Gustavo Gómez (Madrid, 1972) es coordinador de Cáritas Ibiza desde hace nueve años, pero lleva en la entidad alrededor de 24 años y desde entonces ha visto cómo la asociación no ha dejado de crecer y de impulsar nuevos programas y proyectos. Comenzó como voluntario de Cáritas y de ahí pasó a la residencia Reina Sofía, pero enseguida regresó a la sede de la asociación para formar parte de esta gran familia y ayudar a los colectivos más vulnerables, especialmente a la hora de ofrecer recursos habitacionales a personas que se encuentran sin hogar en la isla.

Enhorabuena por la labor que realiza toda la familia de Cáritas Ibiza.

Gracias. Sin el trabajo de todo el equipo sería imposible llevarlo a cabo.

¿Hay personas que rechazan la ayuda social y viven en la calle porque quieren o es un bulo?

Es una mentira que se cree mucha gente. Hay un grupo mínimo que se puede contar con los dedos de una mano y suelen ser personas con alguna patología mental porque no hay nadie que quiera vivir en la calle. También hay algunos, pero muy pocos, que no saben o no quieren adaptarse a los horarios que se exigen en el albergue de sa Joveria. La mayoría de gente que duerme en la calle es consecuencia de la falta de recursos habitacionales en Ibiza.

¿Están ocupadas todas las plazas de alojamiento en los centros?

Sí, todos los espacios para albergar a personas sin hogar están llenos, hasta arriba. El albergue de sa Joveria con 56 plazas, el Servicio de Acogida Municipal del Ayuntamiento de Ibiza con 15 y el espacio de primera acogida que está en el Parc de la Pau con 12 plazas. Todos ellos están completos y no tenemos más.

El proyecto del centro de es Gorg se retrasó para poder ampliar las plazas. ¿Será suficiente si no se mantiene sa Joveria?

En dos meses se completaron todas las plazas del albergue y del SAM del Ayuntamiento de Ibiza, pero hay personas que siguen viviendo en la calle. Históricamente siempre han faltado recursos habitacionales en Ibiza y el proyecto del centro de baja exigencia de es Gorg es necesario, pero con más de 30 plazas. En el caso del actual albergue de sa Joveria tengo entendido que no se mantendrá porque el Consell d’Eivissa lo quiere destinar en un futuro a otros usos.

¿Qué usos?

Todavía no se sabe, pero no creo que se mantenga porque es un centro provisional.

Como forma más extrema de la exclusión social está el sinhogarismo, pero afecta a más colectivos.

Exacto. Hay personas subarrendadas o que viven en hogares inseguros e inadecuados que también sufren una exclusión social y residencial por no poder acceder a una vivienda digna. No son personas sin hogar, pero están dentro del grupo de personas que sufren esta exclusión. Así lo determina el estudio de la tipología Ethos en Europa.

¿Qué medidas sociales de todo tipo y habitacionales quiere poner en marcha Cáritas para intentar paliar esta situación de exclusión»

Estamos acondicionando el tercer piso del antiguo albergue municipal. Esta idea surgió a través de la cadena Vibra Hotels, que nos están acompañando en varias de nuestras acciones. Nos dijeron que cuando cerrasen sus hoteles tras la temporada, nos ayudarían a acondicionarlo para tener un espacio con 15 plazas y poder acoger a más personas que serán atendidas por los servicios sociales.

Cáritas Ibiza no deja de crecer. ¿Cuántos programas y proyectos llevan a cabo en la isla?

Eso intentamos. Cada vez hay más realidades y nuestra responsabilidad es saber leerlas. Sin ir más lejos, en el servicio de centro de día se ha incrementado el número de mujeres en situación de sinhogarismo y ya representan el 21 % de todas las personas sin hogar en Ibiza. Estas personas están invisibilizadas y se enfrentan a una doble discriminación por parte de la sociedad. Por ello realizamos acciones más específicas para mujeres. También tenemos espacios de primera acogida donde la gente nos cuenta sus problemáticas y, de ahí, intentamos encajarlas en alguno de los proyectos para que todo sea una cadena.

