Imagen de archivo de la fachada del Consell de Ibiza. | Archivo

La Asociación de Vecinos de la Venda de Es Fornàs ha remitido un escrito al Consell d´Eivissa solicitando que articule las «medidas necesarias» para crear o modificar normativas, ordenanzas o decretos y evitar así que determinadas empresas puedan operar «con total impunidad» y causar todo tipo de molestias a los residentes en la isla. Los vecinos han reiterado además su petición de «ayuda/auxilio» al alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, para lograr «una paz social que puede verse perturbada en caso de no actuar institucionalmente».

Estos ciudadanos han estado denunciando durante todo el verano las molestias que una discoteca de Sant Antoni les ha estado causando. Algunos vecinos, incluso, han necesitado pastillas para dormir.
El Consell d´Eivissa confirmó ayer a este rotativo que ha recibido el escrito, que ya se encuentra en manos del departamento correspondiente para su valoración. «Hay que analizar qué se solicita para dar una respuesta», señalaron fuentes de la institución.

El colectivo vecinal ha dirigido también un documento similar a la conocida discoteca instándole a solucionar durante estos meses de invierno sus problemas de insonorización. El presidente de la asociación, Pere Juan, consideró ayer que es precisamente esta empresa «la que provoca el problema y es quien lo tiene que solucionar. Si no tienen la iniciativa de crear un proyecto para adaptarse a las normativas, esto no tendrá solución. Es como cuando un enfermo no quiere tomar las medicinas para curarse», reconoció Juan.

Los vecinos han vuelto a pedir al alcalde que inste y obligue a este local de ocio nocturno a aplicar todas las medidas de insonorización para evitar otra temporada como la de este año. «Como es algo que hemos estado pidiendo desde 2022 y ha habido unas actuaciones mínimas o nulas, hemos pedido también ayuda al presidente del Consell y que estos locales acaben estando bajo su corsé administrativo», insistió Juan.

Cabe recordar que el pasado 14 de septiembre, un grupo de residentes en Es Fornàs y en Sant Rafel visitaron al alcalde para denunciar las graves molestias que la conocida discoteca les estaba causando. El primer edil les aseguró entonces que estos problemas iban a terminar pronto y que habría «un antes y un después» de la reunión.

Pere Juan reconoció que, tras aquel encuentro, durante la primera noche los vecinos no sufrieron ningún tipo de molestia, aunque pasados los días todo volvió a ser igual que antes. «La fiesta de cierre que celebran todos los años atrajo a una multitud de gente hasta las 12 del mediodía», afirmó el presidente.Desde Sant Antoni, la concejala de Gobernación, Neus Mateu, relató ayer que durante el verano se ha mantenido contacto con los vecinos, buscando soluciones a las quejas de estos residentes. Entre otras acciones, recordó que se han llevado a cabo sonometrías que han permitido sancionar al local, multado también por contaminación lumínica.

Mateu destacó que, tan pronto la discoteca registre en el Ayuntamiento el proyecto de insonorización, los trámites serán agilizados «lo máximo posible».