Este jueves se ha celebrado la entrega de los Premis Gastronòmics Ciutat d’Eivissa 2023, un tributo a la excelencia, la innovación y la autenticidad en la cocina de la isla, en la Sala Capitular del Ajuntament d’Eivissa.

Los galardones de los Premis Gastronòmics Ciutat d’Eivissa están divididos en cuatro categorías.
En la de restaurante de concepto, el premio pretende poner en valor la evolución de la cocina, la introducción de la tecnología y de nuevos ingredientes para llegar a una cocina de vanguardia que da lugar a nuevos conceptos. Omasake fue el galardonado con el premio al mejor restaurante de concepto. Walter Sidoravicius, responsable del restaurante galardonado quiso agradecer el reconocimiento y «poder haber contribuido con mi granito de arena a la gastronomía de la isla».

La sostenibilidad también tiene cabida en los Premis Gastronòmics Ciutat d’Eivissa, que reconocieron como el mejor restaurante sostenible a Tierra de Ibiza. Estela Armada, su responsable, tras recibir el premio quiso poner en valor «la comida tradicional casera y el producto local de Km 0» para trabajar de una manera ecológica sin dejar de agradecer a «las personas que me acompañan en el día a día y el apoyo incondicional de mis padres».

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En la categoría de restaurante tradicional el ganador fue el restaurante del Club Náutico de Ibiza por «su papel fundamental en la preservación de la identidad de un pueblo a través de la tradición y el producto local», tal como describió la conductora de la gala. Sin duda, el carácter emocional que también alberga el premio al Club Náutico levantó la mayor ovación de la jornada antes de que su representante reivindicara que «esperamos poder seguir estando ahí muchos años más» y agradeciera al «chef y al equipo de sala» todo su trabajo.

«A veces, la buena gastronomía se disfruta en una barra de bar, en un formato pequeño pero que recoge todo el sabor y la esencia de nuestra cocina», argumentó la presentadora para dar paso al último premiado de la gala, el restaurante La Barrita Ibiza, como mejor restaurante de tapas. Su responsable, José Ángel Sánchez, se mostró «sorprendido, siendo de Murcia nunca me hubiera imaginado ganar un premio de esta categoría en Ibiza. Estoy muy orgulloso».

Los encargados de entregar el premio a cada uno de los ganadores, tras la presentación de un vídeo homenaje a cada uno de ellos, fueron la concejala de Turismo de Ibiza, Laura Planells, y del alcalde de Vila, Rafa Triguero. El alcalde también fue el encargado de cerrar la gala con un discurso en el que destacó la importancia de la gastronomía como parte fundamental de la identidad de Ibiza, «desde el bar de barrio, donde se sirven tapas que encierran el alma de lo cotidiano, hasta los restaurantes más innovadores que, con audacia, fusionan la tradición con visiones vanguardistas». «Debemos poner en valor nuestra cultura, nuestro patrimonio, gastronomía y tradición que nuestros restaurantes aportan frente a la imagen de la Ibiza de playa y discoteca».

Triguero también quiso agradecer la «difícil labor» del jurado de los premios. «Felipe de la Peña, contigo empezó todo», proclamó el alcalde dirigiéndose al veterano cocinero y miembro del jurado junto a Óscar Molina, a quien Triguero reconoció el mérito de «haber puesto Ibiza en el mapa de las Estrellas Michelin», entre otros jurados como Antonio Martínez Beneyto.

El alcalde elogió el «formato íntimo y el enfoque académico en la fusión de sabores» de Omasake mientras puso en valor «la cocina lenta y tranquila, que refleja la esencia de la isla y respeta el medio ambiente» de Tierra de Ibiza. Respecto al Club Náutico de Ibiza, Triguero quiso subrayar «su excelencia en la cocina tradicional, la calidad de sus productos del mar y su capacidad para acercar la cocina casera a sus clientes». Además, reconoció la contribución de los bares de tapas de la ciudad, «que ofrecen una variedad de sabores y experiencias culinarias en un formato pequeño pero memorable».

«Probablemente, Ibiza sea la mejor ciudad del mundo donde comer», proclamó el alcalde para finalizar el discurso y la gala antes de invitar a los asistentes a terminar de celebrar el evento con un picoteo.