¿Cómo es esta cadena social?

Las personas sin hogar son atendidas en estos espacios de primera acogida y luego vemos sus necesidades. Con muchas de ellas trabajamos en el taller agrícola de formación e inserción sociolaboral en Can Pep Xico. Aquí trabajamos las habilidades básicas y después acuden al programa de empleo donde se les sigue formando con el objetivo de encontrar un empleo.

¿Muchas personas consiguen la reinserción laboral en la isla?

Sí. Lo malo es que, mientras que en otras ciudades tener un trabajo significa salir de la exclusión social, aquí por el problema de la vivienda es mucho más complicado. Es tremendo que una persona que trabaja 40 horas a la semana esté en riesgo de exclusión. No obstante, nuestra responsabilidad es motivarlos y prepararlos para que logren un contrato que les permita cotizar. Después de estar tres años en el programa buscan otro trabajo y se cierra el ciclo.

¿Es complicado lograr esta motivación entre los usuarios de la entidad?

Muchas veces no es fácil porque no tenemos los recursos necesarios para llevar a cabo todas las medidas sociales planteadas. En ocasiones sólo podemos acompañarlos y es muy duro porque acabas empatizando con las historias. Es nuestro deber como sociedad ayudar a estas personas, también el de las administraciones.

¿Ha aumentado en Ibiza el número de personas atendidas por Cáritas?

Sí, este año hemos atendido a más de 200 personas, muchos de ellos inmigrantes. Esta gente lo tiene más complicado para salir de la exclusión social porque hasta los tres años estas personas no tendrán papeles y tienen que comer. Muchos de nuestros usuarios son jóvenes que han llegado en patera y están en Can Pep Xico. Este taller nació a la hora de intentar cubrir todas las necesidades de nuestros usuarios, como son estos jóvenes. Actualmente hay 11 personas en este espacio que han venido del centro de menores. Es muy duro que un chico de 17 años te diga que no tiene futuro.

¿Los jóvenes que crecieron en un hogar pobre tienen mayor probabilidad de serlo en la edad adulta?

Sí. Caritas hizo un estudio sobre la transmisión intergeneracional de la pobreza y determinó que sí. Estamos recibiendo a hijos de padres que en su día fueron usuarios. Un porcentaje alto de las familias que no estudian sufren exclusión social. Es importante priorizar el tema de la formación y ofrecer herramientas a los padres. En nuestro centro educativo Betania están motivados, pero luego en casa no continúan porque allí no tienen herramientas.

Estos jóvenes que han llegado en patera, ¿qué actitud adoptan?

Su idea no es quedarse en Ibiza. Ellos llegan con la idea de llegar a la Península o Francia. Pero los que no tienen más de 18 años se quedan en el centro de menores. Cuando llegan a Cáritas hacemos un trabajo conjunto y les ofrecemos más expectativas de las que tienen. Hasta que no tengan dos años de formación no consiguen los papeles. Mientras tanto, nosotros les damos siempre una bolsa de comida y los acompañamos, como al resto de usuarios.

¿Qué más colectivos atienden?

Atendemos muchos colectivos diferentes. Sin ir más lejos, hemos heredado un piso cerca de la Iglesia de Santa Cruz para trabajar con personas que se encuentran en tercer grado o régimen de semilibertad y no pueden salir dos días de la cárcel si no tienen un sitio en Ibiza para dormir.

¿Qué más proyectos hay encima de la mesa a corto plazo?

Sobre todo, darles un gran empujón a las medidas específicas destinadas a las mujeres. Para ello, seguiremos hablando con los Servicios Generales de Cáritas porque tenemos muchas mujeres en Betania, en acogida y en el taller de empleo. Necesitamos más trabajo específico con ellas porque tienen características diferentes. Algunas son familias monomarentales y están a media jornada.

