Gran foto de la familia de abogados | Arguiñe Escandón

El Ilustre Colegio de Abogados de las Islas Baleares ha celebrado su fiesta colegial anual de la abogacía de las Pitiusas este viernes 6 de octubre en la sede de la UIB. Los actos conmemorativos incluyeron el acto de jura de doce nuevos colegiados, la distinción a Vicente Ferrer por su trabajo en el turno de oficio, la entrega de siete insignias de plata tras 25 años de pertenencia al Colegio y una emotiva insignia de oro a Juan Torres Marí por sus 50 años colegiado, así como un piscolabis final para celebrar la ocasión.

Decenas de personas con túnicas negras se movían de un lado a otro en la sede de la UIB en Ibiza poco antes del mediodía. Era la nueva promoción de colegiados de la abogacía, así como otra generación que ya acumula 25 años ejerciendo, acompañadas por sus familiares y seres queridos. También acudieron diversas autoridades de administraciones locales y de los cuerpos y fuerzas de seguridad. Se formaron pequeños corros que, con la entrada del decano del Ilustre Colegio de Abogados, el señor doctor Martín Aleñar Feliu, se disiparon rápidamente.
La mesa la constituían el propio decano, la señora doctora Neus Linares Llabrés, secretaria del colegio y delegada de la sede de Inca, y la señora doctora Eva María Cardona Guasch, séptima diputada del colegio. Fue esta última la que se encargó de dar la bienvenida a todos los asistentes: «Un año más homenajeamos a nuestros colegiados, dando la bienvenida a unos y distinguiendo la labor profesional, la libertad y la honestidad de otros». Tras la breve introducción en la que destacó la importancia de velar por una sociedad justa, le entregó un cheque solidario de 2.300 euros a Miguel Ángel Riera, delegado episcopal de Cáritas Ibiza.

Rápidamente comenzó el acto de jura de la Constitución en el que participaron, uno por uno y acompañados por un padrino, doce jóvenes que se incorporaban al colegio. Por orden, los nuevos colegiados son: Alejandra de Castro González, Iolanda Uceda Torres, Ana Isabel Rodríguez Llanes, María Cortés Risueño Galindo, Jennifer Mateiga Blanco, Antonio Orquín Roig, Desirée López Ribas, Concepción Najarro Muñoz, David Madrid Casado, Jurema Cardoso Dourado, Santiago Arístedes Ramón Canals, y Elitsa Ivanova Staneva Dimitrova. «Han sido muchos años de estudio y prácticas para llegar hasta aquí. El becariado no siempre es fácil», comentaba un padre.
Acto seguido llegó la distinción al señor Vicente Ferrer por «su labor al frente del turno de oficio y por la asistencia gratuita». «Estoy muy agradecido», expresaba al terminar el acto, «pero realmente lo que hago es personificar a todos mis compañeros», los más de 700 del turno de oficio. «Cuando un cliente te da las gracias… solo eso vale la pena todas las noches en vela o todo lo que se haya sufrido», afirmó el abogado ibicenco. A los nuevos colegiados les dice que «den su granito de arena para hacer una sociedad mejor».

Insignias a la labor profesional
El turno de los veteranos llegó más tarde. El decano entregó siete insignias, que se complementaron con un diploma, a los siguientes abogados: Emilio Solera Daura, María José Pérez Calvo, Fernando Mazcaray Berad, Alicia Hernando López, Eva Naves Fernández, María Dolores Valero Garzón, y Félix José Torres Ribas. Por último, se llamó al que más experiencia acumulaba de todos, el señor Juan Torres Marí, que describió su trayectoria profesional como «muy sencilla y normal».
El señor Torres estudió en Barcelona allá el año 68 o 69 y ha dedicado muchos años de su vida al Derecho Civil y Mercantil en la isla. El ibicenco, que ha venido acompañado por sus dos hermanas, contó que conoció a su mujer gracias al trabajo: «Yo tenía el turno de oficio», recordaba animado, «y a la que ahora es mi mujer le robaron en la casa». Lo que más le gusta al señor Torres es poder ayudar a los demás: «Es muy reconfortante cuando llega una persona muy agobiada y se va más feliz porque se ha podido solucionar su problema». Con 73 años continúa dando conferencias en la Universidad y asegura que «si la Justicia no es rápida deja de ser justicia».


El decano del colegio se encargó de cerrar el acto con un discurso en el que destacó la falta de recursos en el aparato de justicia: «Estamos prácticamente al borde del colapso por falta de medios en los juzgados». El señor Aleñar exigió que los ciudadanos deben de tener «la Justicia que se merecen», e incidió en la distinción al señor Vicente Ferrer y a todos los abogados del turno de oficio por su «defensa de los más vulnerables».
Asimismo, también dedicó unas palabras de gratitud a los veteranos, a quienes felicitó por su «lealtad al colegio» en «una profesión dura, sin duda, pero la mejor del mundo». A los nuevos colegiados les dijo: «Vestir la toga es un privilegio y una gran responsabilidad, encierra la esencia misma de la profesión, que son la Libertad e Independencia». Les avisó, a su vez, de que en el camino se encontrarán con disgustos pero también con grandes satisfacciones, y que «no puede haber justicia sin abogados».