Luis Ballester, profesor e investigador de la UIB, durante un momento de su ponencia. | Moisés Copa

«El consumo de pornografía en Internet es un tema que nos preocupa mucho. Por eso llevamos a cabo jornadas, presentaciones y estudios para seguir avanzando en la prevención de estas conductas», señaló ayer la consellera de Bienestar Social, Familia e Igualdad, Carolina Escandell, antes del inicio del curso organizado por la Oficina de la Dona del Consell d’Eivissa. Un taller sobre acceso, consumo, producción e impactos de la pornografía en la adolescencia impartido en el Casal d’Igualtat por los investigadores y profesores de la Universitat de les Illes Balears (UIB) Luis Ballester y Sandra Sedano. El objetivo de estas tres jornadas, agregaron desde el Consell d’Eivissa, es analizar los peligros del fácil acceso a la pornografía a edades tempranas y cómo eso puede desarrollar conductas perjudiciales como favorecer los estereotipos de género o fomentar actitudes agresivas en el ámbito sexual.


El papel de los profesionales

En este sentido, Escandell destacó que es trabajo de todos los profesionales que están en contacto con los jóvenes prevenir estas conductas y erradicar las consecuencias de este consumo entre adolescentes. «Los ámbitos de socialización de los jóvenes son su entorno, sus centros educativos, su familia y, en cuarto lugar, está Internet. Un ámbito que no tiene ningún control por mucho que se apliquen controles parentales o se limiten las horas de utilización porque, al final, los contenidos siempre van más deprisa que los límites», lamentó Carolina Escandell durante este curso. En esta línea, indicó que los jóvenes reciben mensajes relacionados con la pornografía desde muy pequeños porque llegan sin ningún tipo de filtro.

Es por eso que, según señaló Escandell, la educación sexual en jóvenes es tan «importante». «La problemática es muy grande. Por este motivo es tan imprescindible el trabajo de los profesionales que trabajan con los jóvenes cada día», agregó, resaltando que asistieron a esta primera jornada cerca de 50 personas que trabajan en el ámbito de los Servicios Sociales, en el sector educativo y en el ámbito sanitario. «Todos ellos pueden detectar estos comportamientos y tratar las consecuencias de este consumo», apuntó, mientras Luis Ballester comenzaba a explicar el estudio sobre el consumo de pornografía y su impacto en la sexualidad de niños y adolescentes. En un primer momento habló sobre la evolución sociocultural de la sexualidad en España, explicando a los profesionales -la mayoría mujeres- que en 100 años se ha pasado de crear los primeros movimientos de debate sobre sexualidad, y un posterior descubrimiento físico, a enfocar el sexo como una liberación y, actualmente, a tener un acceso inmediato a pornografía en la red.


Vídeos de sexo 5G o porno IA

También subrayó que antes este consumo se realizaba a través de las revistas y el cine, y ahora se consumen vídeos de sexo 5G o porno IA. También, tal como adelantó Escandell, Ballester habló sobre los ámbitos de sociabilización actuales de los jóvenes, siendo Internet el que establece determinadas conductas sexuales. Además, trató la sexualidad normativa y sus distorsiones al hablar sobre la mercantilización de la vida íntima y la individualización. Al respecto, destacó algunos de los mercados como el mercado de las aplicaciones de citas, de la erótica, el negocio de la prostitución en la web o el mercado del cuerpo con la cirugía estética.

Para ello se basó en algunos criterios para definir la pornografía descritos en el libro ‘International Journal of Sexual Health’. En esta misma línea, durante esta primera jornada, también se abordó cómo el consumo de pornografía violenta se asocia significativamente con más comportamientos de agresión hacia la mujer en la pareja porque los cuerpos de las mujeres se ponen al servicio del deseo masculino en estos vídeos. Asimismo, este estudio determina que en la pornografía no hay muestra de «ningún consentimiento por parte de la mujer y no muestra el placer de todos los participantes». Además, establece, que el sexo seguro aparece en una proporción muy reducida.

Datos

Las tablas presentadas ayer por ambos investigadores de la UIB reflejaron la información recabada en más de 3.500 encuestas realizadas en Baleares a jóvenes de entre 13 y 18 años que asisten a 69 centros educativos diferentes entre colegios e institutos de las cuatro islas. En relación a las familias, fueron encuestadas más de 2.500 familias con hijos de 54 centros educativos diferentes de Baleares. De este estudio se extrae, teniendo en cuenta las variables sociodemográficas, que casi el 99 % de los menores de 15 años han consumido alguna vez sexting, que consiste en el envío de imágenes con contenido íntimo o de carácter sexual, y en el caso de jóvenes de 10 años un 93 %. Además, según este estudio, un 91,7 % de adolecentes miran pornografía regularmente y un 76,25 % miran pornografía hardcore: el 66 % son mujeres y el 84 % son hombres.

«Estos jóvenes no están preparados para conocer la diferencia entre la pornografía y una vida sexual sana y adulta. Lo que ven en una pantalla no tiene nada que ver con esto último porque este consumo desvirtúa las relaciones sanas y consentidas. Esta distorsión pervierte la vida en pareja y las relaciones adultas», añadió con preocupación la consellera de Bienestar Social, Familia e Igualdad. Escandell también aprovechó la jornada para solicitar leyes más contundentes contra el acceso a la pornografía en Internet porque la red es una «maquinaria que pasa por encima de todos y va a una gran velocidad». «Cuando la quieran regular ya será tarde. Por eso es tan importante la pedagogía por parte de estos profesionales. Nosotros seguiremos impulsando, como hasta hora, nuevas sesiones informativas y más campañas terapéuticas», concluyó Escandell