El paradero del británico Jeffrey Hodgson, de 38 años de edad, sigue siendo una incógnita cuatro meses después de que desapareciera en Cala Llonga, justo cuando su familia procedía a hacer la inscripción en un establecimiento hotelero de la zona. Familiares del desaparecido han vuelto a desplazarse a la isla en una nueva intentona por conseguir pistas que posibiliten su localización. En los nuevos carteles que se están repartiendo en Eivissa, escritos tanto en castellano como en inglés, se ofrece una recompensa de mil libras esterlinas (unas 300.000 pesetas) por cualquier información que sirva para hallarle. Hodgson, que sufre problemas de deficiencia mental y epilepsia y al que se califica como una persona de «carácter amistoso, noble y confiado», desapareció el pasado 8 de julio. Éste huyó, al parecer, cuando descubrió que su lugar de vacaciones este año era Eivissa y no un punto de la Costa Blanca.

Su búsqueda se prolongó durante días de forma intensa tanto con medios públicos como privados, muchos de ellos unidos desinteresadamente. El rastreo contó también con la participación de helicópteros y equipos de perros. En Inglaterra, el caso ha levantado una oleada de solidaridad y apoyo a la familia de este turista.