Se ha firmado un convenio de uso de esta Torre con la familia Marí, propietaria de la Torre, que permite al Consell Insular llevar a cabo los trabajos necesarios para su preservación | Arguiñe Escandón

«Hoy estamos de enhorabuena», ha celebrado este martes la consellera de Patrimonio de Ibiza, Sara Ramón, ya que se firmó un «convenio de uso» de la familia de Lina Bufí hacia el Consell de Ibiza de la Torre Sa Blanca Dona. La consellera afirmó que se trata de una torre «muy interesante» porque mantiene sus elementos defensivos y es una de las únicas de la isla que los guarda, además también conserva sus dos plataformas.

El proyecto se divide en dos partes. En sta primera etapa que ya está en marcha es solo la fase consolidación, a la que le corresponden 48.000 euros. Por otro lado, está el proyecto ejecutivo que supone la restauración y conservación integral de toda la torre, que completará el presupuesto concedido de 178.000 euros, según advirtió Sara Ramón a este periódico.

Se trata de una torre que data del S. XVI «casi seguro», según afirmó el arquitecto líder del proyecto, Juanjo Serra, a pesar de que su registro sea del siglo siguiente ya que las grandes invasiones por las que se construyeron estas edificaciones comprenden desde la época mencionada hasta la batalla de Lepanto. No es muy distinta respecto a otras torres a nivel constructivo, según explicó Juanjo Serra. En este sentido, afirmó que se encuentra muy deteriorada pero que destaca a nivel tipológico, es decir, en su forma, su conservación prácticamente intacta, pues a diferencia de la mayoría de las torres no ha perdido nada de altura. Esto es en parte gracias a que hasta ahora le han estado dando vida, usándola de gallinero o de granero. Esta peculiaridad es la que marca su diferencia ya que, tal y como destacó Serra, en general «el primer uso de una torre al finalizar su objetivo defensivo era emplearla de cantera». Como curiosidad contaba con una almazara o trujal, cuyo residuo graso servía como aditivo para las paredes de la torre, que «entonces por lo visto servía para endurecer el mortero».

Para la familia esta noticia supone «una tranquilidad» ya que el caer de las piedras suponía «un sin vivir», asegura Lina Marí, representante de la familia. Desde hace años los cernícalos anidan en la torre, lo que hace que al escarbar caigan las piedras a la carretera por la que pasan todo tipo de vehículos. Esto junto a «algún coche que habrá chocado», propiciando un hueco en la parte baja, es lo que hacen que corra peligro de derrumbe, una situación preocupante para esta familia que cuenta que incluso llegó a poner muchas veces su propio vehículo al lado de la torre como barrera para evitar que una caída de los 14 metros escombros terminara en accidente.


Proceso de reconstrucción

A día de hoy, la torre de Sa Blanca Dona estaba cayendo, razón por la que se han puesto todas las mallas de protección. Ahora, como intervención de urgencia, se reconstruirá toda la base, que es el cimiento de la torre, para dejarla consolidada hasta que llegue el proyecto completo. La arquitecta Ana Payer, jefa de la empresa Ibra Construcciones que se encarga de la obra, explicó este martes que para restaurarla «respetarán los materiales originales, recomponiendo toda la piedra que falta, haciendo inyecciones de cal para consolidar todas las piedras actuales y las nuevas y se hará todo el rejuntado que falta de la piedra». Este proceso de urgencia llevará unas dos semanas de trabajo diario y quedan «mínimo tres o cuatro meses» para que se lleve a cabo el proceso siguiente.

El zócalo es de piedra viva y arriba hay piedra muerta, que es costra calcárea de terciario. Se trata de una costra que está por encima de la tierra de cultivo que tiene entre un metro y medio metro que antiguamente «cuando se inauguraba un campo la rompían», afirmó Juanjo Serra. No es muy difícil conocer los elementos y recuperarlos, puesto que casi todos los materiales son de muy cerca debido a que no había transporte en aquella época para traer materiales de más lejos. Los arquitectos contaron que «también se está eliminando el poco mortero que había de cemento» ya que como anécdota familiar explicaron que un albañil que reformó la casa «les hizo el regalo de cimentar toda la fachada de la torre».

Desde el Consell de Ibiza ya sabían que estaba en muy mal estado. De hecho, hay un informe desde hace unos años que dice que esta «es una de las torres prioritarias que se debería de actuar», según aseguró Sara Ramón. En ese momento encargaron un proyecto de restauración y conservación, liderado por el arquitecto Juanjo Serra, que presentaron cuando salió el plan de ayudas europeas y fue concedida para conservar y restaurar esta torre. Desde entonces han empezado a trabajar con la familia que es «lo que ha sido más largo», según explicó la consellera Sara Ramón ya que la convocatoria de fondos europeos exigía a los dueños un convenio de sesión de 50 años de uso para que la institución pueda «actuar en la conservación y después dinamizar para enseñar el bien a todos los ciudadanos».