquí». Entre los locales de la calle Abel Matutes Juan, uno de ellos lleva tres meses preparándose para abrir sus puertas. Se trata de la tienda de pasta fresca italiana que está montando Fabio. En opinión del comerciante, esta vía es una buena calle.

«Aquí vive gente del barrio durante todo el año independientemente de la temporada de verano y, además, está el colegio, la plaza y el Cetis cerca. Ésta es la Ibiza auténtica de la gente de la isla de verdad», zanja Fabio, que en contraposición con sus vecinas considera que «la calle está más limpia que sucia».
«Los veo limpiar cada día. Sin embrago, alrededor de los bancos sí que está un poco sucio, pero la culpa la tienen los que se sientan allí por las noches, jóvenes y mayores, a beber y a hacer un poco de ‘fiesta’». Efectivamente, se puede observar que cada uno de los bancos de esta calle descansan sobre un semicírculo de suciedad incrustada en el suelo, «pero esto pasa en todo el mundo», justifica Fabio.

‘Plan de choque’

Andrés es otro de los vecinos veteranos del barrio cuya primera consideración respecto a esta calle es que «está sucia». «Desde hace unos años toda la ciudad está asquerosa y, de momento, no se acaba de notar ese ‘plan de choque’ del Ayuntamiento».
En este sentido, resalta que en verano siempre procura pasar por esta calle «porque hay muy buena sombra y pasa algo de corriente y, además, no pasan los coches». De esta manera, Andrés no deja de reivindicar que «hay que poner más árboles y, cuando se cae o se muere alguno, hay que poner otro, no como están haciendo últimamente». Aunque es de Sant Josep, Marina recorre esta calle con asiduidad y, aparte de coincidir con el vecindario respecto a la limpieza, también pone el foco en que «no acaba de estar en buenas condiciones».
«Fíjate en cómo está el carril bici», subraya. Efectivamente, el carril bici presenta algunas grietas y desniveles que, tal como apunta la josepina, «puede provocar que personas con movilidad reducida o personas mayores puedan tropezar y hacerse daño».
No obstante, Marina reconoce que, «aunque siempre hay cosas que mejorar, la calle, sobre todo si la comparas con otras, no está nada mal».
Asimismo, resalta los beneficios de que sea peatonal, de que esté bajo la sombra y de que, «además, pasa incluso un poco de aire en pleno verano».