Una avería en el motor provocó el siniestro en el pesquero «Antonio Cid II», que se incendió el martes en aguas de Cala Rajada y se hundió por la noche después de arder durante varias horas, según confirmaron ayer en fuentes de la investigación. El cadáver del pescador fallecido, el senegalés Ibrahim Balde, de 40 años, será trasladado en las próximas horas a Algeciras, en donde tiene parte de su familia.

El pasado jueves el barco palangrero ya tuvo problemas y regresó a puerto. Se trata de un barco «marrajero» (de pesca de altura) que faena durante dos meses en el canal de Menorca, Cabrera y Eivissa y luego regresa a Carboneras, en Almería. El martes los pescadores notaron que fallaba la bomba de inyección y poco después, cuando llegaban a Cala Rajada, comenzó el incendio.

Junto al pesquero en llamas permanecieron durante todo el día la patrullera «Deva» de la Armada, una embarcación de la Guardia Civil, la lancha de Salvamento Marítimo «Cavall Bernat» y el remolcador «Remolcanosa Ochenta», además de un helicóptero del Ibanat que realizó algunas descargas de agua para sofocar el fuego. Por la noche, el incendio estaba prácticamente extinguido, pero el palangrero de Carboneras se partió por la mitad y se hundió. Ayer por la mañana el «Remolconasa» regresó al punto del naufragio y recogió los objetos que habían salido a la superficie y que podían constituir un peligro para otras embarcaciones. El «Antonio Cid II» zozobró a casi cinco millas al nordeste del faro de Capdepera, a muchos metros de profundidad. Las tareas de reflotamiento han quedado descartadas, ya que el pesquero quedó completamente devastado por las llamas y el coste de la operación de rescate sería elevadísimo.

Ayer al mediodía abandonaron la Isla casi todos los tripulantes que salieron prácticamente ilesos del incendio y que habían pasado la noche en un hotel de Cala Rajada. El patrón y el gerente permanecerán unos días en Mallorca. Familiares de los pescadores de Carboneras se desplazaron a Mallorca para estar junto a ellos en unos momentos tan difíciles y ayer a las 12.30 el grupo tomó un vuelo a la Península. Un portavoz de la cofradía de pescadores de Carboneras explicó que la noticia había causado la lógica consternación en aquel pueblo de Almería, de pocos habitantes y que vive exclusivamente del mar.