Felicia Bocú (Bucarest, 1969) concejala de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Litoral del Ayuntamiento de Sant Josep. | Moisés Copa

Felicia Bocú (Bucarest, 1969) es la concejala de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Litoral del Ayuntamiento de Sant Josep. Esta mujer, nacida en Rumania, relata que llegó a vivir en su país el yugo comunista y la revolución de 1989 mucho antes de ejercer como contable en Bucarest. Tras unos años trabajando allí, decidió viajar a Ibiza hace 30 años, concretamente el 29 de mayo del 93, recuerda Bocú antes de la entrevista mientras se lanza y dice varias frases en catalán. Sóc una miqueta de tot el món dice la concejala entre risas. No obstante, afirma que se enamoró de Ibiza nada más ver el azul turquesa del mar. Al llegar empezó a trabajar en el sector hotelero de la isla, lo cual fue un gran aprendizaje para ella. Durante esta etapa intentó impulsar un turismo sostenible que generara un impacto mínimo sobre el medioambiente porque considera que turismo y sostenibilidad deben ir siempre de la mano.

—Casi se cumple un año de la celebración de las elecciones municipales y de su compromiso al frente de la concejalía de Medio Ambiente, ¿qué balance hace?

—Sí, hace casi un año que me enfrasqué en esta aventura maravillosa. Recuerdo que, al principio, cuando me ofrecieron el departamento de Medio Ambiente no sabía si iba a estar a la altura; ese fue mi gran dilema. Además, el primer día ya me encontré con la convocatoria de una huelga por parte del servicio de socorrismo y con varios contratos sin licitar. Me dije a mí misma ‘menudo caos’. Así que empecé a poner orden poco a poco para afrontar primero las prioridades de la concejalía, incluso en mi despacho tengo varios post its que he ido moviendo de lugar a medida que se conseguía el objetivo. Todo se está haciendo poquet a poquet.

—¿Cuáles fueron las mayores prioridades que se encontró?

—Afortunadamente el departamento de Medio Ambiente está dotado con personas muy cualificadas que trabajan de forma concienzuda. Los técnicos de Litoral me han apoyado en todo. Cuando empecé mi prioridad fue crear la Oficina de Residuos porque me quedé sin equipo, ya que se había acabado el contrato temporal del servicio. Esto no garantizaba ninguna continuidad de trabajo porque cada dos o tres años venían nuevos técnicos y celadores. Ahora ya tenemos esta Oficina de Residuos y también una técnica municipal; me faltan los administrativos y los celadores, pero estamos en ello. Otra de mis prioridades fue resolver los problemas diarios que surgían en verano. Tengo un mapa de prioridades para el trabajo, aunque me gustaría poder hacer los trámites más rápido. A veces las gestiones administrativas son lentas, engorrosas y frustrantes porque se alargan únicamente por la falta de una firma. Gracias al trabajo de los administrativos estamos haciendo formularios más fáciles y accesibles a través del traspaso de lo analógico a lo digital en la web de Medio Ambiente y Litoral.

—Tras el anuncio de huelga por parte de los socorristas de Sant Josep, ¿la licitación del nuevo contrato de socorrismo pasó a ser una urgencia?

—Totalmente. Se convirtió en lo más importante para el equipo de gobierno porque nos encontramos con un gran problema. Afortunadamente no llegaron a hacer ninguna huelga gracias al buen talante del alcalde de Sant Josep. Nos reunimos lo antes posible con ellos, aunque el primer encuentro fue algo tirante. No obstante, ya se pusieron las bases y vieron que realmente queríamos colaborar y buscar una solución al problema. Fue entonces cuando se llegó al contrato que presentamos hace poco gracias al trabajo de las dos partes; tanto de la parte técnica del Ayuntamiento como de los sindicatos. Éstos trabajaron mucho en el acuerdo, justificando todas las peticiones con el objetivo de llegar al convenio actual, que es el mejor contrato de Baleares, con una subida salarial del 15 %. Sin ir más lejos, se ha destinado al servicio de socorrismo de la localidad 1,6 millones de euros; es mucha inversión. Además, no es sólo esta subida salarial. También se han mejorado las condiciones laborales con la construcción de nuevas plataformas y casetas adaptadas a sus necesidades y nuevas lanchas, que son más rápidas, con las cuales podrán vigilar mejor las playas de Sant Josep.

