La víctima dijo que el acusado le golpeó en estas escaleras a la salida del club. Foto:M.T.

«Fue una cuestión de amor. Él llegó con sus amigos cuando el otro estaba con la chica que él quería. Nos reímos cuando éste le dijo que si quería irse con ella tendría que ponerse perfume debajo de los sobacos. Luego salieron a la calle los dos pero fuera no vi lo que pasó». Este es el testimonio que recogió ayer la responsable del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez, contra un hombre acusado de apalear a un anciano con el que supuestamente tuvo una discusión en la madrugada del 23 de agosto de 2001 en un club de alterne de ses Figueretes.

Tanto el fiscal como la acusación particular piden ocho meses de cárcel e indemnizaciones que rondan los 2.000 euros para el sospechoso, quien en todo momento negó que hubiera golpeado a la víctima y que justificó todo a un desafortunado accidente en unas escaleras exteriores cuando la víctima, ofendida, según él, le siguió al exterior. Éste afirmó que el anciano perdió el equilibrio y rodó por los peldaños golpeándose momentos antes con un poste.

La versión de la víctima es bien distinta. El afectado, que esa noche acudió al club con otros dos amigos también de avanzada edad, terminó hospitalizado con cortes en la frente y en los labios, así como lesiones que le causaron problemas de artritis y de oído.

Según su declaración, instigado también por un responsable del local y por el portero, fue conminado a que saliera afuera para resolver sus diferencias con el acusado. «Yo no quería salir Soy un hombre muy mayor. Nada más empezar a bajar las escaleras me atacó y luego me cogió y me tiró contra el capó de un coche. Soñé como si me hubieran tirado por un barranco antes de perder el conocimiento», relató la víctima.

En este sentido, el informe forense describió que las lesiones que presentaba el afectado fueron ocasionadas por varios golpes y no por una única acción, sin poder concretarse si todo ello sobrevino como consecuencia de una agresión directa o si todo puede achacarse a una caída por las escaleras.