El coche quedó completamente calcinado y apenas se podía distinguir su color o el número de matrícula. Foto: KIKE TABERNER

ÓSCAR DELGADO
La primera víctima mortal del año de las carreteras pitiusas ha tardado en llegar seis días. La noche de Reyes se cobró la vida de un albanés de 33 años identificado como D.M., quien perdió el control de su vehículo, un Saab de color oscuro con matrícula TV-893941, a unos 200 metros de la rotonda de acceso a Sant Antoni de Portmany, a la altura de sa Tanca. Testigos presenciales del accidente -ocurrido sobre las 5'30 horas de la madrugada del sábado- aseguraron a los agentes de la Policía Local allí desplazados y a los bomberos que el conductor circulaba a unos 200 kilómetros por hora antes de perder el control del vehículo e impactar de manera incontrolada con la alameda.

«Me ha adelantado por lo menos a 200 kilómetros por hora», aseguró un vecino de la localidad a un agente de los que intentaron reanimar sin éxito al accidentado instantes antes de que llegara la unidad de cuidados intensivos del 061. El Saab de D.M. impactó después de efectuar esa maniobra contra uno de los primeros árboles ubicados en el acceso a Sant Antoni. El primer impacto, según las fuentes consultadas, propició que el vehículo trazara movimientos bruscos en círculo llevándose por delante ramas, señales y otros objetos hasta que chocó de manera brusca contra un árbol que motivó que el hombre saliera despedido por la luna del coche.

La Policía Local acudió al lugar alertada por la llamada del vecino apuntado, que circulaba a esa hora por la misma carretera. Al llegar los agentes se detuvo una tercera persona que aseguró ser enfermera y que ayudó a los primeros a reanimar al herido con un equipo de primeros auxilios que portaba ella en su vehículo. Momentos después, el Saab 16 válvulas del albano ardió fruto de la gasolina derramada por el firme y de la alta temperatura del motor del coche. La ambulancia y los bomberos llegaron al lugar a las seis menos cuarto de la mañana. El médico intentó reanimar al accidentado por espacio de algo más de cuarenta minutos hasta que vio que los esfuerzos eran inútiles y certificó su fallecimiento.