Un usuario de Cáritas Ibiza lee el manifiesto en el Paseo de Vara de Rey. | Irene Arango

El Paseo de Vara de Rey ha mostrado este jueves la verdadera y amplia realidad de las personas sin hogar. Una realidad heterogénea y compleja, lejos de estigmas, que tuvo como protagonistas a los usuarios de los distintos centros y programas de Cáritas Diocesana de Ibiza que, este jueves, han participado en la iniciativa ‘Bibliotecas Humanas’. Una actividad que se celebró con motivo del Día de las Personas sin Hogar bajo el lema ‘Comparte tu red. No dejes que se queden fuera de cobertura’. Entre estos usuarios estaba una joven de 20 años junto a una pancarta que decía ‘Mujeres sin hogar’. Ella estaba compartiendo su experiencia como participante del programa de Cáritas con el objetivo de profundizar en la problemática del ‘sinhogarismo’.

«Ahora mismo estoy viviendo en el albergue de sa Joveria y estoy trabajando en uno de los talleres ocupacionales por ocho euros diarios», relató esta joven mientras recordaba cómo fueron sus primeros días en la calle antes de recurrir a la asociación y ésta la condujera al Servicio de Acogida Municipal (SAM) del Ayuntamiento de Ibiza. «Llegué hace cinco meses a la isla engañada por una chica que me dijo que conseguiría trabajo enseguida, pero no fue así y estuve dos semanas viviendo en una playa. Fue una experiencia horrible y no podía dejar de llorar. Cuando vives en la calle, el resto de personas sin hogar te ofrece drogas y alcohol cada día», recordó con tristeza Jussel Rodríguez, una joven peruana que tuvo que abandonar su país por amenazas de «extorsión» y «secuestro».

Seguir adelante

Tras unas semanas horribles en la isla, esta joven relató que se sentía mejor e indicó que no se rendirá nunca y seguirá adelante. Explicó que ya ha tramitado la solicitud de asilo político, pero no tiene papeles y mientras tanto no puede acceder al sistema educativo y seguir con sus estudios. Además, señaló, tiene que esperar más de dos años y contar con un contrato para poder solicitar el Arraigo Social. No obstante, pese a todas estas dificultades burocráticas, Jussel se mostró muy positiva, siempre con una sonrisa en su rostro: «Me gustaría seguir con mis estudios de educación infantil, es lo que estudiaba en Perú», puntualizó mientras resaltaba la gran labor de todos los trabajadores y voluntarios de Cáritas Ibiza, quienes desde el primer momento le brindaron ayuda. «Actualmente vivo con 15 mujeres más en sa Joveria – yo soy la más joven- y estamos separadas de los hombres», puntualizó. En este sentido, manifestó que al ser un centro de baja exigencia viven también en este albergue alcohólicos, expresos y adictos.

Muy cerca de esta chica estaba otro de los usuarios y participantes del programa ‘Bibliotecas Humanas’. Él era José Torres, un vecino de Ibiza que se quedó sin trabajo porque su empresa cerró y, desde entonces, es una persona sin hogar. En su pequeño espacio de reflexión, José Torres criticaba cómo la gente sigue categorizando a las personas que viven en la calle como mendigos, indigentes, borrachos o vagabundos. «Sólo somos personas sin hogar», lamentó con tristeza. En este sentido, relató que, como Jussel, también vive en el albergue de sa Joveria desde hace años. «Somos 53 hombres y la mayoría ha vivido antes en la calle. Hay gente que consume y ha estado en prisión. También hay varios jóvenes», explicó. Sin ir más lejos, desde la asociación señalaron que el ‘sinhogarismo’ entre los jóvenes no ha dejado de crecer en los últimos años, especialmente en la población extranjera.

Justo enfrente de José Torres estaba el usuario Juan Carlos de la Torre, quien portaba un estudio sobre la mujer sin hogar y su invisibilidad. «Cada vez hay más mujeres en la calle. Este estudio determina que hay un 20 % de chicas sin hogar», explicó este usuario, quien actualmente recibe los recursos que presta el Servicio de Acogida Municipal (SAM) del Ayuntamiento de Ibiza. Juan Carlos de la Torre relató que su situación empezó con una orden de alejamiento por parte de su expareja y, desde entonces, está sin hogar. «La vida en la calle es muy dura. Entre ellos se roban y se agreden», explicó haciendo hincapié en que gracias a Cáritas puede participar en uno de los talleres ocupacionales. Justo en uno de estos talleres, el de jardinería, trabaja el joven Marwan de 21 años. Este argelino que llegó hace cinco años a Ibiza en patera es uno de los jóvenes que colabora en el taller agrícola de formación e inserción sociolaboral en Can Pep Xico. «Me encanta la isla y ayudar a las personas. Cuando llegué recurrí a Cáritas y aprendí español. Ahora vivo con una familia de acogida y me cuidan muy bien», explicó Marwan junto al resto de jóvenes que trabajas en estos talleres.

Manifiesto

Se hicieron las 12.00 horas y otro de los usuarios de la asociación leyó el manifiesto. Un escrito que ilustró la realidad de estas personas través de las experiencias. «Las personas sin hogar representan la cara más severa de los procesos de exclusión social. Hay que hacer algo por la dignidad de las personas», señaló e indicó que cada uno de ellos tiene una historia de vida diferente, con un pasado que a veces pesa mucho en el presente. «Más allá de las circunstancias de dificultad, todos nosotros queremos un futuro digno», puntualizó emocionado junto a decenas de personas.

Entre estas personas estaba Gustavo Gómez Bello, coordinador de la entidad en Ibiza. Este hombre explicó a Periódico de Ibiza y Formentera que toda la sociedad debería apoyar a las personas sin hogar. «Siempre se vincula esta catalogación a las personas que viven en la calle, pero la Unión Europea también incluye dentro de esta tipología a todas aquellas personas que viven en infraviviendas o en caravanas. Todas ellas están en situación de exclusión social», lamentó. También manifestó que es importante darle una dimensión más amplia a esta realidad. «Muchas personas tienen vivienda y trabajo, pero sus coberturas básicas no están cubiertas. Por eso, es importante ampliar esa mirada social», puntualizó Gustavo Gómez durante el Día de las Personas sin Hogar en Ibiza.