Imagen de archivo de un cuartel de la Guardia Civil en Ibiza.

Iván Fidalgo, coordinador autonómico de la Asociación Española de Guardias Civiles, destaca los problemas a los que se enfrentan los agentes del cuerpo en las Pitiusas: la falta de vivienda, un plus de insularidad que no se ajusta a la realidad de los precios y la inestabilidad en la plantilla. Todo ello perjudica la calidad del servicio que puede ofrecer la Guardia Civil, que ha visto a personal dormir en furgonetas o tener que pillar bajas por no encontrar alojamiento.

Los pabellones en cuarteles de la Guardia Civil y las habitaciones individuales de cuatro cinco metros cuadrados consiguen alojar únicamente a un tercio de la plantilla de la isla, dejando a la mayoría de los agentes desprotegidos frente a los altos precios de la vivienda. «El resto vivimos como cualquier hijo de vecino: de alquiler o, el que pudo hacerlo, en una casa comprada», menciona Fidalgo.

«Actualmente, no hay ningún agente que tenga que dormir en su vehículo», destaca el coordinador autonómico. Al año se producen dos movimientos de personal, con cambios de destino, que suele terminar con un saldo negativo en el número de agentes. El mes pasado hubo uno en el que se marcharon varias personas: «En principio, al haber menos gente no esperamos que en invierno haya un problema de vivienda grave». Ese problema llegará, según indica Fidalgo, en primavera con la llegada de personal para reforzar la plantilla durante la temporada.

Bajas psicológicas

Fidalgo explica que hay compañeros que directamente no consiguen encontrar vivienda y terminan por marcharse. «Alguno incluso», añade, «tuvo que coger la baja psicológica porque, lógicamente, no puede vivir en la calle». Son varios los agentes que, en cuanto pueden, se van de la isla por los gastos extras y el estrés que provoca: «Salvo casos muy puntuales de personas que tengan algún familiar, nadie quiere venir».

«Los alumnos de prácticas que salen de la academia eligen Ibiza como último destino porque saben lo que hay», señala. Los que les ha tocado venir a la isla, destaca Fidalgo, han de quedarse durante el periodo de prácticas pese a no encontrar vivienda para poder salir como guardias profesionales, «y si tienen que dormir en sus coches pues les toca fastidiarse». «Es una situación muy precaria», reitera.
Hay algunas medidas tomadas que han conseguido paliar levemente la situación, como la cesión de la casa de Sant Mateu por parte del Ayuntamiento de Sant Antoni. El cuerpo confía en la construcción de un nuevo cuartel con pabellones que cuenten con «el máximo número de viviendas posible» para poder alojar a parte de su plantilla. Llevan años esperando uno en Sant Josep, que «parece que no se va a hacer», pero tienen esperanzas en el compromiso de la alcaldesa de Santa Eulària en erigir uno en Santa Gertrudis.

«Al final el problema es el mismo que tiene el resto de personas, ya sean o no funcionarias», asume Fidalgo. El coordinar autonómico de la Asociación Española de Guardias Civiles expresa que la obtención de una insularidad digna es tan importante como la falta de vivienda: en Mallorca se reciben unos 75 euros y en el resto de las islas unos 94 frente a los 376 de las islas menores de Canarias o los 622 euros de Ceuta y Melilla. «Es algo que no se ha actualizado en casi 20 años y las cosas han cambiado mucho», destaca. Mientras llega la actualización del plus de residencia, reclaman un complemento de productividad como el que se les pagó en el año 2018. «Pedimos que nos paguen un complemento de productividad en tanto no se actualice la indemnización de residencia, tal y como hicieron en 2018». Ese año, según recordó Fidalgo, expusieron esta situación al ministro de Interior y se abonó a todos los funcionarios dependientes de Interior un plus de 200 euros.

Fidalgo cree que se deben de adoptar las medidas necesarias para conseguir que las Pitiusas sean un destino atractivo. A más inri, incide en que el cuerpo es un servicio esencial: «Todos somos esenciales, todos los trabajadores de las islas pedimos vivienda, pero también creo que necesitamos Policía y Guardia Civil suficiente para atender las demandas, igual que hacen falta médicos para operar y funcionarios de Tráfico para abrir la oficina, por poner ejemplos». «El ciudadano no tendrá la atención que requiere, o no con rapidez», expresa, creando desigualdades con el resto de territorios nacionales.