La diseñadora vallisoletana Natalia Martínez posó ayer en Santa Gertrudis para Periódico de Ibiza y Formentera mostrando algunas de sus creaciones | DANIEL ESPINOSA

El pasado 2 de mayo en torno a las 21.30 horas en el Recinto Ferial de Ibiza la vallisoletana Natalia Martínez fue elegida ganadora de la tercera edición de Futur Adlib, un concurso para jóvenes diseñadores organizado por el Consell d’Eivissa al amparo de la Pasarela Adlib. Su colección, de nombre Catalina, conquistó al jurado de esta edición compuesto por María Escoté, Luis Ferrer, Melania Piris, Tony Bonet, Paulo Ribeiro y Rebeca Miguel, por su creatividad, originalidad y capacidad para mezclar lo moderno con lo tradicional y lo ibicenco con el espíritu castellano de su Valladolid natal.

Sin embargo, a día de hoy, más de un mes después, la vida de Natalia apenas ha cambiado. Ella vino por primera a la isla vez en 2002, se quedó cuatro años, se marchó, y después regresó para quedarse hace cinco años y medio. Según explicó a Periódico de Ibiza y Formentera, más allá de haber empleado el dinero del premio para amortizar lo que invirtió en todos los gastos que conlleva hacer una colección, ella sigue trabajando impartiendo Terapias holísticas. De hecho, lamenta, con la sonrisa y el optimismo que siempre le acompaña en cada una de sus frases, que la mayor parte de la ropa de Catalina se encuentra acumulada en una habitación de la casa en la que está alquilada.

Incluso, va más allá. Asegura que después del subidón que supone ganar un premio tan importante como es el de Futur Adlib su vida ha vuelto a la más absoluta normalidad. Vive ahora un parón en el que analiza si dedicarse al mundo de la moda o seguir con su día a día y sus Terapias holísticas. «Me dedico a esto por convicción y porque siento que vine al mundo para hacerlo pero el mundo de la moda también me llena mucho y me encanta pero ahora mismo no se si es bueno que siga creando ropa para que se siga guardando en un armario de mi casa».

Por ello, y mientras sigue cosiendo por encargo, diseñando prendas para una amiga que las vende en el popular mercadillo de Las Dalias y completando pequeñas peticiones, como dos vestidos para una boda, la vallisoletana demanda mayores ayudas para que los jóvenes diseñadores puedan tener más visibilidad tras los concursos. Algo que, asegura, no es sólo una demanda suya. «Lo he comentado muchas veces con compañeras con las que he coincidido en desfiles y otros concursos y todas pensamos igual, es necesario un pequeño empujón para que las colecciones que se presentan no se acaben perdiendo en cajones o armarios».

En este sentido, la vallisoletana lamenta que mucha de esa ropa no pueda ser contemplada de cerca por la gente, algo que ya le han pedido. «Eso es lo que realmente me da pena, porque todas nosotras invertimos mucho dinero, tiempo y esfuerzo y al final da la sensación de todo lo que hacemos puede acabar cayendo en saco roto».

Varias ideas interesantes
Para solucionar todo esto Natalia Martínez ya tiene varias ideas en mente, todas muy interesantes. «Entre todas hemos hablado que se podría habilitar un local, se podría hacer un pequeño museo, organizar distintos showrooms para colecciones de jóvenes como se hace en Madrid o Barcelona o, incluso, dar ayudas económicas desde las administraciones a todas aquellas que quieran ser emprendedoras y montar su propia marca».

Sobre el lugar donde mostrar las creaciones, durante la conversación con la diseñadora vaillisoletana surgió un sitio que podría ser bastante atractivo, el centro de artesanía de Sa Pedrera, en Dalt Vila, junto a Sa Penya. «Sería magnífico porque es un lugar por el que pasa mucha gente, que tiene mucho turismo en determinadas épocas del año y porque creo que, por mi experiencia, la moda y la artesanía siempre se han llevado muy bien» concluyó Natalia.