Buscado durante dos años, investigado y relacionado con desapariciones
Juan Torres Serra esconde tras de sí múltiples incógnitas sin resolver. Foto: GERMÁN G. LAMA.

JOSE JAVIER MONERRI Juan Torres Serra fue llamado a comparecer ante la Audiencia momentos después de que hubiera algo más que una mirada entre él y el hombre que en mayo de 1998 le denunció por secuestrarle, ayer citado como testigo. El «Pirata», que fue condenado por ello a cinco años de cárcel, volvió a sentarse en el banquillo para responder de unos hechos similares que supuestamente ocurrieron dos años antes y de los que fue víctima un conocido de él y de la persona que dos años después relató prácticamente lo mismo a la Guardia Civil. Torres Serra, para hacerlo todo más coincidente, también se juega otros cinco años de cárcel aunque esta vez los cargos que se le imputan no son los de detención ilegal sino los de robo con fuerza. Ayer volvió a repetir que es inocente y a dejar caer entre líneas que está siendo objeto de un complot del que debe guardar silencio. Su abogado defensor en el caso juzgado ayer basó toda su estrategia en este sentido: «es la pregunta del millón. ¿Cuál es el objeto de todo esto»?, dijo.

El «Pirata», en esta ocasión, está acusado de llevarse a su «víctima» hasta sus dominios: la finca de Can Rotavella, lugar donde supuestamente se iba a levantar un poste de la luz. El denunciante, cuyo hermano llegó a trabajar con Torres Serra, afirmó que de pronto, el acusado, «un hombre al que conocía desde que éste era pequeño», sacó de unos matorrales un fusil de pesca cargado. Después -siempre según su versión- hizo que anduviera unos metros hasta llevarlo a un zulo en un bosque, sitio donde le ató de pies y manos en una hamaca. Más o menos el mismo relato que un año atrás contó a la Audiencia el panadero de Sant Antoni que dijo haber sufrido también un secuestro en el monte.