El terremoto que devastó al noroeste de India el viernes pasado adquirió contornos de verdadero cataclismo ayer martes cuando el ministro indio de Defensa, George Fernandes, estimó que el número de víctimas podría llegar a 100.000, cinco veces más que lo estimado hasta ahora. Si estas estimaciones del ministro indio resultaran exactas, este terremoto sería el más destructor de los tiempos modernos. El seísmo llegó a los 6'9 grados en la escala de Richter sergún los observatorios indios y a 7'9 según centros extranjeros.

Fernandes denunció la mala calidad de las construcciones y el no respeto de las normas de seguridad antisímicas. El titular de Defensa declaró que la legislación para mejorar la estructura de los edificios fue ignorada y las consecuencias de estas negligencias son desastrosas.

Por su parte, el ministro del Interior del Estado de Gujarat, Haren Padya, destacó que la cifra de 100.000 muertos era una «evaluación personal» de Fernandes y que él tomaba en consideración las estimaciones de su gobierno, que da cuenta de entre 15.000 y 20.000 víctimas fatales. «Nuestra estimación se funda en el número de cadáveres, el número de personas declaradas desaparecidas, así como en las informaciones de los hospitales y en el número de personas que estarían enterradas bajo los escombros», declaró.

En Ahmedabad, la capital de Gujarat, y en Bhuj, localidad cercana al epicentro del terremoto, los socorristas indios apoyados por equipos de especialistas extranjeros continuaron sus trabajos de búsqueda para tratar de ubicar sobrevivientes. La esperanza, cada vez más escasa, de encontrar supervivientes y los esfuerzos de los equipos de rescate se vieron ayer recompensados al encontrar con vida bajo los escombros a una mujer de 25 años y a su hijo de tan sólo 2 en la ciudad de Ahmedabad. En la población de Bhuj, un joven logró sobrevivir tras cuatro días bajo las ruinas.