Sonia Sancho, ayer, en el plató de Bona nit Pitiüses de la TEF. | TEF

La semana pasada saltó a la luz pública el caso de Sonia Sancho, una auxiliar de enfermería ibicenca que se ha visto obligada a hacer las maletas y marcharse de la isla porque no encuentra una vivienda en la que ver crecer a su hijo de siete meses pese a tener una plaza fija en el Hospital Can Misses y un suelo de 1.800 euros netos al mes. «El problema de la vivienda nos ha llegado a asfixiar de tal manera que nos tenemos que marchar para darle una vida mejor a mi hijo. Echando cuentas, para un apartamento nos piden entre 1.500 y 1.800 euros. Y por un piso de dos habitaciones nos piden entre 2.000 y 2.500 euros y las cuentas no nos salen», explicó ayer Sancho en el programa Bona nit Pitiüses de la Televisió d’Eivissa i Formentera.

El 16 de septiembre a las 8 de la mañana, esta auxiliar de enfermería tiene que empezar a trabajar en el Hospital de Ciudad Real. Un traslado que pidió después de que su casero le subiera el alquiler del piso donde vivía con su pareja y su hijo. Ahora lo hacen en la vivienda de su madre.    Entre él (su pareja) y yo rondamos los 3.000 o 3.500 euros de ingresos, pero si me piden 2.000 o 2.500 euros me sobran mil para comer, pañales, gasolina, seguros y vivir. Hay meses que cobrando ese dineral no me llega. Y quedarme en Ibiza para malvivir... Es una pena que los jóvenes con trabajo no podamos optar a una vivienda digna», reflexionó Sonia Sancho.

Esta sanitaria asegura que, tras conocerse públicamente su caso, ha recibido ofertas de pisos de alquiler «por mil o 1.200 euros, pero yo no quiero dar pena.    Si una persona cobra 1.500 o 1.800 euros, un tercio debería ser para el alquiler. Hay mucha gente como yo, muchas personas que trabajan y no se pueden emancipar y vivir dignamente con un sueldo de 2.000 euros».

Sonia Sancho afirmó que llora «cada día» desde que tomó la decisión de marcharse de la isla que la visto nacer y crecer y donde también dio a luz a su hijo, Mateo. Sin embargo, en Ciudad Real «el alquiler de un piso de dos habitaciones es de 400 o 450 euros al mes. Todos los precios aquí están desorbitados, mientras que allí puedo ir a comprar y seguir viviendo».

La plaza de Sancho está considerada de difícil cobertura, por lo que a partir del mes de julio «cobraría 190 euros brutos más, que no me solucionan nada». Para esta auxiliar de enfemería, «lo que más me fastidia es que si yo no quiero ese piso de 2.000 euros al mes, lo cogerá otro. Y yo no quiero esa situación».

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Sonia Sancho aseguró que ha tenido que «hacer de tripas corazón» al tomar la decisión de abandonar la isla y que «el 80 %» de sus compañeras de trabajo están en la misma situación que ella. Mientras que el 20 % que no se plantean irse de Ibiza «es porque tienen la suerte de que tiene donde quedarse a vivir». «Mi madre es lo mejor que me ha pasado en la vida, pero es limpiadora y no tiene opción de darme una casa», añadió la auxiliar de enfermería.

Sancho consideró que a los políticos «les da igual que los jóvenes nos vayamos. A la vista está. Los sanitarios, los policías, los guardias civiles... todos huyen, nadie quiere venir a trabajar a Ibiza. ¿Qué destino tiene la isla? Solo habrá ricos y pobres».

Comprar una vivienda en Ibiza tampoco es una opción viable para esta trabajadora sanitaria.    «Para una VPO de Platja d’en Bossa del Ibavi me pedían 350.000 euros, mientras que el que me voy a comprar en Ciudad Real con 3 habitaciones, dos baños, piscina comunitaria y garaje vale 120.000 euros», señaló Sancho.   

La auxiliar de enfermería explica que al tener que pagar un alquiler tan elevado en Ibiza «no puedo ahorrar y nunca podré comprarme un piso. Yo no quiero ser pobre y darle una mala calidad de vida a mi hijo».

Sonia Sancho aseguró que pese a que en Ciudad Real cobrará un poco menos que en el Hospital Can Misses, entre 1.500 y1.600 euros, «allí soy rica con ese dinero, con un alquiler de 400 euros además del sueldo de mi novio».

Sancho aún no se ha marchado y ya piensa en volver. Antes, pero, «la situación de la vivienda tendrá que cambiar. Si cambia, volveré».