—¿Asumirán el trabajo de vigilar el litoral para prevenir los fondeos ilegales sobre posidonia?

Exactamente. Ellos darán el aviso al Seprona cuando observen irregularidades en el mar; así quedó estipulado en el convenio que hemos podido llevar a cabo gracias a la ayuda de los fondos Next Generation, ya que estas lanchas están financiadas a través de estos fondos. Los socorristas ayudarán a controlar este fondeo porque ‘quién va vigilar mejor que ellos nuestra playas’. Esta semana ha empezado a operar el servicio de socorrismo en cinco playas de la localidad como son Platja d’en Bossa, Ses Salines, Cala Vadella, Platges de Comte y Cala Bassa y todo está funcionando muy bien, sin ningún incidente. Queremos que nuestras playas sigan siendo un referente. Sólo tienes que ver la calidad del agua. Es cierto que el temporal nos dio muy fuerte en el litoral a finales de septiembre y tuvimos que recoger una gran cantidad de posidonia que fue devuelta a las playas a finales del mes de octubre para proteger el sedimento del litoral de Sant Josep. Así que ahora mismo las playas están maravillosas.

—Es una pena que en agosto este agua se empiece a enturbiar debido al fondeo ilegal y la masificación.

—Sí, es una pena. Respecto al fondeo ilegal en las playas de Sant Josep, Ports de les Illes Balears aprobó la puesta en marcha de los dos parques de fondeos como son Porroig y Cala d’Hort. Sin embargo, no se puede llevar a cabo por un problema administrativo que ha habido en el Govern balear con el traspaso de poderes de Costas al Ejecutivo autonómico. Se duplicaron proyectos y ocasionó un error administrativo. Ahora tienen que dar un paso atrás y alcanzar un punto de entendimiento para volver a iniciar los trámites correctamente. Nosotros estamos esperando, cruzando los dedos, que esta situación se solucione. La parte buena es que el Ayuntamiento de Sant Josep tiene un proyecto de regulación de fondeos en Cala Vadella, que ya está presentado y proyectado para aprobarlo definitivamente. Respecto a la regulación en Porroig y Cala d’Hort habrá que esperar a que el Govern balear lo subsane lo antes posible. Ellos dicen que se darán prisa para que sea una realidad antes de temporada alta porque es una prioridad.

—Quedan pocas semanas para que empiece la temporada alta en Ibiza y su concejalía es de las más exigentes. Hace unas semanas se reunió con los concesionarios de playas para confirmar este buen funcionamiento en verano.

—Fue una reunión con mucha comunicación. Casi el 90 % de los presentes pidieron abrir las concesiones en Semana Santa, antes de lo habitual porque en estas fechas sólo se hacía de forma esporádica. No obstante, después de la reunión tuvimos un aluvión de peticiones y casi todos estaban preparados para abrir en Semana Santa. La ocupación de más del 65 % ha influido porque es una buena noticia. Es un buen índice que refleja el alargamiento de la temporada turística. Los propios concesionarios de playas se han animado a abrir antes y cerrar más tarde; a finales de octubre si el tiempo lo permite. También quiero agradecerles su valentía tras el temporal porque resistieron y sufrieron mucho los daños de este fenómeno.

—¿Incidió mucho durante la reunión sobre el cumplimiento del contrato teniendo en cuenta los expedientes abiertos el año pasado?

—Por supuesto. El año pasado llegamos a realizar hasta 118 inspecciones debido a las denuncias formales interpuestas por parte de los usuarios. Aunque se levantaron sólo 25 actas, se generaron 40 expedientes. Nosotros entendemos que los concesionarios de playas son una parte importante de nuestra economía porque vivimos de cara al mar y estos servicios se tienen que dar. Por eso, hemos hecho mucho hincapié en advertirles que durante toda la temporada tienen que cumplir la normativa porque nuestra línea de trabajo en las playas está adaptada a los pliegos firmados. Estamos abiertos a mejoras e ideas, pero estos pliegos, además de dar derechos, generan unas obligaciones, y la primera es cumplir con el contrato firmado. Nos hemos planteado concluir el contrato de aquellos explotadores reincidentes porque, al final, el objetivo del Ayuntamiento no es recaudatorio sino correctivo. No queremos recaudar dinero mediante penalizaciones, queremos corregir las malas prácticas. No obstante, creo que vamos por buen camino gracias a la comunicación mantenida. Al final el objetivo de todos es que los usuarios estén a gusto utilizando estas infraestructuras y noten las mejorías en las playas de la localidad. No e bonito ver cómo hablan mal en las redes de tu municipio.

