Liz Suárez, paciente con cáncer de cérvix.

«Agradezco estar aquí en Ibiza, en Uruguay ya me hubiese muerto hace tiempo». Así de tajante se muestra la paciente de Can Misses Liz Suárez cuando empieza a relatar su experiencia personal tras padecer cáncer de cérvix o cuello uterino.

Explica que este tumor está marcado por la desigualdad económica, ya que afecta especialmente a las mujeres que viven en países con menos recursos por la falta de acceso a los servicios sanitarios como la vacunación, los cribados y los tratamientos.

Es por eso que esta afable mujer comparte con Periódico de Ibiza y Formentera lo «afortunada» que se siente por haber podido acceder a los diferentes procedimientos y tratamientos que se realizan en el hospital Can Misses. Recuerda que todo empezó en 2017 en su país, Uruguay. A Liz le detectaron el virus del papiloma humano (VPH) y posteriormente le realizaron «una conización del cuello uterino para eliminar las lesiones precancerosas» aparecidas como consecuencia de la infección persistente por el VPH.

Hemorragias anómalas

Relata que cuando empezó a encontrase mejor se trasladó a Ibiza en 2018 por cuestiones laborales. Sin embargo, agrega que comenzó a sentirse muy mal y a tener hemorragias uterinas anómalas.
«En su momento no lograron eliminar todas las células precancerosas y en dos años se despertaron», señala Liz mientras explicaba que el cáncer cervical que padecía, que se divide en tres fases principales, estaba en Estadio 1 porque dichas células se encontraban sólo dentro del cuello uterino.

Destaca que a principios de 2020 se realizó en la isla varios estudios ginecológicos y, tras estos exámenes, se programó para finales de año una operación quirúrgica para tratar el cáncer de cuello uterino. No obstante, subraya que las hemorragias aumentaron, llegando a tener 28 sangrados en un mes que le provocaron una anemia. «Cuando peor estaba llegó la pandemia y Can Misses, como el resto de hospitales, se desbordó y no podían atenderme. Sólo había consultas telefónicas», añade.

Fue entonces cuando recurrió a la Policlínica y, después de hacerse varias pruebas, detectaron que el tumor alcanzaba los seis centímetros. «En cuestión de ocho meses me había crecido seis centímetros», recuerda Liz, quien señala que, «aunque lo tenía todo en contra», no se alarmó cuando recibió la noticia sino que intentó mantenerse fuerte. Su actitud, indicó, le ha ayudado a hacer frente a todos los desafíos que se ha encontrado en el camino.

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Tras esta noticia contactó con especialistas de Can Misses para explicar su situación y, al ser tan urgente, esa misma semana el Jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital, Rodolfo Moreno, le realizó una citología.

«Al mes ya estaba recibiendo los tratamientos de quimioterapia y radioterapia tanto externa como interna. Este último proceso dio resultado», subraya esta risueña mujer, haciendo hincapié en que este procedimiento que se realiza en Palma, llamado braquiterapia, destruyó todas las células cancerosas y no necesitó hacerse una histerectomía.

«Empecé con el tratamiento en diciembre de 2020 hasta marzo 2021. Tras estos meses, las imágenes determinaron que estaba todo erradicado. Me vi tocando el cielo», rememora esta valiente mujer. En este sentido, subraya que, a partir de ahí, empezó con las revisiones periódicas y la realización de algún TAC.

Nueva lucha

Fue justo en uno de estos exámenes médicos cuando detectaron que Liz tenía metástasis de cérvix que se había propagado hasta los pulmones.

«Me vi luchando de nuevo contra esta enfermedad. Comencé otra vez el tratamiento de quimioterapia, pero no funcionó y en 2021 empecé un procedimiento nuevo con inmunoterapia, que ha durado dos años», señala, resaltando que en diciembre de 2023 recibió la buena noticia de que todo estaba bien y que sólo quedaban «células residuales».

No obstante, Liz recibió otro duro golpe en su vida, ya que empezó a tener síntomas preocupantes en el bazo. «Ahora mismo estoy realizándome pruebas como el PTAC y de momento no parece cáncer. En abril tengo un nuevo examen médico», adelantó esta mujer, quien, gracias a su arrojo, ha sido capaz de responder ante cualquier circunstancia durante todo este proceso.

«La metástasis no es curable. El cáncer entra en una especie de letargo que en cualquier momento puede despertar. Sólo espero que lo haga dentro de 10 años», señaló esta risueña mujer entre risas.