¿Qué acciones específicas se están llevando a cabo actualmente?

Son acciones que hacemos en Betania. Por un lado, allí trabajamos el esfuerzo escolar con el colectivo de Infancia y Adolescencia y, por otro, trabajamos con adultos e impartimos clases de castellano y catalán. Es aquí donde realizamos acciones directas hacia las mujeres como la gimnasia destinada a usuarias inmigrantes. Es un modo de conectar con ellas y ampliar círculos. Queremos que sean mujeres empoderadas independientemente de su estatus social.

¿De qué nacionalidades son?

Están viniendo muchas personas de Paraguay y de Colombia. También de Ghana, pero estas mujeres tienen más redes sociales en la isla. Es importante conocer estos datos para enfocar nuestras acciones. Ese esencial y nuestra responsabilidad que tengan el impacto adecuado. La verdad es que no llegamos a todo, pero es mejor trabajar bien con 10 personas y cuidar la calidad de la atención que trabajar con 20 y no poder cubrir sus necesidades.

¿Cuántos trabajadores forman parte de Cáritas?

Ahora mismo somos 27 trabajadores y es complicado. Cuando vienen los trabajadores de los Servicios Generales y ven lo que hacemos no se lo creen teniendo en cuenta los pocos recursos disponibles que tenemos. Todo está vinculado a las subvenciones y las ayudas que tenemos por parte de las administraciones, de Europa y de las empresas privadas. No obstante, no siempre son las ayudas que queremos porque siempre hay cosas que hacer.

¿Qué porcentaje de españoles recurren a la asociación?

Es cierto que a los españoles les cuesta más recurrir a Cáritas, pero actualmente cerca del 40 % son personas españolas, el resto son inmigrantes llegados de Sudamérica y del norte de África. En el caso de los ibicencos les cuesta mucho solicitar alimentos y permanecer en la cola de Cáritas. También es verdad que los españoles tienen más redes sociales a las que poder acudir como es la familia.

¿Qué porcentaje de habitantes en la isla está en exclusión social?

Las cifras que te puedo ofrecer son a nivel nacional, pero nosotros estamos por encima de estos datos. Según el informe de Cáritas, el 63 % de las personas en situación de exclusión social recorta en suministros básicos de luz y agua. El 7 % no tiene ningún tipo de ingreso, aquí entran los inmigrantes sin papales. Esta situación les obliga a trabajar en negro alimentando mafias.

Pandemia y ahora inflación. Así es imposible recuperarse económicamente.

Pandemia e inflación. La suma de ambas ha agravado exponencialmente las cifras de pobreza. Primero fue la crisis económica de 2008 y cuando mucha gente empezaba a recuperarse llegó la pandemia. Los informes determinan que muchas de las personas afectadas no se pudieron levantar y pasaron a estar en situación de riesgo de exclusión social en la isla. No puede ser que una persona con un trabajo normal cobre 1.500 euros y pague 1.000 euros de alquiler. Todo esto influye. Cada vez hay una brecha más grande entre ricos y pobres que impide una sociedad equilibrada.

¿Qué datos concretos sobre Ibiza y esta problemática desprende el informe de Cáritas?

Uno de los datos es que en Ibiza hay 18.000 viviendas sin inquilinos fijos y 4.000 vacías que no se alquilan. Si se alquilaran darían alojamiento a 12.000 personas que, con políticas sociales, se podrían alquilar por mucho menos. En lugar de por 1.000 euros por 800 euros.

¿Se han reunido con las administraciones para hablar sobre estas políticas sociales?

Sí. Tenemos reuniones con las diversas administraciones, pero una cosa es hablar de política local y otra de políticas sociales. Aquí estamos todos implicados y desde las administraciones deben luchar para que no haya pisos vacíos en Ibiza, ya sea aumentando el IRF a los pisos vacíos o aplicando impuestos en positivo como son los incentivos a los propietarios. Hay mil acciones que se podrían hacer, pero hay muchos intereses.