—Otro de los problemas que sufre esta localidad es el riesgo de desprendimientos en algunos acantilados, como ocurrió en Porroig. ¿Cómo se acabó gestionando esta situación?

—En este caso Costas nos contestó que esto era labor del Ayuntamiento de Sant Josep, pero no es del todo cierto porque los terrenos son de dominio público marítimo-terrestre. La verdad es que el tema competencial es difícil de controlar. Por lo menos, la coordinación con Costas es buena y constante, aunque nos gustaría llegar a un punto común para resolver mucho antes los diferentes trámites. En el caso del acantilado de Porroig se eliminó una parte que era un voladizo que estaba enfrente del hotel de esta zona y, para ello, se llevó a cabo una comunicación directa con las fincas afectadas. Ahora mismo hay una ingeniera que está preparando un proyecto para estabilizar el acantilado por dentro de estas fincas. La concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento está pendiente de este proyecto que pronto se presentará. Se está elaborando con un geólogo experto y un especialista en trabajos en alturas se hará cargo de las cuatro fincas afectadas a la hora de eliminar el voladizo. Nosotros hemos limitado el acceso por los dos lados porque las casetas están sepultadas y no se puede recuperar nada. Además, hemos encargado unos carteles de zona peligrosa. Más no podemos hacer.

—Ha conseguido un hito presupuestario al lograr destinar más de cuatro millones en la mejora de las playas de Sant Josep.

—Ha costado mucho trabajo. Entre otras inversiones, se destinará 1, 8 millones en balizamientos, unos 800.000 en equipamientos y un millón en recursos, obras e inversiones de mejora. Hemos cambiado las plataformas de madera que ya estaban obsoletas y está todo nuevo y saneado. En Platges de Comte vamos a instalar una escalinat y tenemos más cosas pendientes porque nos gastaremos lo que tenemos. Estos tres años que me quedan seguiré mejorando cada rincón del municipio. También vamos a eliminar las estructuras de cemento y las colocaremos de madera, todo más rústico. Hemos quitado los elementos de las playas naturales para ganar más espacio y limitaremos los accesos a algunas zonas como las Platges de Comte.

—¿Se han planteado limitar el aforo a las playas más saturadas?

—Sí, lo estamos valorando. Hemos visto una aplicación de control de aforo y queremos crear esta plataforma para limitar el acceso a estas playas para los turistas. También tenemos otros proyectos que queremos ejecutar este verano como el cierre de accesos y la preservación del sistema dunar, que es el que nos asegura tener nuestras costas. Se hará en las Platges de Comte y en los accesos de Sal Rossa. No es normal que quieras acceder con el coche hasta la orilla del mar. También está previsto cerrar algunas calles de acceso a la bahía de Portmany porque había muchas agrupaciones de caravanas que destrozan los acantilados y destruyen las plantas endémicas. Estas personas no quieren estar en un sitio controlado sino enfrente del mar.

—¿Cree que deberían existir en Ibiza áreas para autocaravanas?

—Nosotros en Cala Bassa tenemos un parking legal donde pueden pernoctar, pero hay un número limitado. Hay una normativa de Baleares y del Consell que no permite la entrada de caravanas a la isla; algunas que entran son turísticas y hay otras que se han transformado en viviendas. Estas áreas no son la solución al problema de la vivienda porque no se pueden hacer guetos, no es la línea a seguir. Lo que hay que hacer es construir más casas VPO y dar más seguridad a los propietarios que alquilan sus viviendas porque se sienten indefensos a la hora de alquilar su casa. También la parte hotelera tiene su parte de culpa por eliminar muchas de la plazas que tenían reservadas para los trabajadores y convertirlas en elementos del hotel. No han pensado en el problema de la falta de empleados.