Estado de una de las zonas calcinadas de Citubo. | Toni Planells

A primera hora de la mañana de este miércoles no eran pocos los curiosos que se acercaban a    comprobar en primera persona el estado de la nave de Citubo que fue pasto de las llamas este martes a mediodía. Unos inmortalizaban el paisaje de la nave totalmente devorada por las llamas mientras los Bomberos aún trabajaban, mientras otros lamentaban el suceso. Todos comentaban el intenso olor a plástico quemado que persistía en el polígono de Can Frígoles.

Los Bomberos de Ibiza explicaron a Periódico de Ibiza y Formentera que este miércoles por la mañana aún tenían «tres o cuatro puntos calientes que todavía tenemos que acabar de sofocar para dar el incendio por extinguido», aseguraba Miguel Sevilla, jefe de los bomberos de Ibiza, antes de inspeccionar la nave con la autoescalera durante la mañana de este miércoles.

«Tras haber trabajado desde el primer momento, durante la noche dejamos un retén de cuatro bomberos y un vehículo contra incendios que se relevaron a las seis y media de la mañana», explicaba Sevilla antes de poner en marcha las labores de enfriamiento de la nave con agua y espuma.

«Usamos espuma de baja expansión para poder acceder entre el escombro y los metales y parece que ha quedado bastante bien», precisó el jefe de Bomberos respecto a la extinción definitiva del incendio de la nave.

Causas

«De momento lo único que parece estar claro es que tuvo origen en la parte exterior trasera de la nave», explicó    Sevilla con prudencia ya que, «todavía hay que acotar el punto del origen para, después, poder estudiar cuál fue la causa».

Visita

Durante la mañana de este miércoles, la nave siniestrada recibió la visita de las instituciones, tanto por parte del presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, como del alcalde de Sant Josep, Vicent Roig, así como del conseller de d’Empresa, Ocupació i Energia Alejandro Sáenz de San Pedro. Sáenz de San Pedro declaró que «hemos estado con la propiedad mostrándoles nuestro apoyo, también a las más de 40 familias de los trabajadores, para que todo pueda solucionarse de la manera más ágil posible».

Tristeza y futuro

«Tristes y jodidos». Así resumió Toni Palau, uno de los propietarios de Citubo, el estado de ánimo después del incendio que arrasó este pasado martes la nave de su negocio. «Lo único que nos consuela es que no haya habido ningún daño personal», añadía Palau sin dejar de lamentar que «el fuego arrasó absolutamente con todo; no ha dejado nada».

En cuanto a cómo se vivió el siniestro, Palau explicó a este rotativo que «yo no estaba en ese momento, pero parece que los empleados vieron humo en la parte trasera de la tienda y reaccionaron enseguida evacuando a todo el mundo y quitando todos los vehículos».

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«El material que tenemos es muy combustible y nuestros sistemas antiincendios no dieron abasto. Para cuando llegaron los bomberos, el fuego se había expandido tan rápido que ya no hubo nada que hacer; en prácticamente una hora y media se había quemado todo», afirmó el propietario.

De cara al futuro de su negocio, Palau asegura que «vamos a intentar levantarlo de nuevo; volver a comenzar desde cero», aunque reconoció que «es muy probable que tardemos un poco». En cuanto a los plazos para reabrir Citubo, Palau no se atreve a poner una fecha concreta. «Con todos los trámites, seguros, permisos y burocracias que hay que hacer es muy probable que se alargue bastante», aunque intuye que «dos o tres años no nos lo quita nadie: hay que demoler y volver a construir, tramitando todos los permisos necesarios y ejecutando las obras».

En este sentido, Palau admitió que «las autoridades se han acercado y nos han ofrecido su ayuda en todo lo que puedan y estamos muy agradecidos por ello», por lo que «es posible que puedan abreviar un poco los plazos, aunque todo comienza por los seguros y eso lleva sus propios tiempos».

Futuro de los empleados

«Tenemos 42 empleados y trataremos de mantenerlos todo el tiempo que podamos», explicó Palau, quien reconoció que «no podemos saber lo que pasará dentro de tres o cuatro meses y tal vez tengamos que estudiar la posibilidad de hacer un ERTE o lo que más convenga a los empleados». «Son 42 familias, 42 amigos, y es una verdadera putada; haremos todo lo posible por mantener a todos los que podamos», añadía Palau sin dejar de agradecer «todo el apoyo que estamos recibiendo por parte de políticos, amigos y clientes».

Entre los clientes a los que se refería Palau se encuentra José, que fue uno de los que se acercó durante la mañana de este miércoles a observar de primera mano el estado de «mi tienda favorita». «Ayer tenía que venir a cambiar unas brocas que me había comprado, pero lo dejé para hoy y mira», explicaba José, cliente del establecimiento.

José desea toda la suerte «a todos los empleados, que son todos unos máquinas, desde Diego de fontanería hasta Camilo pasando por todas las chicas de las cajas», además de esperar «que puedan volver a abrir pronto».

Vecinos

Entre las naves contiguas a la de Citubo, la peor parada fue la nave de coches de alquiler Record Go, situada al oeste, a sotavento de la nave siniestrada. Allí, durante la mañana de este miércoles, Paco de la Cruz, el responsable de la nave, se encontraba revisando el único vehículo de su nave devorado por las llamas del incendio de la nave vecina. «Lo vivimos con mucho miedo; hubo momentos de pánico, no creíamos que llegara a tanto, por muy eficaces que fueron los bomberos», explicaba Paco quien recordaba que «enseguida desalojamos la nave y menos mal que los bomberos lograron hacer una pantalla de protección porque temíamos que el fuego pudiera llegar a nuestros vehículos y depósitos».

«El calor era increíble: llegó a prenderse fuego una palmera y se fundió parte de la fachada», recordó Paco quien explicó que «pudimos retirar una buena parte de vehículos para facilitar el trabajo de los bomberos». Respecto al trabajo de los Bomberos, Paco no quiere dejar de subrayar que «se merecen un 10; pude ver cómo el humo se comía a uno de ellos mientras intentaba apagar el fuego».

La nave de Aves Chico, al este de la de Citubo, no se vio afectada por las llamas del incendio. Sin embargo, la empatía del personal con la desgracia de sus vecinos es total: «Da mucha pena todo lo que ha pasado; estamos todos muy tristes», admitía Sonia. «Menos mal que el viento soplaba hacia el otro lado y no nos afectó», explicaba mientras recordaba que «de todas maneras tuvimos que desalojar la nave y no pudimos trabajar en todo el día».

Respecto a la expectación que despertó el siniestro, Sonia aseguró que «la acera de enfrente parecía la grada del Bernabeu; se paraban los turistas con los niños y las maletas». «Menos mal que nadie sufrió heridas», se consolaba Sonia mientras su compañero, Carlos, recordaba que «los bomberos se engancharon a nuestros depósitos; todo el agua que pudieran usar era poca». «Ver el incendio era impresionante; desde aquí se veía una televisión ardiendo», concluyó Elena, que también trabaja en Aves Chico.